madrid
Actualizado:Desde que fue llamado a formar parte del régimen franquista hasta que murió nueve décadas después tras vivir y casi protagonizar los acontecimientos más tortuosos de España. La historia de Manuel Fraga salta a las tablas con un completo espectáculo en el que se huye del propagandismo.
¿Y si la historia más reciente de España se pudiera contar a través de un solo personaje? ¿Y si esa figura hubiera nacido hace 100 años y muerto hace una década? ¿Y si Manuel Fraga Iribarne es la persona escogida? Todos esos condicionantes han terminado materializándose en Iribarne, la obra que la dramaturga Esther F. Carrodeaguas, con dirección de Xavier Castiñeiras estrena en el Teatro Valle-Inclán de Madrid el 12 de octubre. Estas líneas están escritas bajo el ruido estruendoso de los aviones que días antes de la cita sobrevuelan la capital. Ellos ensayan su recorrido, en el escenario también hacen lo propio y aquí, justo en este momento, vemos a un Fraga condensado en unas pocas respuestas y casi tres horas de espectáculo.
La propuesta teatral condensada en "Iribarne" no es más ni menos que una suerte de biografía del que fue ministro franquista. ¿Cómo surgió la idea?
Somos una compañía gallega y Fraga siempre fue una figura muy presente en nuestra política. Yo nací en 1979 y él llegó a la presidencia en 1989, así que ha sido un personaje icónico para mí. Se nos ocurrió investigar sobre él y hacer la obra ya que el año pasado se cumplieron 100 años desde su nacimiento y 10 desde su muerte. Pensamos que el político había caído en un silencio brutal cuando sí que había ostentado una presencia política y mediática muy notable, sobre todo en Galicia.
"A través de Fraga, se puede recorrer el cambio que supuso para España el paso de la dictadura franquista a la democracia"
Al principio, la idea nos pareció una tontería. Más tarde vimos cómo, a través de Fraga, se puede recorrer el cambio que supuso para España el paso de la dictadura franquista a la democracia. La pieza teatral va de eso, de cómo se constituye la España en Transición. Nos acabamos dando cuenta de que Fraga había casi protagonizado muchísimos momentos históricos principales de la España más contemporánea.
¿Cuántas aristas tiene un personaje como Manuel Fraga Iribarne?
"Es un personaje muy camaleónico, que sabía adaptarse muy bien al momento"
He intentado documentarme sobre él durante dos años, y me he quedado corta. Tiene tantas aristas… Es un personaje muy camaleónico, que sabía adaptarse muy bien al momento y decir lo que la gente quería escuchar, aunque se contradijera con lo que había dicho el día anterior. Es un personaje que se te escapa. Parece que lo agarras y, de repente, lees otra cosa que consigue escaparse. Lo normal hubiera sido que alguien capaz de cambiar tanto de opinión no tuviera el apoyo del pueblo, pero él sí lo tuvo.
Usted es la encargada del texto de la obra y Xavier Castiñeira la dirige. ¿Qué es lo que más os sorprendió de la historia de una persona como Fraga?
Su espíritu de supervivencia política. Es la única persona que tuvo altos cargos desde los años 60 y que se mantuvo en el poder de una región hasta 2005, y siendo senador hasta 2021. Es increíble cómo consiguió hacerlo. Incluso gente que entró después de él en política se cayó por el camino.
¿Cuáles cree que son los principales aspectos de la vida y obra de Fraga más desconocidos por la sociedad?
Puede parecer que no es extraño ya que él era el ministro de Información y Turismo durante el franquismo, lo que se traducía en ser el ministro de propaganda, pero Fraga era una persona muy actualizada con el marketing del momento. Es capaz de hacer creer a la gente en la idea del reformismo, o en Galicia que él es un galleguista. Era capaz de gestionar los medios de comunicación de forma apabullante.
"Era capaz de gestionar los medios de comunicación de forma apabullante"
Por ejemplo, cuando llegó al Gobierno en Galicia, en 1989, en 1991 ya está haciendo un viaje oficial a Cuba, cuando un presidente autonómico no puede hacer viajes oficiales… Eso fue un bombazo. Siempre tuvo el marketing contemporáneo en la cabeza y supo gestionar de una forma muy moderna la política. Y es que siempre se le ve como un político, pero no como alguien que sabe de marketing y hará todo lo posible para vender su idea.
¿Fraga llegó a jugar un papel determinante por la democracia y no democracia en España?
"Pensaba que él sucedería a Franco, pensaba que era la mejor apuesta que existía"
Yo diría que tuvo un papel determinante sobre la Transición. Venía de ser ministro de Gobernación según murió Franco y, sin saberlo, se dirigía a ser jefe de la oposición desde 1982. Se ve en pequeños detalles, como veranear a 6,9 kilómetros del Pazo de Meirás, donde lo hacía el dictador. Pensaba que podría gobernar España mejor que Franco, estoy segura. Fraga estaba en el meollo de todo, en la historia e intrahistoria. Pensaba que él sucedería a Franco, pensaba que era la mejor apuesta que existía. No conseguirlo fue su primer gran fracaso.
¿Cuántos Fragas existieron a lo largo de la dictadura franquista?
Es difícil de responder porque cada día era capaz de decir una cosa diferente a lo que había dicho el día anterior. Yo creo que llevaba las cosas hasta sus límites, hasta donde se podía. Por ejemplo, con la Ley de Prensa de 1966: consiguió la mínima apertura del régimen para que el sector de la comunicación no se le echara encima. Es muy difícil saber lo que se le pasaba por la cabeza. Es decir, Fraga era tan camaleónico que solo sabemos lo que hacía, no lo que pensaba. Sucedió con la Ley de Prensa. Nada más aprobarla, ya empezó a multar a periodistas y cerrar periódicos, por eso es tan complicado saber qué pensaba de verdad.
¿Cuáles fueron sus grandes hazañas dentro del Gobierno del régimen y la Transición?
Como ministro gestionó la información pública de algunos de los fusilamientos que realizó el régimen y que sacó a la luz como se de suicidios se trataran. Ya no es tanto que él firmase las sentencias de muerte o no, sino que decidía cómo se daban a conocer los hechos. En resumidas cuentas, escondía al pueblo lo que hacía la dictadura.
Las únicas dos veces que España ha ganado el festival, en 1968 y 1969, lo ha hecho con Fraga como ministro
Su idea de europeizar España le llevó a tomar decisiones como promocionar el Camino de Santiago como conexión con Europa. También inauguró multitud de paradores nacionales. Y sus gestiones sobre Eurovisión. Las únicas dos veces que España ha ganado el festival, en 1968 y 1969, lo ha hecho con Fraga como ministro. Eso no es algo aleatorio. Ganar Eurovisión es una forma de que Europa entre en tu país al año siguiente. Tampoco hay que olvidar la reconversión económica de España hacia el turismo que, aunque ya había empezado antes de que él llegara al poder, la fomentó.
Cuando el franquismo fusiló al dirigente comunista Julián Grimau en 1963, Fraga se encargó de la campaña extranjera para desacreditar su figura. Luego, en cambio, sería considerado uno de los políticos aperturistas. ¿Qué pasaba ahí para ser considerado las dos cosas?
Este es un gran ejemplo de que es difícil saber qué pensaba en realidad. Fraga formaba parte de un Gobierno cuyas acciones políticas acepta, le gustasen más o menos. Ese espíritu de salvar España es lo que le lleva a comunicar de esa forma este fusilamiento, por ejemplo. España tenía que ser salvada de su verdad, había que salvar a España de la dictadura, y él lo intentaba a través de la comunicación.
En alguna de estas campañas sobre los fusilamientos, el Ministerio de Información llegó a repartir panfletos en las fronteras contando su versión de lo sucedido. "Que no se piensen en Europa que matamos gente", es lo que querían que la gente pensara.
Muchas personas le recuerdan bañándose en Palomares (Almería), en 1966, cuando dos aeronaves de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos colisionan en pleno vuelo y caen al agua cuatro bombas termonucleares. Es una imagen que, dentro de lo que cabe, muestra cercanía y seguridad. ¿Esto ha opacado su faceta como franquista?
Aquello fue otra estrategia de comunicación medida al milímetro. Fraga no se bañó inmediatamente después de caer las bombas, sino después de que la mujer del embajador americano, que había sido publicista en Pepsi Cola, le dijera que una fotografía de él bañándose borraría todas las demás. Y lo hizo una vez que se pensó que no había peligro. Estas cosas blanquean su faceta como franquista.
Pero esto de la imagen siempre lo ha hecho. Cuando sucedió el Prestige en las costas gallegas, igual. Apenas hay fotografías de Fraga enfangándose, porque eso sería una portada a nivel internacional. Hasta que la cosa no estuvo más o menos salvada, él no apareció para que pudiera salir victorioso.
Castiñeira y usted tuvieron claro que Manuel Fraga se merecía una obra así cuando se acercaron a la costa valenciana en su furgoneta. "Esa costa apisonada por un turismo de masas que no permite entrever la esencia de lo anterior", afirma. ¿A qué se refieren exactamente?
Estamos acostumbrados a irnos con la furgoneta por el norte y Portugal. Cantabria, Asturias, el País Vasco, lo conocemos muy bien, y nos faltaba el Mediterráneo. Pasamos de ver lugares y pueblos hogareños y encantadores a ciudades como Peñíscola, y nos explotó la cabeza. No sabíamos cuándo se habían construido los edificios que veíamos que coincidían con la época de Fraga como ministro de Turismo. Ahí nos dimos cuenta que, aunque Xavier y yo habíamos vivido el Fraga más gallego, había todo un camino anterior que apenas conocíamos.
¿Cómo acercar a las nuevas generaciones este tipo de personajes de la historia más reciente de su país?
Yo creo que una persona por debajo de los 30 años es difícil que sepa quién fue Fraga, la verdad. Nuestra apuesta va por ahí, por contar a los más jóvenes este trozo de su pasado. El elenco de la obra es muy joven, utilizamos música de Soffi Tuker, coreografías con un lenguaje muy actual y juvenil…
"Es una obra muy divertida si entras en el humor desde el que está confeccionada"
Desde el principio hicimos una apuesta consciente por adecuar el lenguaje, incluso el dramático, a las nuevas generaciones. Intentamos hacer un texto al ritmo de la música que escuchan, también desde lo popular. No queremos una obra vanguardista o experimental. Otra cosa es cómo lo tolerarán las personas más adultas [se ríe]. Yo creo que es una obra muy divertida si entras en el humor desde el que está confeccionada.
¿Qué dificultades han encontrado a la hora de montar esta obra?
La principal ha sido la cantidad de documentación que existe sobre Fraga. Cuando arrancamos con la obra no era consciente de ello y asumo que habrá fallos históricos en la pieza y diferentes puntos de vista sobre las cosas. Pronto me di cuenta que su vida daba para una trilogía, al igual que Iribarne está formada por tres partes y durará casi tres horas.
El tono desde el que hablarle al público es otra de las cuestiones que he tenido muy presente. No quería hacer un proyecto que pecase de propagandista, ser consciente de quién es el bueno y quién el malo y peligroso. En este caso fue muy difícil calibrar eso.
¿Por qué? ¿Por qué Fraga parecía el malo constantemente?
Como personas de izquierdas que somos y nos juntamos para hacer una obra de teatro, trabajamos desde nuestra superioridad moral, y resultaba difícil no juzgarlo siempre de forma negativa. He hecho un intento muy grande por empatizar y entender su punto de vista. Quiero que el público, al salir del teatro, dude, debata, se cuestione.
Por último, ¿por qué 'Iribarne' y no Fraga?
Iribarne es nuestro personaje, que no es Fraga. Es decir, no hay una dramaturgia realista ni ningún personaje que se caracterice de Fraga a nivel físico. Iribarne tiene como referencia a Fraga, pero no es él en sí mismo. Nos parecía interesante jugar con el apellido porque, en realidad, muchos personajes hacen de Fraga, por eso no es un biopic al uso. En la obra hay diferentes capas de lectura y nos interesó dejar claro desde el principio que eso que se ve en el escenario no es Fraga, sino nuestro Iribarne.
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