Entre la espada y la cruz; y la hoz y el martillo
Del creador de la Cheka...
Publicidad
Actualizado:
MOSCÚ.- El protagonista de Los disparos del cazador de Rafael Chirbes describe la vida de una persona como alguien que, a medio camino, trata de arrancarse la piel para dejar paso a otra nueva, sólo para descubrir que no puede y que los jirones le quedan colgando, golpeándole las piernas mientras trata de seguir adelante. Lo que vale para las personas podría decirse que también vale para los países.
Publicidad
“¿Considera necesario restaurar la estatua de Félix Dzerzhinski en la plaza Lubianka?”. A esta pregunta deberán probablemente responder los moscovitas dentro de un par meses. El KPRF ya ha comenzado la campaña en su página web con el lema “¡Una voluntad de hierro, una Rusia más fuerte!”. A pesar de que los politólogos dudan de que el KPRF sea capaz de recoger, con el verano de por medio, las firmas necesarias para la convocatoria de la consulta, la luz verde de la Mosgorduma ha desatado un nuevo debate sobre el siempre espinoso asunto de la memoria histórica en Rusia.
Del creador de la Cheka...
La figura de Félix Dzerzhinski (1877-1926) siempre ha estado rodeada de polémica en Rusia. De origen polaco y aristocrático, estuvo vinculado a varias organizaciones y partidos socialistas hasta que en 1917 se afilió al Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia-bolchevique (POSDR-b) tras su liberación de la prisión de Butyrka, a la que llegó tras pasar por varias cárceles zaristas en las que cumplió una dura condena impuesta en 1912. Su capacidad organizativa durante los años de clandestinidad hizo que el Consejo de Comisarios del Pueblo eligiese en 1917 a Dzerzhinski para organizar el Comité de Emergencia —más conocido por su acrónimo, Cheka—, posteriormente objeto de sucesivas restructuraciones a lo largo de su historia.
El problema para los rusos hoy es que por una parte está Felix Dzerzhinski, el personaje histórico, y Félix Dzerzhinski, el símbolo de los extensos servicios secretos, por la otra. En condición de tal, su estatua —una obra de Yevgueni Vuchetich, instalada en la plaza Lubianka en 1958— fue derribada por un grupo de manifestantes el 22 de agosto de 1991, un día después de que finalizase el fracasado golpe de Estado contra Mijaíl Gorbachov. Posteriormente, el monumento fue trasladado al llamado Muzeon, en Park Kultury, donde se formó un improvisado cementerio de desmanteladas estatuas soviéticas. En el año 2014 la estatua fue renovada y se retiraron las pintadas que los manifestantes escribieron en el pedestal veintitrés años atrás.
Publicidad
… al fundador del Kiev de Rus
El recurrente debate sobre el restablecimiento del monumento a Dzerzhinski coincide con otro más nuevo, pero en el que se mezclan los mismos ingredientes. La construcción de una enorme estatua dedicada al príncipe Vladímir (958-1015) es el otro foco de la polémica político-cultural de estos últimos meses.