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Disney El beso de 'Blancanieves' o cómo Disney sigue marcado por los estereotipos de sus clásicos

La polémica entorno al despertar de 'Blancanieves' ha abierto el debate sobre cómo los clásicos del gigante cinematográfico no encajan en un presente con un contexto social totalmente diferente.

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El beso del principe en la película 'Blancanieves'. — Disney

Madrid,

Disney ha marcado la infancia de millones de niños y jóvenes durante décadas y sigue haciéndolo actualmente. Sin embargo, la representación de sus películas ha calado de forma diferente en las distintas generaciones, ya que la empresa cinematográfica ha intentado adaptarse a la ola de algunos cambios sociales que ha experimentado la sociedad a través de los años. Disney ha procurado difuminar los roles de género en sus películas o introduciendo variedad racial en sus personajes.

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Y, aunque algunos cuentos son imborrables en la historia por más que los estereotipos que representen nos resulten incómodos en 2021, siguen estando ahí y forman parte del aprendizaje en la infancia de muchas personas. Ahora, Disney ha intentado remediarlo renegando de algunas películas míticas como Peter Pan, Dumbo o El Libro de la Selva, en los que al reproducirlas incluye un mensaje de advertencia: "Este programa incluye representaciones negativas y/o un mal tratamiento de personas o culturas. Estos estereotipos estaban equivocados entonces y lo están ahora".

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La polémica ha vuelto a surgir a raíz de la apertura de la atracción El deseo encantado de Blancanieves en parque temático de Disneyland en California, basada en la película Blancanieves y los siete enanitos, estrenada en 1937. En su interior se reproducen algunas escenas del film, entra ellas la del beso para despertar al personaje, que no ha gustado a muchos usuarios que la han calificado como "inapropiada".

La crítica más voraz proviene de las redactoras del periódico local de San Francisco SFGATE, Julie Tremaine y Kate Down, que dicen no entender el "por qué Disneyland en 2021 elegiría agregar una escena con ideas tan anticuadas de lo que un hombre puede hacer con una mujer". "Un beso que le da sin su consentimiento, mientras ella duerme, que no puede ser amor verdadero si solo una persona sabe que está sucediendo", escribían.

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La película de Blancanieves es, sin duda, una de las películas con más estereotipos de géneros negativos de la historia de Disney. El estudio La fémina Disney: análisis y evolución del personaje femenino en cuatro películas, publicado en la revista académica de la Universidad del Valle Sociedad y Economía, analiza el discurso peyorativo hacia las mujeres que se representa en la cinta, empezando por la protagonista: "La función en el relato de este personaje viene implícita en su estamento personal y social. Su pasividad, solamente olvidada para huir de una muerte cruel. Le convierte en un ser sin una función imperante y abocado a los designios de las causalidades de su entorno".

Sin embargo, el debate en redes sociales se ha creado entorno al consentimiento del beso, donde se ha abierto una disputa entre los que opinan que es un claro reflejo de abuso y entre lo que defienden dejar la película tal y como está y no tocar su historia. Lo cierto es que este caso de 'beso de amor verdadero' no es único afecto sin consentimientos que hay en los clásicos de Disney. Otro de los casos es el beso representado en La Bella Durmiente, cuando el príncipe besa a la princesa que esta sumida en un encantamiento para despertarla.

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Un cambio de rumbo

El paso de los años y la presión de una sociedad cada vez más crítica con los estereotipos del amor romántico, el rol que tradicionalmente se ha dado a las mujeres en cuentos y en la industria del cine y la falta de diversidad, ha hecho que el gigante Disney comience a cambiar el rumbo. Un ejemplo de ello es la versión del beso en Maléfica, la nueva historia de La Bella Durmiente, que trata la historia desde la perspectiva de "la mala del cuento", protagonizada por Angelina Jolie. En esta película, si bien el beso también se produce, es el afecto de la propia Maléfica arrepentida por la maldición que lanzó antaño la que acaba despertando a la princesa.

Otro caso parecido lo encontramos en una de las películas más taquillera de Disney, Frozen, donde la maldición de la princesa Anna acaba rota por el beso de su hermana Elsa, aunque en esta ocasión Disney no se atrevió a caracterizar a su protagonista como lesbiana, a pesar de una amplia campaña en este sentido. Los tiempos ya habían comenzado a cambiar. En 2001, el estreno de Shrek marcó una línea abismal con respecto a muchos de los estereotipos de género habituales en las historias infantiles. Creada por la firma DreamWorks (que posteriormente fue adquirida por Disney), el ogro no se ajustó al canon sexista clásico y despertó a la princesa Fiona sacudiéndola, obviando un beso no solicitado. 

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Las exigencias sociales del momento han marcado la forma de hacer cine, aunque también ha construido una visión de la realidad

El gigante cinematográfico ha querido dar la vuelta al significado de amor verdadero durante la creación de sus películas, así como ha ido rompiendo los estereotipos de géneros con los años. Desde esa polémica Blancanieves que limpia la casa de los "siete enanitos" hasta las últimas princesas como Vaiana, quien cruza el océano sola para salvar a su pueblo.

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Las exigencias sociales del momento han marcado la forma de hacer cine, aunque inversamente la forma de hacerlo también ha construido una visión de la realidad. A su vez, el cine es un instrumento muy poderoso en la infancia ya que, siguiendo la investigación de la Universidad de Sevilla 'Evolución de los estereotipos de género: análisis de la perspectiva crítica': "Disney se ha especializado en transmitir estereotipos, que - al dirigirse a un público infantil y juvenil- llegan a interiorizarse, debido principalmente a que se transmiten de forma velada, son mensajes implícitos en historias hermosas y entrañables que han formado parte de la infancia de las últimas generaciones".

La crítica sobre algunos clásicos va dirigida hacia la arcaica visión de la realidad reproducen y que, si bien su representación suponía un problema en el año en el que se estrenaron, lo supone también reiterar su mensaje en un contexto en el que la visión pública de ellos ya no es aceptada. Sin embargo, el debate ante cómo debemos tratar su contenido aún es un campo abierto ¿Basta con no reiterar los mismo roles y estereotipos en el cine actual o hay que eliminar el discurso peyorativo de las películas de otras generaciones?

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