'Daredevil', la serie nacida para redimir superhéroes en televisión
Un villano a la altura
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MADRID.- Oscura y adulta. Así se presenta y desarrolla Daredevil, la ficción creada por Drew Goddard que es a las series de televisión lo que El Caballero Oscuro fue al cine. Este Daredevil tiene más que ver con la visión oscura y profunda que Jeph Loeb (implicado en la producción), Frank Miller y Brian Michael Bendis le han dado al personaje creado por Stan Lee y Bill Everet a mediados de los sesenta que con ese universo Marvel tricolor del que habla Steven S. DeKnight.
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Renovada para una segunda temporada, que no llegará hasta abril, la serie protagonizada por un inmenso e intenso Charlie Cox rompe con muchos de los vicios que el género acarrea desde hace décadas. Su atractivo y su éxito se basan precisamente en eso. Aquí los personajes femeninos no son meras comparsas del héroe o del villano, sino que tienen entidad propia, han sido creados desde el respeto y dibujados como personajes de peso en la trama. “Me encanta escribir personajes femeninos”, reconoce DeKnight. Y eso se nota en la pantalla.
Charlie Cox encarna al abogado ciego que por las noches cambia lo toga por un ajustado traje encarnado con cuernos para combatir el crimen de su adorada y turbia Hell’s Kitchen
Aún así, dar con el casting fue una de las partes más difíciles del proceso de producción de la serie. Charlie Cox, al que recientemente se le pudo ver en La teoría del todo, fue el elegido para encarnar a este héroe poco usual. Un abogado ciego que por las noches cambia lo toga por un ajustado traje encarnado con cuernos para combatir el crimen de su adorada y turbia Hell’s Kitchen. Durante 13 episodios el espectador contempla la evolución del personaje, cómo Matt Murdock se convirtió en Daredevil.
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Deborah Ann Woll (Karen Page en la ficción) y Rosario Dawson (Claire Temple), rompen con el arquetipo de chicas monas y cargantes que rodean al héroe
El héroe no está solo en su carrera contra el crimen. El elenco que lo rodea le ayuda a sobresalir. Ellas, Deborah Ann Woll (Karen Page en la ficción) y Rosario Dawson (Claire Temple), rompen con el arquetipo de chicas monas y cargantes que rodean al héroe (échese un vistazo a Arrow o The Flash, de las que solo Felicity podría salvarse). El sidekick es el gordito gracioso, Elden Helson, pero también algo más. Es quien se encarga de ponerle los puntos sobre las íes al héroe y no se limita a estar ahí para apoyarle en todo. Tiene su propia vida y su propia filosofía. Y todos ellos tienen sus propias luces y sombras. Son los buenos, pero a veces no actúan conforme a lo que marcan la ética y la moral.
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Un villano a la altura
Eso en el bando del superhéroe. El del villano es tan atractivo o más. A la cabeza se encuentra un Vincent D’Onofrio casi irreconocible sin pelo y más kilos de los habituales como Wilson Fisk. Un villano con una intrahistoria que hace que el espectador no solo pueda llegar a entender sus motivaciones sino que incluso empatice con él por momentos. Algo que permite, según el showrunner de Daredevil, el hecho de tener trece horas para contar una historia. En el cine es imposible dedicar tanto tiempo a construir el personaje del antagonista. Aquí, con algún capítulo en el que Matt Murdock desaparece para dejarle paso, no solo se profundiza en su historia y en sus motivaciones, en lo que le hace ser cómo es, sino que se le presta atención también a su séquito, compuesto por su propio sidekick, Toby Leonard Moore como James Wesley, y su chica, Ayelet Zurer como Vanessa.
Steven S. DeKnight: "En la cabeza de Wilson Fisk no es un villano, es un héroe”
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Del primero, D’Onofrio, DeKnight dice que no habría habido mejor actor para encarnar a Fisk, personaje al que “queríamos hacer humano. En su cabeza no es un villano, es un héroe”. Es la otra cara de la moneda. Porque en el fondo, y ahí reside parte del dilema moral que plantea Daredevil, Matt Murdock y Wilson Fisk tienen dos formas de ver el mundo, dos maneras de actuar, pero un mismo objetivo: salvar Hell’s Kitchen.
Oscuridad para adultos
Aunque a DeKnight le da cierto reparo que les comparen con la Daredevil de Ben Affleck, lo cierto es que el fantasma de su fracaso tanto en taquilla como creativo está ahí. Un fantasma que se convierte en humo simplemente con los primeros minutos de la serie de Goddard. No tienen nada que ver. Superado ese escollo prejuicioso, solo queda disfrutar de una serie adulta, con una atmósfera asfixiante, oscura, unos personajes ricos en matices, un casting sobresaliente, una ambientación impecable que, como bien señala su productor, retrotrae al espectador a la Nueva York del cine de los setenta, y cierto aire de redención que planea sobre cada capítulo