Este artículo se publicó hace 14 años.
La crisis amenaza el Chillida-Leku
El museo anuncia su cierre a partir del próximo 1 de enero si no logra un acuerdo institucional que garantice su futuro
El futuro del Museo Chillida-Leku pende de un acuerdo interinstitucional. El centro que soñó el artista Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002) está sumido en la crisis diez años después de su apertura. Sus dificultades eran conocidas desde hace meses, pero la alarma saltó ayer por la mañana, cuando el Museo anunció su cierre al público a partir del próximo 1 de enero.
"Esta decisión ha sido motivada por la situación de déficit recurrente que padece el museo y que se ha visto agravada por al crisis económica general, disparando las cifras deficitarias", explicó en un comunicado, que concluía tendiendo la mano a las instituciones para buscar una solución de rescate que asegure su futuro.
El Gobierno vasco, la Diputación y Donostia se ofrecen a salvar este espacio
Todo no está perdido. Al menos, el Ayuntamiento de San Sebastián, la Diputación de Guipúzcoa y el Gobierno vasco respondieron a esa llamada y se comprometieron a seguir buscando con "discreción" un acuerdo con la familia del artista guipuzcoano.
Las instituciones plantean un cambio del modelo en la gestión de Chillida-Leku que se sustente básicamente en otra fórmula de financiación y un control compartido del patrimonio del centro entre las administraciones y la familia. Hasta ahora, al menos, esta ha preferido mantener el pleno control del museo y depender de algunas subvenciones.
Horizonte oscuroPlantean a la familia del artista compartir la gestión del patrimonio
Este es el negro presente del espacio que un día soñó Chillida para que su prolífica obra estuviera permanentemente expuesta a los ojos de cualquiera. Durante diez años, 810.000 visitantes han podido disfrutar en el jardín de 12 hectáreas, entre hayas y robles, de más de 40 esculturas; en el auditorio, de sus imágenes, y en el caserío Zabalaga, de obras de menor formato realizadas en acero, alabastro, granito, terracota, yeso, madera o papel. Las puertas a todo ello se cerrarán el 1 de enero definitivamente si un acuerdo interinstitucional no lo remedia.
El Departamento vasco de Cultura ha elaborado para ello un informe técnico, en manos ya de la Dirección del Museo, en el que le plantea definir un marco de colaboración basado en la posibilidad de "compartir" la gestión de "la propiedad patrimonial".
La diputada de Cultura de Guipúzcoa, María Jesús Aranburu, también confía en que la negociación con la familia del artista acabe bien. "Espero que el museo y la obra de Eduardo siga presente en nuestra vida social", manifestó.
El alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, apostó por constituir una mesa de trabajo con "carácter inmediato" entre todas las instituciones y buscar una solución para Chillida- Leku "desde la base de un cambio de modelo de gestión". Elorza cree además que las instituciones vascas deben clarificar de forma coordinada una estrategia cultural porque, a su juicio, no pueden plantearse grandes inversiones, como el Guggenheim dos en Vizcaya, mientras otros centros "malviven con ayudas".
En sus contactos con las instituciones, la familia del artista guipuzcoano ha planteado precisamente la necesidad de ampliar Chillida-Leku para acoger nuevas exposiciones temporales de otros artistas y atraer así a más visitantes. El pasado septiembre, Luis Chillida, director del Museo e hijo del artista, ya reveló que en varias ocasiones les habían ofrecido exponer obras de artistas como Miró y Tàpies, pero que, finalmente, tuvieron que rechazarlas por falta de espacio en el caserío Zabalaga. Así, lo único seguro hoy es que el Museo se enfrenta a un ERE, que afectará a una veintena de trabajadores, y a su cierre.
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