Coldplay y Alejandro Sanz apuestan por giras sostenibles, ¿puede un tour ser ecológico?
El estrellato se conciencia y surgen las dudas: ¿compromiso o postureo? Nos preguntamos si es compatible subir a cientos de escenarios a lo largo y ancho del globo, congregar a millones de personas y conseguir no dejar huella ecológica.
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madrid,
¿Compromiso o postureo? Las recientes declaraciones de Alejandro Sanz en las que aseguraba que su próxima gira será de "emisión cero", unidas a aquellas otras en las que Chris Martin, líder de la banda británica Coldplay, reconocía ante un periodista de la BBC que se estaban “tomando un tiempo” y que no tenían pensado volver a dar una gira a menos que esta pueda ser “activamente beneficiosa” para el medio ambiente, evidencian por un lado una encomiable preocupación por la sostenibilidad y, por otro, arrojan serias dudas sobre si son compatibles los rigores de una exitosa carrera musical a nivel internacional con el necesario compromiso con el medioambiente.
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En concreto, Martin hizo hincapié en el “impacto positivo” para la naturaleza que debía tener su próxima gira mundial. ¿Es esto posible?, ¿se tiró el pisto el bueno de Martin?, ¿se puede uno subir a cientos de escenarios de cuatro continentes durante varios años, congregar a cientos de miles de personas en apenas unas horas y conseguir no dejar huella ecológica? Nos ha sido imposible interrogar a Sanz o Martin sobre estas cuestiones, recogemos en su defecto una de las máximas que tuvo a bien deslizar el vocalista británico en la entrevista referida: "Si has tenido el privilegio de viajar por el mundo, sabes que todos somos del mismo lugar".
En efecto, todos somos del mismo lugar, incluido Martin. Vecinos de un planeta que no pasa por su mejor momento y en el que la emergencia climática ha irrumpido con fuerza en el debate público. No es para menos, los indicadores climáticos son poco halagüeños y de seguir por esta senda terminaremos silbando las melifluas tonadas de Alejandro Sanz o Coldplay a 40 grados centígrados o con el agua al cuello. Lo sabe bien Eugenio Calderón, fundador de la organización Light Humanity, dedicada a combatir la pobreza energética y el cambio climático.
“La mayor parte de la huella ecológica de estos conciertos no es tanto la energía que se consume durante el espectáculo, sino el desplazamiento del equipo y la producción de la gira”, apunta Calderón. En efecto, el show ambulante de luz y color que este tipo de bandas moviliza a lo ancho y largo del mundo tiene unas contrapartidas ambientales para nada desdeñables: “Para organizar una gira mundial tienes que viajar en avión y la huella asociada a los aviones es bastante alta, sin ir más lejos un viaje transoceánico puede tener un impacto de 1.200 kilos de CO2 por pasajero”.
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Mal asunto. Parece que se acabó lo de entregarse a las multitudes allende los mares. Se impone, por tanto, reducir las escalas del periplo, optar por una versión más comedida del tour en cuestión. Si el Viva la Vida posibilitó que más de 3 millones de personas de cinco continentes pudieran presenciar las contorsiones de Martin en directo, ahora –siendo rigurosos– los británicos deberían reducir y mucho sus bolos: “Se puede reducir la huella ecológica en el transporte, por ejemplo organizando una gira sólo por Europa en lugar de por el mundo y viajar, además en tren, que tiene menos impacto”.
Y si lo de bajarle un pistón a las giras es mucho pedir, siempre queda compensar el destrozo: “Una de las cosas que se puede hacer para reducir la huella es hacer una reforestación de bosques autóctonos. No vale cualquier bosque tiene que ser una zona que pueda absorber durante años todo el CO2 que se ha emitido”. Pero no dejan de ser tiritas medioambientales, un modus operandi que echa mano del mejor que nada para, de forma indirecta, apuntarse un tanto ecológico de cara a sus seguidores.
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A José Luis Morán, precursor junto a su hermano Miguel del Festival Internacional de Benicàssim (FIB), la posibilidad de girar a nivel internacional sin huella ecológica se le antoja ilusoria: “Hacer una gira sostenible como apuntan ahora estas grandes estrellas es irreal, salvo que crucen el Atlántico en velero”. Ahora bien, no duda de las buenas intenciones de estos artistas: “Estoy convencido de que tanto Alejandro Sanz como Chris Martin tengan una preocupación real por preservar nuestro ecosistema, si bien lo que plantean es irrealizable, el hecho de que lo digan ya supone un altavoz tan importante que pueden generar cambios en la gente”.