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Coixet: "No sabemos qué batalla es 'nuestro Prestige' porque hay mil"

La directora y tres voluntarios que ayudaron a limpiar las costas de Galicia conversan sobre la catástrofe 10 años después, a propósito del documental 'Marea Blanca'

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El primer 15-M nació de una marea blanca. Fue hace diez años, cuando 300.000 voluntarios viajaron a la zona de la catástrofe del Prestige a contrarrestar el negro de las costas con el blanco de sus prendas de trabajo, limpiando las toneladas de chapapote que la irresponsabilidad había dejado.

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Entonces, desde el Gobierno de José María Aznar, en el que Mariano Rajoy ocupaba la vicepresidencia y donde Miguel Arias Cañete era también ministro de Agricultura, se negó la magnitud de la tragedia y se envió un claro mensaje a las conciencias de los que se llevaban las manos a la cabeza al ver tal desastre medioambiental: estaban solos. Si querían volver a ver las playas como estaban tendrían que poner ellos la solución. Y respondieron. Se arremangaron y codo con codo limpiaron el 90% del litoral. Gente de todas las comunidades y de otros países hicieron una meridiana demostración de que es posible cambiar las cosas.

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Una década más tarde, Isabel Coixet ha querido poner voz a esa fuerza ciudadana con Marea Blanca, un documental esponsorizado por la plataforma 'Save the beach' de la cervecera Coronita y que rinde homenaje a los integrantes de la cara B del desastre a través del testimonio de algunos de ellos. Soledad Méndez, una extremeña que, fruto de una relación con otro de los voluntarios, tuvo en Galicia a su primera hija, Alegría Fisterra ('Alegría', era el grito de guerra en las playas cuando escaseaban los ánimos, según cuenta la madre), y decidió quedarse allí a vivir, junto a la catalana Nuria Blanco y el gallego Nacho Castro, un matrimonio surgido de aquel voluntariado, reciben a Público.es en los Cines Callao de Madrid. También la directora del documental que a partir de este martes, Día Mundial del Medioambiente, puede descargarse en la página web 'Corona Save the beach'.

¿Qué os movió a coger la mochila y viajar a Galicia?

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Soledad Méndez: A mí me movió la necesidad de la gente gallega que, sin ningún tipo de recurso, sale a su casa a limpiar con lo primero que tienen y a quitar toda esa mierda que está enfrente de su casa. Vi imágenes grabadas por la propia gente que estaba allí, me identifiqué con ellos y dije: 'Yo tengo que estar allí, tengo que echar una mano en lo que pueda'.

Nuria Blanco: Yo tuve un sentimiento a nivel personal, a nivel de ciudadano, de desamparo. Eso lo recuerdo perfectamente. Me dí cuenta de que el Estado no estaba ahí para ayudar al ciudadano. En aquel momento dejó al pueblo gallego absolutamente abandonado. Me movió el dolor, la rabia por la manipulación informativa de aquel momento. Los hilillos de plastilina, etc., etc... Y que no nos llegaba la información, nos llegaba por otros medios.

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Nacho Castro: Yo ya estaba. Soy de Muxia, de la Costa da Morte. Pero había sido 10 años voluntario, no era nada ajeno al tema del voluntariado, aunque me considero a día de hoy un voluntario forzoso. A mí me obligó la situación a formar parte de aquella historia en primera línea, pero había que hacerlo, como tuvieron que hacerlo ellas y moverse en un caso 1.200 kilómetros y en otro 800.

 
¿Tiene algo de 15-M esa marea blanca?

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Isabel Coixet: Yo creo que la marea blanca sí recoge las pruebas de que cuando la gente se une para hacer algo lo consigue. El movimiento voluntario realmente consiguió limpiar las playas de Galicia de chapapote. Si no hubiera habido ese movimiento las playas todavía estarían llenas de chapapote y eso es algo que reconocen desde las autoridades, hasta los pescadores, la gente de los pueblos.

Nacho Castro: Es lo que me queda más claro de esta historia, me moriré con eso. Con esa catástrofe, con el movimiento social, surge el germen de algo que aún tiene consecuencias hoy en día. Yo veo un nexo directo entre lo que pasó por la guerra de Irak en 2003, que está claramente provocado por el Prestige, y lo que esta pasando hoy en Sol. Creó conciencia, no sólo a nivel local y estatal. Traspasó fronteras.

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Nuria Blanco: Allí nos dimos cuenta de que sí se puede, de que el pueblo es el que tiene que decidir su futuro.Tomé conciencia de ciudadana y de que el pueblo unido puede con todo. Y sí, ahora el chapapote que nos está invadiendo a todos: prima de riesgo, mercados, etc., etc., es mucho más pringoso que aquel. Pero estoy convencida de que si queremos podemos. Si en lugar de ser 2.000 o 20.000, somos dos millones, lo podemos conseguir. Estoy absolutamente convencida.

Pero es mucho más complicado limpiar el sistema que las playas...

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Isabel Coixet: Claro, mucho más. Hay tantas cosas que estamos todos perdidos. No sabemos qué batalla es 'nuestro Prestige' porque hay mil 'Prestiges'. Pero tenemos que ir escogiendo pequeñas batallas. Es como cuando vas a terapia y te dicen '¡Uy...!' y empiezas a encadenar todos tus problemas. No, el terapeuta te dice: 'No, paso a paso. A ver el primero, cuál es'. Ya se está intentando, pero claro, es que no sabemos por donde empezar, ni el 15-M, ni nuestros políticos, ni nuestra oposición, ni nuestras fuerzas vivas, ni nadie.

¿Cómo recordáis la respuesta del Gobierno ante la catástrofe?

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Nacho Castro: Yo creo que la catástrofe fue inevitable, el barco navegaba en un temporal tremendo. Era un petrolero que tenía que entregar la carga a tal día a tal hora. Cada día que se pasaba de la fecha de entrega costaba pasta. Es nuestro modelo de vida el que provoca todo este tipo de accidentes y de catástrofes. Es el sistema energético que estamos utilizando, somos unos despilfarradores diarios de energía... Y, o cambiamos el modelo, o está claro que nos vamos al garete.

Nuria Blanco: Perdón, dice que fue inevitable. Yo sé que fue muy complicado porque hubo olas de siete y ocho metros, pero al barco se le echó del puerto de La Coruña porque el señor alcalde no lo quiso. Si el barco hubiera llegado allí... Desde el principio se pudieron hacer las cosas de otra manera.

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Isabel Coixet: Tengo que decir que en ese momento yo no estaba en España, estaba en Argentina. De hecho, ahora he aprendido muchas más cosas de lo que se hizo que en su momento. Pero, claro, no podemos olvidar que la persona que ahora es el presidente del Gobierno era un señor que dijo que había unos hilillos de plastilina y fue el primero que negó la tragedia.

También volvemos a tener el mismo ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación. ¿Es desmemoria?

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Nuria Blanco: Volvemos a cometer los mismos errores. Hundieron el Prestige y nos están hundiendo a todos. Son los mismos, son los de las playas esplendorosas, los de los hilillos de plastilina. Este país no tiene memoria. No puede tener memoria reciente cuando carece de memoria histórica. Eso es básico.

Soledad Méndez: Por eso es tan importante la memoria de lo que ha sucedido. Porque a lo mejor nuestra generación va a poder hacer poco, pero las generaciones que vienen detrás son las que tienen la llave.

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Isabel Coixet: Yo creo que es algo que han hecho todos los políticos que tenemos: negar las cosas. Tienen tanto miedo a perder el poder que niegan la realidad. Zapatero negó la crisis... Ese negar las cosas, no reconocerlas... es que ahí vamos mal.

¿Debe el cine hablar de política?

Isabel Coixet: No lo sé, sinceramente. Yo creo que estamos viviendo un momento en el que el cine ha perdido un peso fundamental de influencia en la conducta de la gente. Creo que se ha producido una diferencia brutal respecto a otras generaciones anteriores e incluso las películas pretendidamente políticas, al final, no sé si son muy efectivas. Eso no quiere decir que haya que dejar de hacerlas. Pero estoy un poco... Creo que también todos los cineastas no sabemos muy bien cómo retratar el mundo en el que estamos.

Hay quien dice que su documental sobre Garzón es tendencioso...

Isabel Coixet: Y claro que es tendencioso, yo nunca lo he ocultado. Tanto Manuel Rivas (que entrevista al magistrado) como yo creíamos, creemos y seguiremos creyendo en la inocencia de Garzón, por muchos errores formales... por muchas cosas que todos estos leguleyos que nunca se han mojado en nada en sus vidas critiquen... Es que me da igual. Yo en mi ingenuidad creí que el documental ayudaría a que hubiera una especie de clamor popular que dijera 'Pero a este hombre no lo juzguen, con la de chorizos que tenemos aquí'. Él no, él veía venir lo que iba a pasar. Luego lo he ido enseñando a todas las televisiones y, salvo Canal +, ninguna lo ha querido, ni con el Goya, ni nada.

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