Este artículo se publicó hace 16 años.
El cofre del tesoro es de papel y plástico
La memoria infantil se hace un hueco con la publicación del libro de recuerdos de Óscar Lombana
Los hijos de la abundancia ya no tienen espacio para su memoria. Cada vez menos espacio para guardar, cada vez más cosas para almacenar. Los hijos de la abundancia capitalista han dejado una hueste de objetos, como una babilla infantil que arrastran a su paso por la madurez.
Óscar Lombana ha compilado esos recuerdos que chorrean por los cuatro costados de la nostalgia en el libro Papel y plástico (Astiberri), donde resuelve dos años de trabajo de detective con gabardina siguiendo la pista a juegos y juguetes, libros, revistas, cómics, helados, ordenadores, muñecos, pegatinas, bollos de chocolate y casetes de Parchís, entre tantas otras cosas.
El libro se presenta como un cofre del tesoro en el que ha quedado guardado todo eso que ha ido desapareciendo de nuestras vidas, limpieza tras limpieza, pero sigue ahí. Un ejercicio de nostalgia propio de una generación apegada al objeto y al merchandaising: "Nuestros padres no podían comprar una figurita de Bogart al salir de una de sus pelis, pero nosotros salimos de La guerra de las galaxias y compramos todos los personajes", explica Óscar Lombana. "El germen del libro fue devolver el favor a todas aquellas editoriales que nos llenaron las manos de ilusión. Estaba en deuda con ellas", explica el autor, "además, necesitaba encontrarme y ordenar todos esos recuerdos". Una buena excusa para recrearse en aquellos maravillosos años.
Recuerdo tantos logos
Dice Gilles Lipovetsky en La sociedad de la decepción (Anagrama), que la entidad que promete la felicidad del ciudadano no es la democracia, sino el capitalismo consumista. El mercado ha progresado tanto que lo mismo cuenta para nuestra nostalgia el logo de Phoskitos, el Auto-Cross, el PetaZeta o el CinExin, que un álbum de fotos familiares o las cartas del primer amor.
El mercado ha conseguido transformar los productos en sentimientos. Por eso para el sociólogo francés "el momento actual se caracteriza por la desmitificación del futuro", en una previsión sobre el aumento del malestar porque nada es como antes, porque nada es como lo prometido.
Si me dices ven
"La cosa empezó porque quería recoger las cosas agradables de aquella época. Pero como no soy nada acumulador he molestado a amigos, conocidos, he perseguido productos en el Museo de la Historia del Juguete de San Feliú de Guixols, donde encontré bastante material", y así dos años de su vida. Óscar es diseñador gráfico y pidió una excedencia en su trabajo para dedicarse a Papel y plástico en cuerpo y alma. Entre las cosas que no ha podido incluir, más que por falta de espacio por dificultad, están los "anillos de Matutano". ¿Perdón? "Sí, eran anillos de plástico con figuras de monstruitos, pero nada". Entre los objetos que más le costaron hallar, el paracaidista de plástico.
Un acierto total para recrear tanta memoria es todo esa suciedad que rodea a las imágenes, con comentarios del propio Óscar y fondo de cuaderno de caligrafía. "Fuimos la primera generación que tuvo acceso a la televisión y a todo ese aluvión de productos para consumir. Nosotros pudimos tener todo esto y hay marcas que se nos han quedado grabadas a fuego; los tebeos de Bruguera, el Pan Bimbo"... o los cliks de Famobil.
Airgam boys
“Si cambiabas un ‘airgamboy’ por dos ‘clicks’, ¿ganabas o perdías? Porque claro, un ‘airgamboy’ es más alto que un ‘click’, pero dos ‘cliks’, uno encima del otro son más altos que un ‘airgamboy’. Así que ¿cómo te enfrentabas estas profundas reflexiones con 6 años?”, escribe en los márgenes el autor.
Clicks
“¿Han tenido que pasar 30 años para que me entere que los ‘cliks’ femeninos se llamaban ‘claks!”
Madelman
“El mejor muñeco de todos los tiempos. Era frágil, esmirriado y llevaba unos calzoncillos atornillados bastante extraños. A los ‘Madel’ era mejor no desnudarlos”.
Auto-cross
Si eres mal conductor no será porque los de Congost no lo hayan intentado...”
Tebeos
“A pesar de los esfuerzos de mi madre, casi siempre tenía un tebeo en la mesa a la hora de comer, y muchos de ellos aún conservan migas entre las hojas. Migas de unos 25 años de antigüedad, de gran valor nostálgico y arqueológico. Ahora, mejor no leer tumbado”.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.