"La clase especuladora merece el infierno"
Ana María Moix publica un termómetro de experiencias de gente corriente
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Ana María Moix (Barcelona, 1947) escribe pocos libros. La última vez que sintió la necesidad de contar algo sucedió hace un año y de ahí resultó Manifiesto personal (Ediciones B), que trata la repercusión de los problemas que aparecen en los periódicos en la vida de la gente que rodea a la escritora.
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No es un ensayo, ni un estudio sociológico, es la experiencia de "una mujer de barrio, adicta a los pequeños comercios y azuzar la oreja". Una de las conclusiones del libro es que vivimos mucho peor que hace 20 años y donde realmente hemos perdido no es en el aspecto económico, sino en el lado humano. "Oficialmente dicen que la crisis empezó en el año 2008. Pero todo esto arranca en los años ochenta, cuando empezó a respetarse sólo al dinero y se abandonó la solidaridad, la justicia social y la libertad... lo que vienen siendo los derechos del ser humano", argumentaba ayer al mediodía en su casa la columnista de este periódico.
"Desde los ochenta sólo se respeta al dinero y olvidamos la solidaridad o justicia"
Moix se extiende explicando que la competitividad, la individualidad y el narcisismo se han apoderado de la sociedad, y afirma con desagrado que quien lo paga es la clase trabajadora. "La clase especuladora es diabólica y merece el infierno porque está hundiendo el país. Los especuladores son como el cáncer que se come todo lo que se le pone por delante, al igual que las ansias de avaricia de este capitalismo fascista que vivimos", añade.
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En su opinión, "los políticos hace tiempo que se bajaron los pantalones", y las pensiones y los recortes en la sanidad ya no son cosa suya: los que mandan son las financieras.
Aunque la política actual le parece "tonta y estéril", considera vital que la izquierda recupere "los valores que se fueron al carajo con la caída del comunismo. Para empezar, hay que recuperar la solidaridad". Para ella, una posible solución pasa por un pacto entre las financieras: "Si no hay puestos de trabajo, no se pondrá consumir y ¿qué harán con su dinero virtual que manejan? Bueno hay dinero en los paraísos fiscales, pero ese asunto, igual que el de la trata de blancas y el de la droga, no se toca".
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"Los políticos hace tiempo que se bajaron los pantalones"
Manifiesto personal no es una retahíla de lamentaciones, ni una evocación nostálgica. Está montado como una exposición argumentada sobre el aumento del fracaso escolar, del maltrato a la tercera edad o de la escasez de la capacidad de reflexión, por citar alguno de los temas que aborda. La parte inicial del libro está protagonizada por los conflictos que surgen con la educación de los más pequeños. En el capítulo titulado Analfabetos políglotas, la autora apunta que "con cada reforma, la enseñanza en España ha ido a peor". Afirma que los frutos del modelo educativo son "ciberiletrados multilingües... Los niños saben descifrar una palabra pero no saben lo que significa y, claro, a la segunda página de leer sin entender, es una tortura. ¿Cómo van aprobar matemáticas si no entienden el enunciado de un problema? ¿Cómo van a aprender a concentrarse si pasan horas delante de una pantalla cambiando impulsivamente de contenidos? Sí, saben idiomas pero son incapaces de reflexionar", suelta Moix con fastidio.
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Relaciona parte del fracaso educativo con lo que se vive en casa y "la marginación brutal de los ancianos". Asegura que, si la gente mayor no trasmite su memoria, los jóvenes parten de cero y eso es "un crimen cultural y humano tremendo".
Ana María Moix escribió el epílogo de su Manifiesto personal el pasado 21 de mayo, durante la jornada de reflexión previa a las elecciones municipales, cuando muchas plazas de España estaban llenas de gente rechazando lo establecido y trabajando para encontrar un nuevo camino.
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Reconoce que el Movimiento del 15-M le llena de esperanza, pero las bacterias, mucho más. Se refiere a la lectura entusiasta que ha hecho del libro Planeta simbiótico, de la científica Lynn Margulis, que abre nuevas perspectivas a la teoría de la evolución demostrando el papel fundamental de la simbiosis. ¿Las bacterias son la referencia? "Sí, espero que seamos como las bacterias y colaboremos por solidaridad entre los individuos de la misma especie. Tres cuartas partes de la humanidad viven en la miseria más absoluta. En el resto de las especies no pasa: la colaboración es la única esperanza, si no cada vez será todo más injusto y más tremendo".