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El cine según Quentin Tarantino

Tarantino regresó a Cannes para dar una clase magistral 

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e recibió su primera Palma de Oro en 1994, Quentin Tarantino, un asiduo de Cannes -llegó a formar parte del jurado en 2004-, reapareció ayer en el festival para dar la Lección de Cine anual, sucediendo así a Martin Scorsese, que la dio el año pasado, y a otros directores como Nanni Moretti y Wong Kar Wai.

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A Tarantino lo esperaban con su fogosidad y su glotonería cinéfila habitual y no defraudó. Apareció radiante, con chaqueta negra y unas gafas de sol que no ocultan que l'enfant terrible tiene ya 45. Como era de esperar, su verborrea dejó a todos atónitos. Habló de cómo pasó de dependiente de videoclub a director de culto y de cómo y por qué filma sus películas. "Pese a la violencia, lo que yo hago son comedias", dijo sin inmutarse. "Bueno, todo lo que filmo no todo es gracioso, y siempre muere gente, pero intento llevar a la risa a los espectadores, incluso en situaciones en las que normalmente no se reiría".

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Tarantino volvío sobre sus comienzos como guionista (Amor a quemarropa y Asesinos natos), y aseguró que le abrieron las puertas de la dirección. Desde entonces, surgieron dos clases de películas: las que calificó como hiperrealistas, que incluirían Reservoir Dogs (1992) y Pulp Fiction (1994) y las movie movies, como las dos entregas de Kill Bill -"mi Apocalpyse Now"-y Death Proof (2007), en las que rinde homenaje a sus géneros predilectos. En todas ellas, el director plasmó sus obsesiones y fetiches pop, acompañados por diálogos mordaces, escenas sangrientas, vocabulario vulgar y mucha serie B.

Tarantino siempre cuenta con un as en la manga: la banda sonora. "No confío en los compositores. ¿Quién coño es un tío que va y suelta su mierda en mi película? ¿Y si no me gusta? ¡Y al tipo ya lo habría pagado! La música es tan importante que nunca dejaría a nadie la responsabilidad de ponerla", dijo Tarantino, que añadió que prefiere servirse de músicos contemporáneos. "Es lo más sencillo. Así no tengo que discutir con nadie". Y a muchos los rescata del olvido.

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Durante la charla, Tarantino aconsejó a directores noveles y jóvenes guionistas que antes de intentar dirigir trabajen como actores. "Debe ser el primer paso, porque es como mejor se aprende sobre la construcción de algunas escenas". El director prepara el guión de su próxima película, Inglorius Bastards, de la que sólo se sabe que tratará sobre la II Guerra Mundial y que volverá a trabajar con Tim Roth y Michael Madsen.
Mientras escribe, ocupa su tiempo en poner voces en películas de amigos (le oiremos este verano en Diary of the Dead, de George A. Romero), producir y dar charlas. Ayer aseguró que todo lo que sabe se debe a su experiencia como estudiante de arte dramático. "No hay universidad para el cine. Lo mejor es invertir en filmar tu propia cinta o escribir un guión. Yo pasé tres años sin un duro, intentando grabar durante los fines de semana. Me basaba en lo que me gustaba: Spaghetti westerns, las películas de Kung fu y Brian de Palma. Y actuar, que es soltarse y abandonarse, y eso es lo que se necesita también como director y guionista".

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