Este artículo se publicó hace 13 años.
Chanel: el ángel exterminador del corse
Un libro sobre Chanel demuestra cómo la diseñadora consiguió que sus prendas fuesen sencillas y elegantes
Rocío Ponce
La vida de Gabrielle Chanel (1883-1971) es uno de esos relatos dignos de best seller y taquillazo internacional. Un tormentoso pasado, mil amores, una escalada social con éxito, caída y resurgimiento. Por si fuera poco, además de espía durante la Segunda Guerra Mundial, fue la encargada de que las mujeres dejaran de sufrir para vestirse. La que ha pasado a la historia como mademoiselle Coco Chanel lo tuvo todo, y además, un estilo que ha logrado escapar de las garras del tiempo y las modas.
El periodista y experto en fotografía e historia de la moda, Jérôme Gautier, acaba de publicar Chanel, las claves de un estilo (La Fábrica), un libro en el que se establece un diálogo entre Coco y Karl Lagerfeld actual diseñador al frente de la firma a través de instantáneas de prestigiosos fotógrafos y un interesante relato que recorre la historia de la maison a la vez que analiza las principales fuentes de su imperecedero estilo. Helmut Newton, Pierre Baily, Peter Lindberg, Cecil Beaton, Mario Testino y Annie Leibovitz, entre otros, fotografiaron a modelos vestidas por Chanel. Desde la propia creadora hasta Courtney Love, Scarlett Johansson o Claudia Schiffer son protagonistas de imágenes tomadas desde los años veinte hasta la actualidad. Una serie de confrontaciones de épocas y diseños que demuestran que "el tiempo no influye en el patrimonio espiritual de Chanel", afirma Gautier.
La creadora marcó el fin de las ataduras a la vestimenta femenina del XIX
Con la llegada de esta joven desconocida a la moda en 1910, la mujer flor que existía hasta entonces, explica el periodista, empezó a marchitarse. La imagen sencilla y libre de Chanel chocaba con la de las mujeres excesivamente recargadas y asfixiadas por los corsés de la época. Nadie imaginaría que esa chica, de maneras garçonne, sería el ángel exterminador de las ataduras de la vestimenta femenina del siglo XIX. Mientras se batía la Primera Guerra Mundial, en la mente de Chanel se libraba otra batalla. Sus armas fueron el recorte de los sombreros primero y, más tarde, el traje flexible en punto de lana, las rebecas anchas, los trajes de sastre de punto y tweed, el vestidito negro, etc. Era solo el comienzo de su imperio y el de un antes y después en la historia de la moda.
De los dedales al espionaje"Chanel era una agente de los nazis que trabajaba para la agencia de inteligencia militar alemana", se asegura en Durmiendo con el enemigo: La guerra secreta de Coco Chanel, escrito por Hal Vaughan. En cambio, Gautier relata con dulzura cómo durante la ocupación alemana la creadora se enamoró de Han Gunther von Dicklage, un apuesto espía alemán. Influida por él, Coco juega con la idea de utilizar sus contactos para proponer a los alemanes negociar la paz con los británicos. Tras su fracaso, cuando llegó la liberación las Fuerzas Francesas la arrestaron solo durante una hora. Se dice que Churchill intercedió en su rescate, pero con una condición: el exilio en Suiza. Silencio y olvido desde 1939 hasta que en 1953 los periódicos gritaron su regreso a la moda.
"La moda debe salir a la calle y dejar de ser algo privativo de una clase"
"Chanel la vengadora", ironiza Gautier, volvió con una aburrida colección criticada hasta la saciedad. No obstante, solo tres años después, los aplausos regresaron gracias a la reinvención de sus propios trajes, remezclados en punto o en tweed. Desde entonces, nunca nadie sería tan copiado. "La moda debe salir a la calle y dejar de ser algo privativo de una clase privilegiada", dijo la diseñadora en 1958.
Mademoiselle y su clientela, pese a todo, habían envejecido. Chanel se había convertido en el símbolo de la abuelita burguesa. Solo una persona ha podido borrar esa etiqueta tras la desaparición de la diseñadora. Ese es Karl Lagerfeld que, desde 1982, ha preservado las claves de Coco gracias a un incesante juego con las formas. Ni la propia Chanel habría elegido mejor al responsable de que su estilo permanezca en la eternidad.
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