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Catherine Corsini denuncia en 'Regreso a Córcega' el clasismo y racismo que hay en Francia

La cineasta se inspira en su propia vida para contar esta historia de búsqueda de identidad, de rebelión juvenil y de descubrimiento del amor y el sexo.

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La película retrata el clasismo que sufre la sociedad francesa (Surtsey Films). Begoña Piña

La Academia de Cine de Francia concedió a Aïssatou Diallo Sagna el Premio César a la mejor actriz secundaria por su trabajo en La fractura, de la cineasta Catherine Corsini. Dos años más tarde, la misma directora la llamó para que protagonizara Regreso a Córcega, su nueva película. Entre un título y otro, nadie en el cine francés contó con ella.

Corsini detecta en casos como éste el racismo, el clasismo y la condescendencia de la burguesía intelectual de su país, a la que ahora retrata en este filme, un trabajo para el que ha echado mano de sus propios recuerdos y de algunas de sus experiencias. De hecho, la cineasta regresó a Córcega con 15 años, en un viaje igual que el que hace ahora Khédidja, su personaje principal.

Estrenada en Cannes y protagonizada por Aïssatou Diallo Sagna y las jóvenes Esther Gohourou y Suzy Bemba, la película cuenta la historia de una mujer que un verano acompaña a una familia rica para la que trabaja a Córcega. En realidad, es un viaje, que ahora hace con sus dos hijas adolescentes, de retorno al lugar donde se casó y donde fue madre de ambas. El guion es de la propia directora, que atiende a Público para esta entrevista, y de Naïla Guigue.

Esta es una historia de la búsqueda de identidad de dos jóvenes francesas…

Las dos chicas reflejan un poco la sociedad francesa tal y como yo la veo. Hay jóvenes de entre 13 y 15 años en Francia que han matado a sus propios compañeros, hay jóvenes que están buscando su identidad con el cambio de sexo, de género, y luego hay otros que se rebelan de una manera furibunda contra las violencias sexuales. En general, los jóvenes, sean del origen que sean, buscan una identidad.

Pero Farah y Jessica hacen esa búsqueda mientras se enfrentan al racismo, al clasismo, a su condición sexual...

Dentro de la propia familia hay una fractura de las dos hermanas. Digamos que cada una busca su lugar social. Una de ellas quiere trascender su propia clase y la otra piensa que no lo va a conseguir y se rebela. Una quiere ingresar en una escuela muy prestigiosa y además estudia para ello en Francia y la otra está en el lado opuesto. Buscan su lugar social porque están un poco perdidas. En la familia les mienten, no les cuentan su historia familiar, se les esconde la verdad y con ella una toma de conciencia del lugar que ocupan. Además, son negras y también hay una mirada por parte de los franceses o en Córcega, sobre todo, de condescendencia, de cierta superioridad. Dentro de la propia familia hay una fractura de las dos hermanas.

Catherine Corsini: "Los franceses miran con cierta superioridad a las hermanas al ser negras"

Cada una busca su lugar social. Una de ellas quiere trascender su propia clase y la otra piensa que no lo va a conseguir y se rebela. Una quiere ingresar en una escuela muy prestigiosa y además estudia para ello en Francia y la otra está en el lado opuesto. Buscan su lugar social porque están un poco perdidas. En la familia les mienten, no les cuentan su historia familiar, se les esconde la verdad y con ella una toma de conciencia del lugar que ocupan. Además, son negras y también hay una mirada por parte de los franceses o en Córcega, sobre todo, de condescendencia, de cierta superioridad.

Gran parte del cine francés lo hacen burgueses blancos. ¿En el cine francés existe también esa condescendencia de la que habla?

La actriz Aïssatou Diallo Sagna se llevó el César al mejor papel secundario y después no volvió a trabajar. Ella es enfermera en un hospital, nadie la ha llamado para hacer ningún otro personaje desde entonces. Aïssatou ve que hay cierto desprecio. Los del cine se lavan las manos, ellos le dan la estatua, el premio, y con eso lavan un poquito la conciencia… y ahí se acaba todo. Yo estoy en contra de todo eso y por ello he querido darle este segundo papel, para poner una luz sobre ella y no dejarla caer en el olvido. Yo soy homosexual y he vivido, en cierta medida, este tipo de cosas.

No es el único vínculo con su biografía que hay en esta película, ¿verdad?

Catherine Corsini: "He hecho el mismo recorrido que las protagonistas" 

No. Mi padre murió cuando yo tenía dos años y medio, murió en un accidente en la estación de Argelia, y mi madre se sintió muy angustiada, muy oprimida también por la familia de mi padre. Yo fui criada por la familia de mi madre, por mis abuelos. Volví a Córcega cuando tenía quince años. He hecho el mismo recorrido que Jessica y Farah y me encontré en la misma casa de la película, que es la casa familiar de mi padre.

¿Le ha afectado el rodaje en un lugar tan personal?

Sí, todo en este rodaje me ha revuelto por dentro. Donde rodamos yo también conocí cantidad de cosas de la familia de mi padre que no sabía, como Jessica. Ha sido como un punto de inflexión. Tenía como ganas de reparar algo que había quedado pendiente, de volver a visitar, a los orígenes, a Córcega… Ha sido un poco raro. Mi coguionista, Naïla Guiguet, me ha ayudado muchísimo. Es una chica también de raza negra y me ha ayudado con los personajes, con la elección de la música… Además, es una chica joven y entonces su historia personal y la historia de los personajes de alguna manera se entremezclan también.

En Regreso a Córcega hay también denuncia de lesbofobia y de racismo.

Sí y, aunque creo que es algo general, también existen en el cine francés. Es algo muy difícil de decir y explicar. La gente no suele ir a las salas de cine a ver este tipo de películas, porque es algo que no les interesa demasiado. Por otro lado, en los equipos de cine no ves que haya mucha gente con rasgos raciales… En lo que sí se ha trabajado mucho y se ha cambiado es en el tema de la paridad, hombre mujer, pero en el tema de las razas, no tanto. Y en el amor lésbico, bueno, hoy existen todavía muchos prejuicios en Francia hacia las mujeres homosexuales.

Al final, ¿no es ésta una historia de amor, dominación y colonialismo?

Evidentemente, y es el modelo que yo he visto en mi casa, con un patrón de dominación. Los jóvenes tratan de construirse, en cierta medida, sobre los patrones que han recibido. La joven de la familia blanca no puede evitar ser hija de quién es, unos padres que, aunque tengan la mente muy abierta, son un poquito condescendientes. Pero ella, en un intento de cambiar, quiere salvar a Jessica, su amor. Quiere que no trabaje, quiere pagarle todo, los estudios, el apartamento… y, claro, en esa relación de amor también hay un elemento de posesión. Eso es muy interesante porque somos el resultado de todo lo que vivimos en la familia. Podemos hacer el trabajo de resituarnos respecto de lo que hemos heredado, de construirnos a nosotros mismos, pero es una tarea difícil y ardua. La verdad es que estamos cargados de defectos.

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