"Las calles están a punto de llenarse de gente desesperada"
Luis Eduardo Aute publica una caja recopilatoria con 115 canciones
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Aute nos recibe en su casa, un chalé de dos pisos a pocas calles del Pirulí. En la puerta que da a la calle, alguien ha hecho una pintada: "¡Arriba España!". No le debe hacer mucha gracia a un enemigo declarado de la derecha, como es él. Salones como el suyo no se ven todos los días: dividido en dos estancias por un biombo con dibujos orientales, hay una columna jónica con un buda encima, una colección de figuritas de elefantes, los pies de las lámparas son bustos... En las estanterías no haybest-sellers, sino libros antiguos. En el revistero, un catálogo de una subasta de Goya.
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Visto de cerca, Aute parece un joven arrugado. Fuma mucho, "porque no puedo hablar sin fumar", espeta. Nos invita porque acaba de publicar Memorable cuerpo, una caja de siete CD y un DVD en la que reinterpreta temas de toda su carrera. Dice que cuerpos memorables el título lo toma prestado de un libro de Paul Éluardha visto muchos. "Almas memorables menos", añade.
Acaba de cumplir 40 años grabando discos, aunque los aniversarios no le gusten nada. Tampoco las profesiones: "No me considero profesional de nada. Soy un aprendiz", dice alguien que ha escrito más de 400 canciones, pintado cientos de cuadros, escrito poesía e incluso dirigido un largometraje de animación. "¿Tú también lo sufriste?", pregunta al mencionarle Un perro llamado dolor, el título del filme.
Acaba de volver de Cuba y habla de la revolución que necesitamos hoy. "Estamos en el inicio de una nueva revolución. Se acaba una historia del mundo que ha tenido al mercado como el gran Dios, donde los políticos han estado sometidos a los intereses del mercado". Y profetiza: "Las calles están a punto de llenarse de gente desesperada". Más que probable.
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¿Y por qué lleva cinco años regrabando sus viejas canciones? "Era algo que quería hacer desde hace tiempo, porque en mis primeros discos yo no tenía el control sobre el sonido de las canciones. Se llamaba a un arreglista y él se encargaba de eso. Quería grabarlas como yo quería", responde, da una calada al cigarro y su careta de viejo sonríe.