Caciquismo, corrupción, el narco, la trata: 'Chantaje a una jueza', el salto de Ana Pardo de Vera a la novela
La periodista y directora corporativa de 'Público' presenta su primera novela en la que plasma la realidad política e idiosincrática de la Galicia caciquil en donde Amalia, una jueza con una vocación férrea, se afana en sacar a la luz un entramado corrupto.
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madrid, Actualizado:
Los libros de una son la brújula de sus intereses, incluso, de sus deseos, sobre todo, si una es periodista y tiene vocación de escritora, entonces en los libros se mezcla lo que se quiere saber, lo que se quiere vivir y lo que se quiere escribir. Al entrar en la biblioteca de Ana Pardo de Vera y ver los tomos de novela negra, con Patricia Highsmith, con Emmanuel Carrère, y otros cientos de autores y autoras del suspense, se puede intuir hacia qué género iría la periodista al convertirse en novelista.
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El camino de su primera novela nace en el cruce de los dos mundos de la autora, el periodístico y el literario. 'Chantaje a una jueza' es una zambullida en la cultura de la política gallega, manchada de caciquismo y corrupción, narcotráfico, prostitución y trata. Pardo de Vera recibe a Público entre sus libros para hablar de lo que se teje detrás de un vino Vega Sicilia (carallo co viño!) entregado con discreción a un político.
Una de las primera frases que dice el personaje de Sandra, la periodista, es: "En este país en el que no existen las responsabilidades políticas, tendrían que haber dimitido todos y solo uno lo hizo porque desde Madrid se lo obligó, menuda mierda democracia". ¿Ha tenido ese mismo pensamiento?
En España se dimite poco o no se dimite nada, es un hecho, lo vemos siempre en el debate político, el imputado o aquel que es señalado con pruebas irrefutables por parte de los propios periodistas que sacan las informaciones, nunca dimite y se pone siempre como marco la apertura de juicio o la imputación, eso es un error porque la responsabilidad judicial es una cosa y la responsabilidad política es otra y muchísimo más amplia, porque abarca cuestiones morales y cuestiones éticas, algunas de ellas recogidas en los reglamentos de los partidos.
Recordemos el caso, por poner un ejemplo, que se destapó en Público, de Jorge Fernández Díaz, las grabaciones las escuchó todo el mundo, sobre cómo se manipulaba al fiscal jefe de la oficina de Anticorrupción de Catalunya en el despacho del ministro del Interior para que fabricara pruebas contra los independentistas. Y a pesar de esas conversaciones que todo el mundo pudo verificar, como hicimos nosotros antes de publicarlas, no dimitió nadie. Ni Rajoy que salía en las conversaciones como que él era consciente de la cloaca policial.
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La novela plasma todo esto mediante otro mecanismo que no es la información directa, sino la ficción. ¿Te ha ayudado este registro?
"La historia de España y la historia del mundo se ha conocido a través de ficciones fabulosas"
Obviamente yo he sacado muchísimas ideas de hechos reales de sumarios judiciales relativos a corrupción, a extorsión, a proxenetismo, a trata de mujeres, a corrupción política, a corrupción judicial, etcétera. Hay muchísimas ideas y, probablemente, a los que conocen los muchos casos en los que me he inspirado les sonarán algunas cosas, es evidente que la ficción muchas veces es necesaria para conocer la realidad. Pasa con el true crime, aunque no sea exactamente lo que hago, pero sí en el sentido de que se narran asesinatos que han ocurrido con pelos y señales, lo hizo Emmanuel Carrère, que es uno de mis escritores favoritos, en El adversario o Truman Capote en A sangre fría. Cuantas veces los periodistas nos dejamos cosas en el tintero que retratan los ambientes, que retratan cuestiones estructurales de casos de corrupción, que retratan una cultura determinada... En este caso, la cultura de la corrupción ya esta está muy asentada en España y, particularmente en Galicia, que es de donde yo me inspiro, y es necesaria la ficción, insisto, para dar a conocer la realidad, la historia de España y la historia del mundo se ha conocido a través de ficciones fabulosas como hizo Almudena Grandes con la Guerra Civil española.
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¿Galicia, con forma de hacer política, es reflejo o precursora de la política nacional?
En Galicia, la política ha sido muy importante en el desarrollo (o no) del territorio. Existe una forma de hacer política en Galicia que yo retrato en la novela y que repudio y denuncio cuando puedo, es muy importante que la gente la conozca. No es la primera vez que se escribe sobre estos temas, Fariña (de Nacho Carretero) también fue muy importante para dar a conocer una realidad que se conocía muy poco fuera de Galicia, más allá de las grandes operaciones como Nécora. Todo esto conforma un mundo, un ecosistema que está muy corrompido, la cultura de la corrupción, la cultura de la violencia, la cultura del abuso de poder... Esto no se puede contar o plasmar en hechos informativos, necesitas ir más allá y creo que la ficción, inspirada en hechos reales, es muy importante para que la gente perciba y sienta lo que está pasando y el daño que hace a personas con nombres y apellidos. La corrupción es podredumbre y llega a todas partes, causa muchísimo dolor.
¿Y cómo lo paramos?
España es un país sin controles públicos suficientes para que no se produzca corrupción y seguimos igual con grandísimos casos de corrupción. Nos hemos educado así, nacimos así. Luego hay otra parte que es la de los que luchan y las que luchan contra eso, pero son menos y obviamente no tienen poder o tienen muy poco poder como para neutralizar una forma de vida, porque la corrupción para mucha gente es una forma de vida. Da igual que votemos cada cuatro años porque el poder corrompe, el poder vitalicio corrompe y hay que vigilarlo, entre otras cosas, porque el poder público lo pagamos todos los españoles.
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¿Qué les queda a esas personas que luchan contra la corrupción (como Amalia, la protagonista)?
"Los que denuncian son los que salen perdiendo"
Hay cuatro tipos de personas: el corrupto, el corruptor, el que calla y otorga y luego están los que denuncian y los que luchan. Estos, los que quieren acabar con la corrupción, lo hacen por pura convicción, no porque vayan a ganar nada ni porque estén seguros de que la denuncia vaya a terminar bien, sino porque no pueden vivir de otra manera, su conciencia no se lo permite y eso es muy positivo y hay mucha gente así. Si pensamos en los grandes casos de corrupción, la Gürtel que fue el más sangrante, qué pasó con los que denunciaron la corrupción. ¿Qué pasa cuando se denuncia la corrupción en poderes tan establecidos y rancios como el militar? Los que denuncian son los que salen perdiendo.
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Recientemente se ha probado una ley europea para proteger a los denunciantes de corrupción. Veremos en qué acaba. Y ya en tono mundial, qué pasa con Julian Assange. ¿Qué pasa con él? O sea, ¿nos van a prohibir trabajar a los periodistas? ¿Qué pasa con la ley de secretos oficiales que quiera aprobar el Gobierno? ¿Nos van a prohibir a los periodistas investigar cuestiones que afectan a la seguridad del Estado? Ese es nuestro trabajo. ¿A gente como Julian Assange también la vamos a detener en España? Las personas sufren muchísimo las consecuencias de la corrupción, es lo que trato de reflejar también en el libro, que la gente vea cómo cualquier ciudadano se ve afectado por los casos de corrupción de sus políticos y políticas.
El desgaste judicial, el lawfare o guerra jurídica, tiene su sitio en la novela.
El lawfare, los impedimentos y los obstáculos que pone el poder judicial... Al final es la cúpula la que va nombrando a todos los poderes judiciales, son los que controlan todo y ahí no habíamos llegado tan lejos como hasta ahora que parece que está saltando el poder judicial por los aires, pero no nos despistemos, también va a luchar por mantener todo su entramado que le permite hacer y deshacer democracias conforme le venga bien. Hay un poder judicial que no fue renovado, que no sufrió una transición después de la muerte de Franco, hubo jueces y magistrados que se acostaron franquistas y se levantaron demócratas por arte de birlibirloque y este país está pagando las consecuencias. La corrupción es una mancha de aceite que va a la velocidad de la luz.
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También se toca la trata de mujeres en el 'Club Princess' en donde mafia y politiqueo se junta.
"El tema de la trata es lo más doloroso que he tenido que abordar en el libro"
Sí, la trata de mujeres, la esclavitud es sexual está muy presente en el libro porque dentro de las tramas en las que me he inspirado, en los sumarios de corrupción, la prostitución tenía un papel muy relevante como forma de chantaje, como forma de extorsión, como forma de poder, como forma de enriquecimiento. Intento denunciar el uso que se hace de las mujeres en todas estas tramas de poder. Eso por un lado, y por otro, la cultura del putero con el que se ha nacido en muchos sitios. A todos y a todas les sonará el famoso episodio en el que un hijo, un abuelo, un tío o un amigo lleva a su hijo o a su sobrino a desvirgarse a un puticlub de carretera. Anécdotas como esa sobran en la vida real y son una tragedia. Lo que estás mostrando es que la mujer es un objeto del que puedes disponer cuando te dé la gana por cuatro perras. Es lo más doloroso que he tenido que abordar en el libro porque además ha habido casos en Galicia con mujeres desaparecidas, mujeres obligadas a abortar a palos en sumarios de corrupción con políticos implicados, con jueces implicados, vecinos que hacen la vista gorda... Es un tema terrible que no es ficción y que está ocurriendo todos los días.
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Los medios de comunicación críticos con la corrupción se ven entre la espada y la pared. Es el caso del diario O Pobo, el único que da voz al caso de la novela. ¿Ha perdido poder el periodismo?
Es muy complicado porque cuando un periódico apuesta por un caso de corrupción, sabemos bien lo que es en Público, lo hemos sufrido, se nos han plantado policías pidiéndonos las grabaciones del ministro Fernández Díaz sin orden judicial, sin saber a qué venían siquiera, los había mandado directamente desde el Ministerio, las presiones son tremendas.
"La entrega incondicional de los medios al poder es una de las gangrenas más espantosas de una democracia"
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Galicia es un ecosistema donde los medios críticos al poder lo pasan mal y tienen desde luego toda mi admiración. Por supuesto, los críticos, son los menos. Ocurre también a nivel nacional, no estamos inventando nada nuevo. ¿Qué ha pasado con Juan Carlos I cuando había muchos menos medios?
La entrega incondicional de los medios al poder es una de las gangrenas más espantosas de una democracia, a mí, por lo menos, me repugna. Como periodista no lo entiendo. Si quieres entregarte al poderoso, dedícate a otra cosa. Tenemos un problema con eso en el oficio. La prensa no es el cuarto poder, la prensa está para controlar al poder, denunciar lo que no quieren que denuncies, nunca para entregarse a él.
¿Con la novela hay una pretensión de cambiar las cosas?
No necesariamente aunque claro, uno se dedica al periodismo con la esperanza de poder contribuir a algo, a mejorar un poco la sociedad y el periodismo es una herramienta magnífica. El periodismo libre, independiente, honesto. Lo que pasa es que es muy difícil porque hay intereses muy perversos para que no lo hagas, para que las cosas sigan como están. Este país ha pasado por una dictadura de 40 años, que a la gente se le olvida que fueron cuatro décadas sin prensa crítica, ni de ningún tipo porque, en realidad, aquello que había no le podías llamar prensa.
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"No mancillemos una profesión por la que muere a diario mucha gente en el mundo"
Yo soy partidaria de que los periodistas denunciemos, nadie nos ha obligado a ser periodistas, si estamos aquí es porque es una profesión que lleva implícito un componente de responsabilidad pública ineludible, cumplamos con nuestro trabajo, ¿no? Tampoco somos ningunos héroes, simplemente es hacer nuestro trabajo. Si estás en una situación de precariedad, si te están presionando por todos los lados, si el medio que tienes lo vetan otros periodistas que no tienen interés en que se conozcan determinadas informaciones... Es muy complicado, pero oye, a nosotros nos pagan, más o menos, por hacer nuestro trabajo, si no queremos hacerlo nos vamos pero no mancillemos una profesión por la que muere a diario mucha gente en el mundo.
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¿Y la amistad? Es el hilo de salvación emocional de muchos de los personajes.
Los amigos, contrariamente a los familiares, sí que los elegimos y las amistades pasan por distintas etapas y, a veces, son muy complicadas. A veces, de manera voluntaria y otras involuntaria, la vida afecta a las amistades pero creo que, cuando son fuertes, ya no dependen de si te ves más o menos, dependen de compartir una serie de valores, de objetivos, incluso de diversión, de forma de ocio, de forma de ver la vida que unen.
Ahí hablo en primera persona. Para mí es indispensable el tema de la amistad, es fundamental como apoyo personal y como sostén social. Pasar penurias sin amigos y sin tener esos apoyos tiene que ser durísimo y en la novela quiero dejarlo claro. La amistad es el sentimiento de solidaridad y el sentimiento de fraternidad, lo que mueve y sostiene el mundo pese a todas las cuestiones negativas que nos rodean.