Este artículo se publicó hace 13 años.
El año en que la realidad paró los pies a la ficción
Termina un 2011 marcado por los ensayos políticos dedicados a la crisis y la actualidad. Según los editores, si hay bonanza, prima el entretenimiento; en tiempos de depresión, el pensamiento
Por muchas razones 2011 no ha sido el año en el que la huerta ha dado alegría. Pero las mismas razones han traído la cosecha de un fruto que había dejado de interesar: el pensamiento. Los ensayos han renacido en una versión actualizada en la que se ha manifestado su capacidad para ponerse al servicio de la reivindicación: mensajes directos e incisivos, breves, contundentes y críticos con un sistema injusto y ante el desplome de las garantías sociales. La oleada de la indignación mundial ante los excesos del sistema capitalista ha obligado a engrasar de nuevo la dimensión moral y política de las propuestas para entender el mundo en el año cuatro de su defunción.
A primeros de noviembre de 2010, Ramón Perelló, editor de Destino, detectó en Francia la avalancha del fenómeno que prendió el regreso de la vertiente cívica a las lecturas de este país. En diciembre, ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel, ya había roto todos los pronósticos en el país vecino y compró sus derechos, "con todas las dudas", que otras editoriales como Debate o Aguilar habían dejado pasar. Las tres editoriales consideraban que era un libro "muy francés" y que aquí no iba a funcionar. A finales de febrero ya estaba en las librerías: "Acertamos y descubrimos que había esa demanda e interés, que los lectores querían respuestas. La contaminación del entusiasmo ha sido el secreto y ahora todo el mundo quiere saber más. Se ha abierto una vía buenísima para nuestro mercado", asegura Perelló. "No podíamos imaginarlo, pero la crisis ha hecho madurar a la sociedad. Ahora quiere saber qué está pasando".
'¡Indignaos!' y 'Reacciona' están entre los ocho libros más vendidos del año
Editores y demandaEste editor destaca la aparición de nuevos lectores en este año para el ensayo político, pero también para el histórico y científico. Libros que expli-can la cruda travesía por la que atravesamos, libros "amenos pero no frívolos", libros con la claridad del panfleto, libros emblemáticos para avanzar, libros que permiten una reflexión más dilatada que las noticias. "Los editores nos hemos ajustado a la demanda y ha crecido el interés por formarse una opinión", dice el editor de Destino. ¿Cuál es la demanda? Perelló lo resume así: "Textos que te aporten contenidos claros y de interés, muy vinculados a nuestra vida hoy, que provoquen el entusiasmo, que emocionen, aunque a los académicos les suene a frivolidad. El lector de no ficción debe querer seguir leyendo".
En estos momentos, entre los ocho libros más vendidos de 2011 de la lista de la no ficción, según los análisis de Nielsen, figuran ¡Indignaos! y Reacciona, este último publicado por Aguilar a las pocas semanas de la aparición del de Stéphane Hessel. El autor francés sólo es superado por las recetas milagrosas de Dukan. Un síntoma revelador de cómo han cambiado las lecturas en este país.
El fenómeno 'Hessel' prendió en Francia a finales de 2010 y llegó a España en febrero
"Es indudable que se ha abierto una línea editorial que antes no existía", reconoce Pablo Álvarez, editor de Aguilar. Se refiere al ensayo "barato, breve y con textos concisos". "Es un concepto muy internet, para una generación que lee en teléfonos. Son libros al acecho de la actualidad, porque hay jóvenes con más criterio y capacidad de protesta. En estos textos encuentran el discurso a compartir en sus foros. Hay una sociedad más crítica que quiere hablar en alto", apunta directamente al Movimiento 15-M. De hecho, Reacciona, su producto estrella este año, apareció antes de las protestas, a menos de diez euros, y ya roza el larguero de los 200.000 ejemplares vendidos (Hessel ha superado el medio millón).
Álvarez reconoce que están desarrollando nuevas líneas de edición tras la aparición de este libro protesta, que, además, en otra de sus vertientes, está legitimado por autores con eco en las redes sociales. "Por el camino, hemos descubierto muchas cosas este año. Todo ha cambiado, ahora tenemos nuevas herramientas para llegar al lector. Estamos aprendiendo que hay que fomentar el negocio de internet: un artículo en la web a un euro tiene un alcance enorme. Hace dos años parecía que iba a ser el final de nuestra existencia y hoy ya no es así", declara optimista el editor de Aguilar.
Esa es la línea de trabajo que ha desarrollado intensamente este año la editorial Debate, que ha lanzado eNDEBATE, un sello digital de crónicas y reportajes a un precio de 1,95 euros. Son artículos en profundidad, de 10.000 palabras, unas 30 páginas, sobre la actualidad mundial. "La confusión en la que viven los periódicos abre hueco para que las editoriales trabajen esos temas con profundidad. El reportaje es un género que cada vez tiene menos salida en medios tradicionales, pero con muchos lectores", explica Miguel Aguilar, editor de Debate.
La recuperación de autores como Sampedro o Fontana tampoco son casuales
"Creo que estamos en un momento en el que la no ficción es fundamental debido a los cambios sociales, económicos, políticos y tecnológicos", reconoce a este periódico. "Cuando todo va bien la gente llega a casa y lee novelas, cuando todo va mal la gente busca respuestas. El editor debe intentar retratar el mundo, porque hay más gente interesada y dispuesta a cuestionarse las cosas", reconoce Aguilar.
A la bonanza, entretenimiento; en la depresión, pensamiento. El final de los tiempos del silencio y de las conciencias dormidas ha recuperado a los pensadores, arrinconados en las sombras de la luz pública. Que José Luis Sampedro haya ganado el Premio Nacional de las Letras no es casualidad. Es la señal inconfundible que lanzan los sabios en momentos de desorientación máxima. O el caso del historiador Josep Fontana, que ha sido paradigmático en el rearme moral: Por el bien del imperio, ensayo histórico sobre el desarrollo y las consecuencias del neoliberalismo en las últimas cuatro décadas, de casi 1.300 páginas y 39 euros de precio. Un libro suicida para los tiempos que corren. "Ha agotado la primera edición de 3.000 ejemplares en un mes y calculamos que en breve llegue la tercera", explica Gonzalo Pontón, el responsable de su publicación.
El cabreo es lo primeroPrecisamente, Pontón, uno de los editores de ensayo de referencia de este país, decide volver a la escena en 2011, después de años de silencio, con una nueva editorial de pensamiento: Pasado y Presente. "Este auge no me parece casual. Siempre que se ponen en cuestión valores fundamentales se produce una reacción. No hablo sólo de los indignados. Hablo de las reacciones de los que están pensando, que desde hace años estaban a la baja. Las crisis también agitan las conciencias de los que piensan", asegura el editor.
¿Qué fue antes, el libro o el lector? "En este caso, ha sido primero el cabreo. Hay un despertar de la conciencia ante el constante bombardeo de la realidad en nuestras conciencias. Los pensadores se han dado cuenta de que ya no predican en el desierto y han recuperado los valores universales como la libertad y la igualdad. Es decir, las ideas del deseo humano de mejora", analiza Pontón.
Otra de las fórmulas ensayadas tiene poco que ver con los filósofos o historiadores. El aprovechamiento de famosos para hablar del mundo también ha funcionado, como es el caso del libro de reflexiones del actor Guillermo Toledo, Razones para la rebeldía, editado por Península. Sorprende comprobar cómo han reaccionado las editoriales a los impulsos de la calle. "La tendencia a seguir haciendo libros de reflexión se va a prolongar en 2012 y 2013, porque la situación se va a deteriorar más y habrá espacio para la denuncia", cuenta Manuel Fernández Cuesta, responsable de Península. Sin embargo, está convencido de que el "ensayo duro" sigue en "decadencia" porque "no tiene lugar en esta sociedad".
"Hoy tiene más sentido el ensayo ligero, de 150 páginas, panfletos y alegatos. La realidad ha comido terreno a la ficción y ahora hace falta un libro más combativo y menos académico", reconoce Fernández Cuesta, que también cree que se ha vuelto la mirada hacia la gente que está pensando. ¿Y qué han visto? El final de la aparente calma y de los hombros encogidos.
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