Entrevista a Xavier Febrés"La actitud del Gobierno francés hacia los refugiados republicanos fue inhumana"
Barcelona-Actualizado a
Durante unas semanas de enero y febrero de 1939, Figueres (Girona) se convirtió en la capital de la República española y algunos de sus principales dirigentes se alojaron en masías y chalés de Darnius, Agullana o la Vajol, pequeños núcleos del interior de la comarca del Alt Empordà próximos a una frontera francesa que, en pocas semanas de aquel frío y trágico invierno, cruzaría medio millón de personas, la mitad de ellos soldados republicanos.
Aquel masivo exilio humano -que Francia recibió de una manera vergonzosa- fue acompañado del traslado al país vecino de numerosas obras de arte -que posteriormente serían devueltas a museos estatales- y de un enorme patrimonio económico, con el cual el gobierno republicano había sostenido el esfuerzo bélico. En El tresor de la Vajol (Editorial Gavarres), el periodista y escritor Xavier Febrés (1949) aborda aquellos 15 días de retirada republicana y el triple traslado -humano, artístico y económico- que comportó.
La obra profundiza en historias poco conocidas, como el búnker que se construyó en la mina Canta de la Vajol -también conocida como mina de Negrín- justamente para almacenar parte de este patrimonio, y desmonta algunas leyendas, además de documentar la soledad diplomática de la República, un elemento clave en su derrota en la Guerra Civil. De todo ello hablamos a fondo con Febrés, que atiende a Público por videoconferencia.
El verano de 1938, el Gobierno de la República envió al castillo de Sant Ferran de Figueres, al de Peralada y a la mina Canta de la Vajol miles de obras artísticas del patrimonio nacional, de museos como el Prado, y también otros objetos de valor y un gran patrimonio económico. ¿Cuándo se elige enviarlo todo al Empordà y cuáles son las razones para escoger esta zona?
La decisión fue tomada el verano de 1938 de cara a una eventual retirada republicana, que se produciría en diciembre, enero y febrero de 1939. En los depósitos de los castillos de Peralada y de Sant Ferran no se tenía que hacer nada, eran lugares para almacenar cuadros y objetos de valor, y en cambio en la mina Canta se hizo toda una adaptación técnica rápida y muy elaborada para convertir el final del túnel de la mina en un búnker acorazado.
La mina de la Vajol y el tesoro que se almacenó allí simbolizan un poco los 15 días de la fuga en que centro el libro, y he querido poner la misma atención al patrimonio artístico, al económico y al humano. El artístico ya se había estudiado más, mientras que el económico son aquellas cajas de objetos de valor, sobre todo lingotes y joyas, que habían sido requisadas legalmente de las cajas de seguridad de los bancos durante la guerra. Y el humano son las 500.000 personas, mitad soldados y mitad civiles, que se marcharon durante aquellos pocos días hacia Francia y que fueron tratados como auténtico ganado cuando llegaron.
Seguramente la transformación de parte de la mina de la Vajol en una cámara acorazada para depositar objetos de valor es uno de los elementos que más llama la atención del libro. ¿Cómo se 'descubre' que puede ser un espacio para tener esta función?
Había muchos precedentes. Cuando se evacua el patrimonio económico de Madrid a València ya se almacenaron estas cajas de objetos de valor en el depósito de armas de la base naval de Cartagena. Durante la guerra, el Gobierno vio que si se producía la eventualidad de una marcha hacia Francia merecería la pena repetir estos depósitos de seguridad en la zona de frontera. El de la Vajol fue una ocurrencia, porque su capacidad era muy inferior a la de los castillos de Sant Ferran y de Peralada, lo que pasa es que estaba sobre la raya de la frontera y no lo podían bombardear desde el aire, como sí que hicieron en Figueres y en Peralada, porque se corría el riesgo de tocar territorio francés y provocar un conflicto diplomático.
"La mina de la Vajol estaba sobre la raya de la frontera y no la podían bombardear desde el aire"
También es muy probable que la idea de construir este búnker en el interior de la mina fuera para alejar al hijo mayor del presidente del Gobierno, Juan Negrín, del frente de guerra y encomendarle una misión secreta en segunda línea. Con la perspectiva de hoy, construir este búnker fue una idea relativamente descabellada, hizo su función pero en una proporción muy menor a los otros dos [depósitos]. Aun así, dio pie a muchas leyendas y también es una manera de simbolizar las dificultades del paso de fronteras durante aquellos 15 días, tanto de las personas, como del patrimonio económico y del artístico.
¿Que no se haya encontrado un inventario concreto sobre lo que se depositó en la mina ha contribuido a alimentar estas mitos y leyendas a su alrededor?
Sí. Los estudiosos e historiadores han recogido la estimación que hicieron los dos organismos de ayuda a los refugiados en el exilio, el dirigido por el ministro Indalecio Prieto y el dirigido por el presidente del Gobierno, Juan Negrín, que cifraron en entre 10 y 40 millones de dólares de la época el valor del patrimonio económico llevado hacia Francia para sostener la actividad del Gobierno y ayudar a los refugiados. En este libro era muy importante dedicar un capítulo a un organismo denominado Caja de Reparaciones, puesto que sin entenderlo difícilmente entenderíamos nada de este patrimonio económico.
¿Qué era este organismo?
En septiembre de 1936, el ministerio de Hacienda y el Gobierno de la República crean un organismo que se llama Caja General de Reparaciones de Daños de la Guerra. En un primer momento, centralizaba las requisas de objetos de valor hechas por comandos incontrolados en todo el territorio republicano. Después, el Gobierno dictó con una ley que podía forzar todas las cajas de seguridad privadas de los bancos y requisar su contenido, que siempre eran lingotes y joyas, para sufragar los gastos de guerra. En el primer tercio del siglo XX, las personas acaudaladas no ahorraban con dinero, sino que lo hacían con lingotes de oro y joyas, que eran muy fáciles de convertir en dinero. Por lo tanto, el ahorro de las personas ricas se encontraba en estas cajas de seguridad de los bancos, que fueron requisadas en todas partes con una orden legal del Gobierno.
"Gracias a una ley, el Gobierno de la República podía forzar todas las cajas de seguridad privadas de los bancos y requisar el contenido para sufragar los gastos de guerra"
Esto constituyó el tesoro de la República, del cual no hubo nunca un inventario, porque eran centenares de miles de pequeños objetos de gran valor. La Caja de Reparaciones es la clave de todo este tesoro. Debemos tener en cuenta que la evacuación del tesoro artístico contó con una comisión internacional de directores de museos europeos, la cual se preocupó de hacer un inventario de aquello que salía y hoy sabemos qué obras de arte salieron, donde fueron y como volvieron. En cambio, del tesoro económico, formado por estas montañas de objetos transportados en cajas, sacos y maletas, era materialmente imposible hacer un inventario. Me ha sorprendido, sin embargo, que hasta hoy casi no haya merecido atención, porque eran sumas muy importantes.
Para acabar con el tema de leyendas alrededor de la mina, en el libro deja bien claro que el famoso oro del Banco de España no pasó por el Empordà, básicamente porque entonces ya no existía puesto que se había gastado para comprar armamento a la Unión Soviética y, en menor medida, a Francia.
Sí, exactamente. Es evidente que, del mismo modo que el patrimonio artístico contó con un control internacional, el patrimonio económico, no. En cambio, contó con la complicidad del Gobierno francés para que esta comitiva de camiones que lo transportaba pudiera pasar la frontera sin ser controlado por los aduaneros y dirigirse a las dependencias de la embajada española en París y desde allá al yate Vita, que lo transportó, cuando menos en parte, hasta México. Simultáneamente había 500.000 personas, la mitad de las cuales eran soldados que fueron amontonados en las playas desnudas sin ningún sistema de abrigo durante las primeras semanas, y 250.000 civiles que fueron dispersados en convoyes ferroviarios a menudo en vagones de ganado hacia el interior de Francia. Todos los aspectos de esta retirada tienen su importancia y era importante enfocarlos globalmente y ver qué se sabía de cada uno.
Durante unas semanas de 1939, Figueres fue la capital de la República española. De hecho, la última sesión de las Cortes republicanas en el Estado se hizo el 1 de febrero en el castillo de Sant Ferran. En la obra cita una frase de un periodista británico en que decía que aquel momento representaba la "tumba de la democracia de toda Europa". ¿Resume lo que se vivía aquellos días en el Empordà?
Creo que sí, resume muy bien lo que pasó en los meses posteriores en el conjunto de Europa. En aquel momento se producía el ascenso del nazismo en Alemania y del fascismo en Italia, que ayudaron directísimamente a las tropas de Franco durante la Guerra Civil con material bélico sin el cual no habría ganado nunca. Hay otro ámbito que es el frente diplomático y lo que yo titulo en el libro como "la amarga soledad de la República". En aquel momento, Europa estaba dividida entre los países de extrema derecha, que eran Alemania e Italia, y los países democráticos, que eran principalmente Gran Bretaña y Francia. Para más inri, en Francia había un gobierno del Frente Popular, dicho exactamente igual que en España, y la falta de ayuda de estas potencias hacia el Gobierno de la República, con la prohibición de vender armamento, sería determinante en el desenlace de la guerra.
"La falta de ayuda de Francia y Gran Bretaña hacia el Gobierno de la República sería determinante en el desenlace de la guerra"
También hay otro aspecto en el que pongo énfasis y es que a menudo consideramos que la retirada republicana de febrero del 39 es el final de la guerra, pero es un error porque la guerra acaba en abril. Cuando se produce esta retirada, el Gobierno de la República tenía centenares de miles de soldados en los frentes de la zona centro y de la zona de Levante y tenía la flota anclada en la zona de Cartagena. Juan Negrín, el presidente del Gobierno, salió el domingo 5 de febrero con los otros presidentes [Manuel Azaña, de la República; Diego Martínez Barrio, de las Cortes; Lluís Companys, de la Generalitat; y José Antonio Aguirre, del Gobierno vasco], pero fue el único que volvió a Madrid para continuar manteniendo la guerra.
Tengamos en cuenta que la II Guerra Mundial, que se declara a raíz de la invasión nazi de Polonia, empieza el 1 de septiembre, mientras que la Guerra civil acaba el 1 de abril. Por lo tanto, si el Gobierno de la República hubiera podido aguantar estos meses, es muy probable que la situación bélica habría hecho que Gran Bretaña y Francia necesitaran un gobierno amigo en España y no uno enemigo y finalmente lo hubieran apoyado. Esto son hipótesis, pero completamente fundamentadas en los hechos.
Es aquella idea de Negrín de "resistir es vencer", ¿no?
"La dimisión de Azaña fue como la puñalada final contra la República"
Exacto. La retirada republicana por el Pirineo catalán es una fase importantísima de la guerra, pero no su final, porque la retirada por el puerto de Alicante todavía fue más dramática. Y en esto juega un papel fundamental el presidente de la República, Manuel Azaña, que se permite el lujo de dimitir en febrero del 39, con lo cual los gobiernos de Francia y Gran Bretaña encuentran la excusa para reconocer al gobierno de Burgos, el de Franco, como único representante legal de España. Aquella dimisión en contra de la política del resistir es vencer de Negrín fue como la puñalada final contra la República. Si aquella dimisión no se hubiera producido y se hubiera podido aguantar hasta el 1 de septiembre, las cosas habrían ido de otro modo.
Las autoridades políticas que aquellas semanas se trasladaron al Empordà, sobre todo se instalaron en núcleos del interior, como Agullana, Darnius o la Vajol. ¿Era porque eran más difíciles de bombardear que Figueres?
Esta era una de las razones, no la única. Tengamos en cuenta que entre todos los ministerios y las autoridades republicanas suponen cierta cantidad de gente que había que alojar de alguna manera. Figueres era continuamente bombardeada durante los meses anteriores y también en aquellos días, y aquel ramal de carretera entre Darnius, Agullana y la Vajol ofrecía una serie de residencias señoriales fruto de la riqueza local creada por la industrialización de los tapones de corcho destinados al champán francés. Estos chalés eran el lugar ideal para alojar a las autoridades las últimas semanas antes de pasar la frontera.
Esto, sin embargo, también se reveló como una idea que dio unos resultados discutibles, porque el ramal de carretera no tenía salida hacia Francia y el domingo 5 de febrero los cinco presidentes quisieron salir por un camino de carro, de tierra, que efectivamente se reveló como insuficiente y los coches se encallaron y tuvieron que salir a pie. Hubieran podido salir perfectamente por la carretera de la Jonquera, que estuvo abierta en todo momento, aunque fuera de manera disimulada. Sea como fuere, aquellas semanas esta carretera muy secundaria de Darnius, Agullana y la Vajol se convirtió en el centro del Estado.
La preparación del traslado y el recibimiento de las obras de arte contrasta con la que se dio al medio millón de personas que se exiliaron aquellos días en Francia.
Sí, sobre todo teniendo en cuenta que no era necesario que fuera así. El Gobierno francés, como el de la República, sabía perfectamente que esta avalancha humana se podía producir después de la batalla del Ebro. Incluso algunas autoridades republicanas habían prevenido a Francia, pidiendo crear una franja de territorio bajo neutralidad internacional, pero las autoridades francesas no hicieron nada. No solo esto, sino que además en todo el sur de Francia tenía decenas de campos militares vacíos, que hubieran podido alojar bajo cubierto a los 250.000 soldados exiliados. El Ejército francés se negó.
"Castigar a los refugiados con unas condiciones de insalubridad total tenía una finalidad, que era hacerlos volver lo antes posible"
El hecho de castigar a los refugiados con unas condiciones de insalubridad total tenía una finalidad, que salió bien, que era hacerlos volver lo antes posible. Contrariamente a lo que a veces se piensa, tres cuartas partes de este medio millón de personas ya habían vuelto a España a finales del 39. Las condiciones de supervivencia en Francia eran tan duras que muchos preferían volver esperando que podrían retomar su vida. Ya sabemos que no fue exactamente así y que la represión de posguerra fue igual o peor que la de la guerra. Esta actitud del Gobierno francés es incalificable, en el sentido de decir como que yo no quiero asumir este contingente de inmigrantes, les haré la vida imposible para que opten voluntariamente, entre comillas, por volver a su país.
¿Este recibimiento se puede interpretar como el último capítulo de la soledad de la República que retrata?
"La actitud de los países que hoy acogen refugiados es la misma que la de Francia con los republicanos, no hemos aprendido"
Sí, exactamente. Es muy curioso, pero durante largas décadas esta actitud francesa no ha sido clarificada y había una frase histórica para taparla: "Francia hizo lo que pudo". Después, cuando yo mismo en 1979 hice un primer trabajo histórico en el diario L'Indépendant de Perpinyà con dos compañeros más de la redacción, ya denunciamos que la actitud del Gobierno francés había sido inhumana. Esto después se ha ido enriqueciendo, con el Memorial de Ribesaltes, el Museu de l'Exili de la Jonquera y estudios de otras muchas personas. Se tiene que precisar, pero en enero de 1939 el Gobierno francés ya no era del Frente Popular, sino que solo estaba formado por los radicales-socialistas, que a pesar de su nombre no tenían relación ni con el Partido Socialista ni con el Partido Comunista. La actitud de Francia fue inhumana y, de hecho, nunca han contado los muertos que se produjeron en estos campos de concentración de las playas rosellonesas.
Han pasado más de 80 años de estos hechos y periódicamente llegan miles de refugiados a Europa, la mayoría provenientes del sur global. Viendo el recibimiento que se les da, ¿cree que como sociedad hemos avanzado mucho?
No, creo que el fenómeno es idéntico. Seguramente los de hoy llegan más en cuentagotas, aunque en algunos momentos sea un cuentagotas grueso, y en aquel caso fue más masivo en pocos días, pero la actitud del país de acogida es la misma, no hemos aprendido nada.
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