Este artículo se publicó hace 16 años.
Los juegos violentos no generan violencia
El comportamiento puede trasladarse sólo en las personas con predisposición
Blanca Salvatierra
Violencia y videojuegos. Un tema que, no por más tratado, deja de ser controvertido. La pregunta de si jugar a videojuegos violentos provoca violencia genera respuestas extremas. El estudiante de doctorado de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) Patrick Kierkegaard ha revisado las investigaciones realizadas y ha publicado sus conclusiones en la revista International Journal of Liability and Scientific Enquiry.
Kierkegaard se plantea en su trabajo si hay evidencias científicas que avalen que este tipo de videojuegos contribuyen a un comportamiento agresivo. Mantiene que, si bien se produce una conexión entre jugar a estos títulos y la activación de las regiones del cerebro asociadas con la violencia, según su conclusión preliminar no se puede establecer un vínculo evidente y probado entre la actitud que el jugador desarrolla durante el juego y su comportamiento en la vida real.
De hecho, según explica, no hay una relación evidente entre las estadísticas de violencia y las ventas crecientes de videojuegos. En todo caso, el efecto parece el contrario, e incluso se podría argumentar que el uso de videojuegos puede reducir la violencia real. Esta teoría, que mantiene que la violencia desprendida en un mundo virtual ayuda a no desprenderla en el real, no ha obtenido demasiados apoyos.
Pero Kierkegaard ofrece cifras, como la reducción de crímenes violentos en EEUU, "particularmente entre los jóvenes desde la década de los 90, mientras que los videojuegos han aumentado en popularidad y uso", y añade: "Con millones de ventas de juegos violentos, el mundo debería estar viviendo una epidemia de violencia en lugar de una disminución". El investigador cree también que el comportamiento puede trasladarse al mundo real en aquellas personas predispuestas con anterioridad a la violencia.
«La agresividad dura lo que dura el juego»Juan Alberto Estallo,
Psicólogo Clínico (Centro Forum del Hospital del Mar de Barcelona)
1. Según su experiencia, ¿los juegos violentos generan violencia a largo plazo?
Lo que ha prevalecido es la teoría de la estimulación. El comportamiento violento se reduce al tiempo en el que se juega. Cuando cesa el videojuego, termina la actitud violenta y no tiene efecto acumulativo. Realicé un estudio en el que se investigaba si los jugadores de larga evolución eran más violentos con el tiempo que los que nunca habían jugado. Los resultados mostraban que no había ninguna diferencia en hostilidad o agresividad entre ambos grupos. Equivale al efecto que los atascos producen en los conductores: cuando los coches vuelven a circular, el conductor regresa a su carácter habitual.
2. ¿Cree que el avance gráfico de los juegos tiene algo que ver con que se les asocie a la violencia real?
Se trata del modelo de aprendizaje por imitación, basado en que los personajes a imitar tienen que ser cercanos al jugador. Los de los videojuegos tienen un grafismo envidiable, pero están situados en un plano distante, por lo que no puede aplicarse.
3. ¿Por qué los videojuegos generan una polémica que no produce el cine?
El cine está mucho más ubicado. Los videojuegos han recorrido un largo camino, pero aún les queda bastante por recorrer. Hoy la polémica ha disminuido, en parte porque los padres son antiguos jugadores, que conocen las historias de primera mano y no se dejan llevar por casos anecdóticos, que no tienen ninguna relevancia estadística.
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