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La tecnología supera a la naturaleza en el vuelo

Jim Usherwood, del Royal Veterinary College de la Universidad de Londres, concluye que el vuelo de los animales es muy ineficiente

J. Y.

Cuando los pioneros de la aviación trataron de conquistar el cielo, repitieron lo que el ser humano ha hecho en casos similares: imitar a la naturaleza. Pero fracasaron. La aviación no progresó hasta que empezó a explorar sus propias vías, muy apartadas de los modelos naturales; las máquinas voladoras de hoy guardan escaso parecido con las aves o los insectos.

Jim Usherwood, del Royal Veterinary College de la Universidad de Londres, cree saber por qué: los animales desarrollaron soluciones al problema, pero no necesariamente las mejores. “Olvidaron inventar la hélice, del mismo modo que olvidaron inventar la rueda”, explica.

El científico presentó ayer sus resultados en la reunión anual de la Sociedad de Biología Experimental que se celebra en Marsella (Francia). Usherwood ha estudiado la locomoción aérea en distintos modelos, desde la libélula a la paloma. Su conclusión es que el vuelo de los animales es muy ineficiente: “Las alas de los animales, al contrario que las hélices, tienen que detenerse y arrancar de nuevo, una y otra vez. Esto consume mucha energía para superar la inercia”.

Así, dice Usherwood, el diseño alar es quizá el mejor para esa manera de volar, pero ésa no es la mejor manera de volar. “Hay que ser cautos a la hora de copiar a la naturaleza”, concluye.

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