El cuerpo planetario que chocó contra la primitiva Tierra hace millones de años para crear la Luna pudo tener una composición similar a la de nuestro planeta. Así lo apunta un estudio liderado por la investigadora Alessandra Mastrobuono-Battisti del Instituto Tecnológico de Israel.
Este planteamiento podría resolver un problema que desde hace tiempo inquieta a los científicos. La mayoría de las simulaciones numéricas predicen que en ese impacto colosal la mayor parte del material que dio origen a la Luna tuvo que venir del propio ‘impactador’ y no de la Tierra.
Sin embargo, las muestras de rocas lunares muestran una composición isotópica similar entre nuestro satélite y la de la Tierra. Esto supone todo un desafío científico, porque otros cuerpos del sistema solar presentan composiciones diferentes.
Ahora, Mastrobuono-Battisti y sus colegas han simulado colisiones entre protoplanetas y han comparado la composición de los supervivientes con la de su último ‘impactador’ gigante. Los resultados revelan que la mayoría presentan composiciones diferentes, pero alrededor del 20% de los casos (hasta el 40% incluso) tenían composiciones semejantes.
Este podría ser el caso de la Tierra y el planeta con el que chocó. De esta forma las presencia de los mismos isótopos, como los del oxígeno, en nuestro planeta y satélite tendrían explicación. "Una gran fracción de pares planeta-impactador tienen composiciones casi idénticos", señalan los autores en su estudio. "Por lo tanto, la similitud en la composición entre la Tierra y la Luna podría ser una consecuencia natural de un impacto gigante".
Las simulaciones muestran que hay casos donde las composiciones de dos protoplanetas que colisionan son similares
Isótopos del wolframio
Otros dos trabajos publicados en el mismo número de la revista Nature también se centran en el sistema Tierra-Luna primitivo, pero para proporcionar evidencias que apoyan una hipótesis (denominada ‘late veneer’) por la cual, tiempo después del impacto, se depositó una lámina de material tanto en la incipiente Luna como en la corteza y manto de la Tierra, aunque no en su núcleo ya bien formado en su interior.
Los análisis de las rocas lunares realizadas de forma independiente por el equipo de Thomas Kruijer de la Universidad de Münster (Alemania) y el de Mathieu Touboul en la Universidad de Maryland (EE UU) revelan un exceso del isótopo 182W del wolframio (también llamado tungsteno) en la Luna, lo que los investigadores relacionan con ese deposito tardío de material. A lo largo del tiempo los elementos se acumularon en diferentes proporciones en los dos objetos.
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