El verano trae consigo más horas de luz y fenómenos astronómicos espectaculares. A pesar de que suelen ser menos que durante el resto del año, los cielos suelen estar más despejados y se pueden ver mejor. No obstante, cuanta menos contaminación lumínica y ambiental haya, más podrá disfrutarse del cielo y sus particularidades. 

Manhattanhenge, una particularidad neoyorkina

El 12 de julio se produce el Manhattanhenge, nombre que proviene de la contracción entre el distrito neoyorkino de Manhattan y Stonehenge, monumento megalítico en Reino Unido en el que el sol se alinea con las piedras en cada solsticio. 

Durante el Manhattanhenge el sol se alinea con las calles de Manhattan durante el atardecer en dirección este-oeste. Se recomienda verlo desde las calles 14, 34, 42, 57 y 79. Este fenómeno se produce solo dos veces al año.

Un verano peculiar en sus superlunas

El cambio de estación trajo consigo la primera luna llena de este verano, siendo, también, la primera superluna de la estación. Tuvo lugar el pasado 3 de julio y se la conoce como luna de ciervo.

Este año el satélite estuvo más próximo a la Tierra y se pudo ver ligeramente más grande e iluminado que en superlunas anteriores. Una particularidad del cielo de este verano es que no se producirá ningún eclipse de Sol o Luna.

A lo largo del verano se producirán otras dos superlunas. El 1 de agosto llega la luna del esturión y el 31 del mismo mes la llamada luna azul, llamada así cuando un mes tiene dos superlunas. Así, solo se puede ver una luna azul cada dos o tres años. 

Las "lluvias de estrellas" del verano

La noche del 30 al 31 de julio la lluvia de meteoros de las Delta Acuáridas alcanzará su punto más álgido. Estas estrellas fugaces son visibles a una altura de 100 kilómetros y suelen ser meteoros con estelas más persistentes que las Perseidas, conocidas popularmente como "lágrimas de San Lorenzo". No obstante, las Acuáridas producen un mayor impacto visual por este mismo motivo. 

Las Perseidas llegan al cielo sobre el 12 de agosto, coincidiendo con una luna menguante que posibilitará que la lluvia pueda verse sin problemas. Esta es una de las lluvias de estrellas más esperadas cada verano. 

Los planetas protagonizan el cielo

A comienzos del verano, el cielo tendrá a Venus y Marte como únicos planetas visibles, pero con el paso de las semanas, Venus dejará de verse y dejará paso a Mercurio, que podrá observarse durante varias noches entre julio y agosto.

Saturno aparecerá en el cielo a mediados de agosto y el 27 de ese mismo mes será más brillante que en cualquier otro momento del año. Neptuno cerrará el verano nocturno llegando a su oposición las noches del 19 y 22 de septiembre, cuando podrá verse más resplandeciente. 

El "triángulo del verano"

Durante muchas de las noches se puede ver el llamado triángulo de verano, formado por las estrellas Altair, en la constelación del Águila; Vega, en la constelación de la Lira; y Deneb, en la constelación del Cisne. Cada una de estas tres estrellas es la protagonista de su constelación.

Las constelaciones de Escorpio y Sagitario, ocupando ésta última el centro de la Vía Láctea, son típicas del verano. Para poder distinguir estas constelaciones es necesario un cielo muy oscuro.