Este artículo se publicó hace 13 años.
Un sistema limita el uso del fármaco de la pena de muerte
El laboratorio fabricante cambia su sistema de distribución para evitar que llegue a las cárceles
Ander Izagirre
La pena de muerte en EEUU podría estar en peligro no por las presiones de los activistas o por una decisión política, sino por algo mucho más básico: que no haya fármacos para elaborar la inyección letal que utilizan muchos estados para ajusticiar a sus reos.
El laboratorio danés Lund-beck anunció el viernes que va a cambiar el sistema de distribución de su fármaco pentobarbital para evitar que llegue a las cárceles estadounidenses. La compañía lleva meses soportando las presiones de grupos contrarios a la pena capital, que solicitaban que retirara el fármaco, indicado para la epilepsia pero que forma parte del cóctel mortal que reciben los condenados a muerte en EEUU. Hasta ahora, la farmacéutica se había negado, aduciendo que el medicamento era necesario para los pacientes.
Pero Lundbeck ha encontrado una solución intermedia que, según su director ejecutivo, Ulf Wiinberg, "jugará un papel fundamental en la restricción del acceso al medicamento por parte de las prisiones". A partir de ahora, los compradores de Nembutal, nombre comercial del pentobarbital, deberán firmar un impreso que diga que es "para su propios uso" y que no será redistribuido sin el consentimiento expreso del fabricante.
El rotativo The Wall Street Journal apunta a la posibilidad de que la decisión del laboratorio danés anime a los fabricantes de los otros dos componentes que forman parte de la inyección letal a efectuar acciones similares. Los fármacos de la muerte cobraron especial actualidad en enero, cuando el laboratorio Hospira, único fabricante en el mundo del tiopental sódico, el utilizado habitualmente como sedante en la inyección letal, decidió rebajar su producción a la mitad tras la presión de los activistas. Fue entonces cuando las prisiones usaron como alternativa el fármaco de Lundbeck, al que a partir de ahora tendrán mucho más difícil acceder.
La inyección letal tiene tres componentes: un sedante, otro que paraliza el cuerpo y uno que hace que el corazón deje de latir.
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