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Sean lo que sean, se aceptan células madre

Los españoles están a la cabeza de Europa en valoración de la biotecnología, pero fallan en comprender su significado

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España forma parte del grupo de países en los que mejor se valora la investigación con embriones para obtener células madre con fines terapéuticos, superando a otras naciones de mayor peso científico, como Reino Unido, Alemania, EEUU o Japón. Sin embargo, esta aprobación no está basada en un conocimiento de la materia, como lo demuestra una discreta posición en el ranking de comprensión de esta ciencia y sus implicaciones.

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Son datos del Estudio de Biotecnología de la Fundación BBVA, que ha examinado las actitudes hacia la investigación con células troncales en 12 países europeos, además de EEUU, Israel y Japón. El trabajo, que se presentó ayer en Madrid, se ha elaborado sobre 1.500 entrevistas personales en cada país analizado y actualiza los datos que la Fundación ya recogió en una primera edición, elaborada en 2003.

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Desde aquel primer muestreo, la aceptación de la investigación con embriones tiende al alza en todos los países. En la actualidad, España se sitúa en el pelotón de cabeza, junto con Dinamarca, Suecia, República Checa y Holanda. Un segundo grupo incluye a Reino Unido, Francia e Italia, mientras que Irlanda, Polonia, EEUU e Israel quedan ligeramente mejor situados que los más reticentes: Austria, Alemania y Japón.

Los españoles aprecian la utilidad de estas investigaciones con una nota media de 6,4 sobre 10, por debajo de Dinamarca y Suecia (ambos con 7 puntos), pero superando a Reino Unido (6,3), Italia (6,2) y Francia (6,1), y a considerable distancia de EEUU (5,7) y Japón (5,5). Asimismo, España puntúa alto en aprobación de la moralidad de estas prácticas. Aunque los católicos tienden en mayor grado a igualar moralmente embrión y ser humano –algo que, en menor medida, ocurre también en los países protestantes–, el factor religioso no empaña la buena puntuación española.

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Al concretar los beneficios médicos en posibles tratamientos contra el párkinson, el alzhéimer o la diabetes, la nota de los españoles toca techo (6,8), junto con los checos y dejando atrás a los escandinavos. Algo parecido sucede al enfrentar el beneficio médico  y los derechos del embrión: los españoles se decantan por el primero con un 6 sobre 10, encabezando el rango de países.

Aprobación desinformada

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No obstante, los datos sugieren que esta actitud de tolerancia no está armada con los suficientes elementos de juicio. Al preguntar a los encuestados si han oído o leído alguna noticia sobre la materia, España se desploma al noveno puesto, con un 60,2% de respuestas afirmativas. La caída es aún mayor si se interroga sobre la utilidad concreta de las células madre –transformarse en varios tipos de tejidos–. Sólo un 41,9% salva el examen, relegando a los españoles a la undécima posición, por delante de Austria, Polonia, Japón e Israel.

Para la directora del estudio, Mariana Szmulewicz, la paradoja española refleja una historia reciente de “cambios sociales acelerados, facilitando que los aspectos vinculados con la ciencia se reciban positivamente”. Sobre la suspicacia que alemanes y austríacos muestran hacia este campo científico, Szmulewicz destaca que “aún está presente el recuerdo del nazismo y sus prácticas de eugenesia”.

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En todos los casos, los encuestados se declaran más favorables al uso de embriones descartados de la reproducción asistida que de los creados específicamente. En España, la aceptación desciende del 51,1% en el primer supuesto al 39,1% en el segundo. En todos los países analizados, la inmensa mayoría desconoce que la obtención de células madre aún exige la destrucción del embrión: un 88,7% de los españoles frente al 70% de los estadounidenses, los mejor informados.

La creación de embriones híbridos de humano y animal, cuya aprobación se tramita en el Parlamento británico, suscita un rechazo mayoritario incluso en el Reino Unido, donde la nota media de aceptación es de 4,2. Sólo cuatro países, entre ellos España (5,1), dan un aprobado raspado a esta nueva técnica experimental.

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En España, el grado de aprobación de la investigación con embriones sobrantes de la reproducción asistida es de 6,1 sobre 10. En el supuesto de embriones creados para este fin, desciende al 5,3.

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En ambos casos, es superior la aprobación por parte de los hombres (6,3 y 5,5, respectivamente) que de las mujeres (6,0 y 5,1). Por edades, la tolerancia crece después de los 25 años y se mantiene uniforme hasta los 54. Los mayores de 55 años son los más reticentes. La aceptación crece con el nivel de estudios.

En contraste con lo anterior, las mujeres están ligeramente mejor informadas: un 60,4% ha oído o leído sobre células madre, frente al 60% de los hombres. El conocimiento es máximo en los universitarios y en la franja entre 35 y 54 años.

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