Este artículo se publicó hace 14 años.
Santander 'cultiva' anchoas
El Instituto Español de Oceanografía investiga su crianza para paliar la escasez de esta especie
El futuro de la anchoa en el golfo de Vizcaya depende del control de la pesquería en el mar, pero también puede estar en manos de un equipo de científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) de Santander. En su planta de acuicultura, acaban de iniciar una investigación para desarrollar una técnica que permita criar anchoas en cautividad para su consumo en salazón.
La investigación se prolongará tres años gracias a un convenio de colaboración entre el IEO de Santander y la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad del Gobierno de Cantabria.
Este estudio llega en un momento delicado para la supervivencia de la anchoa. La UE ha levantado la veda para 2010, después de cuatro años y medio sin pesca, pero su continuidad es una incógnita, pues depende del resultado de nuevos informes, que se conocerán en primavera.
Según el jefe de este proyecto en el IEO de Santander, el doctor Carlos Fernández Pato, el "principal objetivo" es producir juveniles de anchoa para la industria conservera: "Se puede producir ya en cautividad. Ahora vamos a ver si somos capaces de producirla con calidad en sabor y textura".
La primera parte de la investigación consiste en realizar análisis bioquímicos de ejemplares capturados en el mar y de otros alimentados en cautividad con piensos. La finalidad es observar la correspondencia que puede haber entre el tipo de alimentación y la composición de las anchoas en cautividad para asemejarlas a las pescadas en el mar. "A la vez, estimulamos ejemplares reproductores mediante luz y más temperatura para ver si reproducen fuera de época", cuenta.
El plan prevé aumentar el número de ejemplares reproductores con la captura de más anchoas en el mar los próximos meses y, a partir de ahí, iniciar el proceso que se sigue con otras especies marinas para su engorde, nutriendo primero las larvas con alimento vivo y, una vez lleguen a la edad de alevines, empezar a suministrarles pienso. Si el equipo logra cubrir cada paso con éxito, dentro de tres años dispondrá de las primeras anchoas aptas para su consumo en salazón.
Ideas de futuro
Fernández Pato considera que hoy resultaría aventurado pensar en la posibilidad de criar tantos ejemplares como para garantizar "un abastecimiento de anchoas frescas". "No obstante", matiza, "es una faceta que podría abordarse en el futuro".
El centro trabaja en este proyecto con una perspectiva más ambiciosa a largo plazo: lograr una técnica lo suficientemente eficaz en la cría de la anchoa que permita repoblar el mar con esta especie. "Es, en cierto modo, soñar, pero se podría pensar en ello si fuera necesario", sostiene Fernández Pato.
Sin embargo, antes de llegar a ese escenario, habría que aclarar varias preguntas, como cuál es la caracterización genética de la anchoa. Según este experto, es necesario lograr una amplia diversidad genética, es decir, que las anchoas no sean parientes próximos "como suele ocurrir en los cultivos de las piscifactorías. La posibilidad de que sobrevivieran en el mar depende directamente de la diversidad genética de la población". "Ahí tenemos que ser muy escrupulosos. Si no, sería un atentado ecológico", concluye.
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