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"No puedo parar de comprar"

Si te excita comprar cosas que en realidad no necesitas y gastas en ello más lo que deberías, tal vez seas una de las personas que, cada vez más, engrosan las filas de los compradores compulsivos.

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Tres cuartas partes de personas que padecen este trastorno de comprar compulsivamente son mujeres. — Pixabay

"Ni en veinte años podría llegar a usar toda la ropa que tengo colgada en mi armario con las etiquetas puestas todavía", reconocía una de las pacientes de la psicóloga Consuelo Tomás, fundadora y directora del primer centro en España de atención a trastornos adictivos del comportamiento, el Instituto Valenciano de Adicciones No Tóxicas. "También he visto a personas que han tenido el trastero de su casa lleno de artículos que no habían estrenado", cuenta a Público esta experta, que asegura que cada vez se ven más casos en consulta.

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Aunque todavía no está recogido en el Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales DSM-5, "el consenso entre profesionales es que la adicción a las compras sigue el mismo patrón que otras adicciones comportamentales, como la ludopatía. El impulso por comprar es insistente, repetitivo e irresistible", nos comenta Tomás. Pero la clave para que se convierta en un trastorno mental está en cómo influye en el día a día de quien lo sufre. "Se convierte en el eje central de su vida y eso interfiere en el resto de áreas, en lo social, lo personal, lo laboral", nos dice. Cuando la persona gasta más dinero del que puede permitirse en comprar artículos que ni siquiera necesita y cuando dedica a las compras un tiempo que le quita a otras parcelas de su vida, es cuando deberían empezar a sonar todas las alarmas.

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¿Cuáles son las señales?

La neuroquímica de las compras compulsivas está vinculada al circuito de recompensa del cerebro

"También pueden experimentar síndrome de abstinencia. Es decir, se ponen muy nerviosas cuando no pueden comprar", apunta Tomás. "Lo que a la persona le excita es el impulso de comprar, pagar con tarjeta, esperar que llegue el producto, abrir el paquete... pero no darle utilidad" añade. Como otras adicciones, la neuroquímica de las compras compulsivas está vinculada al circuito de recompensa del cerebro: es la dopamina que genera ese clic o ese asalto al centro comercial lo que enciende el circuito del placer y nos pide más.

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Por otra parte, es un recurso que muchas veces se emplea para reducir el malestar cuando la persona está pasando por una situación muy estresante o padece estados emocionales difíciles de gestionar. Entonces, ¿cuáles son las señales de que alguien es adicto a las compras? "Cuando tiene una necesidad urgente e irreprimible de comprar y lo hace por encima de sus posibilidades. Es incapaz de controlar sus gastos y de frenar sus compras, a pesar de los problemas económicos y familiares que les genere la situación. Otro rasgo característico es que adquiere artículos que no necesita y, muchas veces, oculta sus compras a los demás", señala Tomás.

Un perfil cada vez más común

En cuanto al perfil más habitual, las tres cuartas partes de personas que padecen este trastorno son mujeres, según asegura Consuelo Tomás. "Las razones, quizá, haya que buscarlas en que la publicidad, al menos, hasta hace poco, estaba dirigida al sector femenino y a que tradicionalmente ha sido la mujer quien se encargaba de comprar las cosas necesarias en la familia", apunta. Los productos que están en la diana de las compras compulsivas también encajan en estereotipos sexuales: "ellas suelen comprar más ropa, zapatos, complementos, cosméticos, joyas y libros, mientras los varones gastan en exceso en electrónica, informática y artículos del motor".

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Consuelo Tomás: "Lo que hacemos en terapia es ayudarle a aprender a controlar ese impulso a comprar sin medida"

De acuerdo con esta experta, un sistema de valores muy materialista, en que se cree que los objetos pueden darnos la felicidad, la necesidad de aliviar estados emocionales negativos y problemas de impulsividad son rasgos frecuentes en quienes compran sin parar. A esto se suma la baja autoestima, en que la persona se permite escapar de la realidad a través de la fantasía de que poniéndose o comprando cierto artículo va a verse mejor ante los demás. Son personas que, además, tienden a negar que tienen un problema, como ocurre con todas las adicciones. "Por lo general, quien busca ayuda profesional son sus familiares. Hasta que la persona no toca fondo, no se da cuenta", dice Tomás. Es entonces, cuando necesita la ayuda de un profesional para poder recuperar el control de su vida. "Lo que hacemos en terapia es ayudarle a aprender a controlar ese impulso a comprar sin medida", nos explica Tomás.

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Cultura de comprar sin parar

El contexto cultural, sin embargo, tampoco ayuda. Vivimos rodeados de grandes superficies comerciales, además del auge del comercio electrónico, que se ha catapultado tras la pandemia y nos invita a consumir a cualquier hora, desde cualquie lugar, sin movernos de la pantalla. "Al pagar con tarjeta, tenemos menos conciencia de lo que gastamos. Además, la posibilidad de devoluciones, nos impulsa a comprar sin pensarlo demasiado", observa Tomás. Otra clave está en la gran permisividad que la sociedad de consumo muestra ante la compras desbocadas. "El mensaje que nos dan es que podemos ser felices, si compramos", recalca.

La facilidad de hacerlo con un solo clic aumenta el riesgo, hasta el punto de que la cifra de compradores online en España entre 16 y 74 años rozaba el 66% en el primer trimestre 2023, de acuerdo a datos de Statista. Un aumento considerable desde 2019, en que el porcentaje era del 46,9% de la población. Y la tendencia es creciente, ya que el 79% de los consumidores espera aumentar su gasto online en los próximos 12 meses, supuestamente para encontrar precios más competitivos ante la crisis económica, tal y como recoge el informe Preferencias del consumidor en la economía digital (Mirakl, 2023).

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Algunas de las trampas comerciales que nos enganchan a la hora de adquirir productos sin medida son la moda de los black fridays, rebajas y ofertas que recibimos cada día en nuestro correo y que nos pican el gusanillo de encontrar ese chollo irresistible. Para protegernos del bombardeo de tentaciones, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) da una serie de consejos, como hacer listas de lo que realmente se necesita antes de ir de compras.

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