El 'Hombre de Orce' seguirá bajo tierra
La Junta de Andalucía ignora una solicitud de Oxford para excavar en el yacimiento donde se halló un polémico cráneo de 1,5 millones de años
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El presunto primer europeo seguirá bajo tierra. La Junta de Andalucía ha ignorado la solicitud para excavar en el yacimiento granadino en el que en 1982 aparecieron los restos del cráneo del supuesto Hombre de Orce, un homínido que habría vivido hace más de 1,5 millones de años.
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En marzo, un equipo de 32 científicos de siete países, liderado por Sarah Milliken, profesora de arqueología de la Universidad de Oxford, pidió permiso a la Junta de Andalucía para excavar en Venta Micena, uno de los yacimientos clave de Orce (Granada). La Consejería de Cultura "ni siquiera ha respondido", según denuncia Luis Gibert, geólogo e hijo del descubridor del cráneo del llamado Hombre de Orce, Josep Gibert. El yacimiento, sostiene el geólogo, "no se excava de manera sistemática desde 1985".
Orce parece maldito. Investigadores de Atapuerca, como María Martinón Torres, reconocen en voz alta que el conjunto granadino "no tiene nada que envidiar" al yacimiento burgalés. Sin embargo, Atapuerca es una referencia internacional y Orce es un lugar que remite a la tragedia de la ciencia española: el perro del hortelano, acusaciones cruzadas de fraude y una absoluta dejadez de las administraciones públicas. Algunos de los paleoantropólogos más prestigiosos de este país se niegan a hablar de Orce en público.
La maldición comenzó en 1987, cuando los codescubridores del cráneo, Jordi Agustí y Salvador Moyà Solà, abandonaron a Gibert y publicaron que los restos no pertenecieron a un humano, sino a un caballo. En seguida se empezó a hablar del Burro de Orce. La revista satírica El Papus publicó en su portada el cuerpo de un hombre con cabeza de borrico que decía: "Zoy ezpañó, cazi ná".
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Sin embargo, Luis Gibert, de la Universidad de Barcelona, no se ha rendido y está empeñado en terminar la obra que comenzó su padre, fallecido en 2007. Además de la arqueóloga de Oxford, Gibert se ha rodeado de otros investigadores de prestigio. El padre de las excavaciones de Atapuerca, Emiliano Aguirre, y uno de los descubridores de la Australopithecus conocida como Lucy, Yves Coppen, respaldan el proyecto de Gibert. Pero la Junta, de momento, mantiene el yacimiento cerrado a cal y canto.
"Habíamos pedido comenzar a excavar el 1 de agosto. Como respuesta sólo hemos recibido silencio administrativo. Si, por lo menos, hubieran rechazado nuestro proyecto podríamos haber mejorado las deficiencias, pero ante el silencio no podemos hacer nada", lamenta Gibert.
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Tres de los yacimientos de Orce -Venta Micena, Fuente Nueva 3 y Barranco León- tienen una antigüedad de por lo menos 1,3 millones de años. La Junta sólo ha permitido las excavaciones en los dos últimos a un equipo dirigido por Robert Sala, de la Universitat Rovira i Virgili. Venta Micena sigue paralizado.
El delegado de Cultura de la Junta en Granada, Pedro Benzal, admite el retraso histórico, pero asegura que desde la llegada en marzo de 2010 del nuevo consejero de Cultura, Paulino Plata, "Orce es la prioridad número uno". Benzal atribuye la parálisis en uno de los yacimientos más importantes de Europa a las peleas en los tribunales y a las trabas burocráticas.
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Tras más de una década de cerrojazo, la Junta autorizó en 2003 una pequeña intervención en Venta Micena al Instituto de Paleontología Crusafont, de Sabadell. Esta institución científica puso al frente de las miniexcavaciones a Josep Gibert. Finalmente, la Junta impuso una multa de 60.000 euros al investigador por, supuestamente, excavar sin permiso. El contencioso administrativo se alargó hasta la muerte de Gibert en 2007.
"El parón en Orce pudo estar motivado por aquel litigio, pero ya no va a haber ningún parón más en la zona", opina Benzal. Sin embargo, el yacimiento ha seguido parado desde 2007. El delegado de la Junta achaca este segundo bloqueo a la burocracia. El Gobierno andaluz ha decidido declarar los yacimientos de Orce como Bien de Interés Cultural (BIC). Y para gestionar un BIC, argumenta Benzal, es necesario un plan director, que regulará las excavaciones en la zona durante "los próximos 10 o 15 años".
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"Sin la declaración de BIC no podíamos planificar las excavaciones. Ahora la casa está ordenada y vamos a ver si caben varias familias", añade Benzal, en referencia a los diferentes equipos de científicos. El plan director, asegura, estará listo en septiembre.
Para Luis Gibert, no obstante, todos estos razonamientos son excusas. "El silencio administrativo se debe a la política de la Junta de restringir los permisos de excavación a nuestro grupo", zanja. En realidad, en Venta Micena no investiga ni su grupo ni ningún otro. Es, según todos los expertos consultados, un yacimiento desperdiciado por una mala gestión.
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"Me consta que la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta no tiene ningún veto contra el equipo de Gibert. Yo le pido paciencia y prudencia, porque nadie excluye que su equipo pueda intervenir a medio plazo. Nadie ha tirado su propuesta a la papelera", responde Benzal, que lanza una advertencia: "A Gibert no le viene bien hacer declaraciones de que está vetado".
El director de las excavaciones en los otros dos yacimientos de 1,3 millones de años, Robert Sala, cree que el conflicto "tiene que solucionarse ya". Su equipo comenzará el 28 de agosto los trabajos en Barranco León y Fuente Nueva 3. Allí, en campañas anteriores, los científicos han desenterrado evidencias de actividad humana de hace 1,3 millones de años, como herramientas de piedra y huesos de animales con marcas de corte. De momento no ha aparecido ningún resto fósil. En Venta Micena, subraya Sala, muy crítico con el supuesto Hombre de Orce, "ni fósiles humanos ni evidencias de actividad humana". No obstante, añade: "Todos esperamos que se excave en Venta Micena, pero la decisión es de la Junta".
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Sala espera encontrar restos de la llamada especie Ñ, la misma hallada en la Sima del Elefante, en Atapuerca, que habría vivido hace más de 1,2 millones de años. Uno de los miembros de su equipo, Juan Manuel Jiménez Arenas, de la Universidad de Granada, cree que el debate sobre si el cráneo descubierto por Gibert perteneció a un caballo o a un humano "es estéril, porque en Orce hay presencia humana sí o sí".
El geólogo Luis Gibert ha heredado la guerra emprendida por su padre contra la Junta de Andalucía para excavar en Venta Micena. Y también ha heredado la confrontación con buena parte de la comunidad científica. El catedrático Paul Palmqvist, de la Universidad de Málaga, conoce bien el trabajo de los Gibert. En 1995, firmó con el padre un artículo en la revista Journal of Human Evolution que resucitó al supuesto Hombre de Orce, pero en seguida volvió a morir. Palmqvist había analizado las suturas craneales de un dibujo que le había suministrado Gibert y había llegado a la conclusión de que aquello no era un caballo, sino un humano. En cuanto se publicó el estudio, un colega le dijo: “Paul, te han dado gato por liebre”. El dibujo de Gibert estaba simplificado y Palmqvist reculó: el cráneo seguía siendo de caballo. “Josep Gibert siempre fue un chapucero, sólo iba buscando evidencias para sus conclusiones. Sólo excavaba en busca de restos humanos, lo demás le daba igual”, sentencia Palmqvist, que codirigió la última excavación puntual en Venta Micena, en 2005. “Tiene sentido que allí no haya restos humanos, porque Venta Micena era una especie de basurero para las presas de hienas gigantes, que eran exclusivamente carroñeras. En ese contexto los homínidos no pintan nada”, opina.