Este artículo se publicó hace 16 años.
"La gente defiende más a los animales que a los indios"
La investigadora Fiona Watson coordina la nueva campaña de la ONG Survival International para pedir el reconocimiento de los derechos de propiedad territorial de los pueblos indígenas aislados
En el mundo, hay personas que no conocen la lengua de su país, ni la Coca-Cola, ni el fútbol, ni Internet. Pero tampoco el estrés, la pobreza y la comida basura. Ni siquiera las cárceles o la bomba atómica. Son los pueblos indígenas aislados, habitantes de la selva amazónica y las islas del Océano Índico, que se resisten a entrar en contacto con el mundo exterior.
La ONG Survival International calcula que existe un centenar de pueblos no contactados en el planeta. Algunos son grupos de hasta 200 individuos. Otros son un puñado de supervivientes de tribus masacradas por los terratenientes o azotadas por la gripe y el sarampión, las tarjetas de visita del hombre blanco. La coordinadora del departamento de investigación de Survival, Fiona Watson (Woking, Inglaterra, 1960), ha pasado por Madrid para denunciar la situación extrema de los pueblos indígenas aislados.
¿Ha mejorado la situación de los indios de Brasil con Lula?
El líder indígena Davi Yanomami me contó hace poco lo que le confesó Lula en septiembre de 2007. Le dijo: "No he hecho nada por ustedes, los indios". Pero es peor que eso. No es que no haya hecho nada, es que su Gobierno está promoviendo el Programa de Aceleración del Crecimiento, cuyo objetivo es obtener lo máximo de la Amazonia, sin tener en cuenta que es el hogar de muchísimos pueblos indígenas.
¿No se consulta a los indios?
No, estos días ha habido un buen ejemplo. En la ciudad de Altamira, el Gobierno quiere hacer un proyecto faraónico de presas hidroeléctricas que va a destruir las tierras de muchos pueblos indígenas. Pero el Gobierno no escucha, a pesar de que el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, ratificado por Brasil, obliga a consultar a los indios antes de cualquier actuación en sus tierras.
Usted pide que se reconozca la propiedad de los pueblos indígenas, pero el indigenista Sydney Possuelo ha afirmado que si fueran dueños de la tierra, en pocos años lo venderían todo.
No estoy de acuerdo. Nosotros no tenemos derecho a decir a los indígenas cómo usar sus tierras. Puede que algunos vendan su madera, pero es su derecho. En cualquier caso, cuando se habla del derecho de propiedad en la ley internacional, se habla de una propiedad colectiva e inalienable; no se puede vender. Siempre estará en manos de los indígenas. Nosotros estamos a favor de la propiedad colectiva, no de la propiedad del Estado federal. Tienen derecho a decidir, no son niños.
¿Y por qué se les considera menores de edad en Brasil?
El movimiento indígena está dividido en este asunto, pero es verdad que la consideración de menores de edad les da ciertos derechos que no tienen los demás brasileños.
¿Qué ventajas son esas?
Por ejemplo, si un indígena comete un delito por desconocimiento, porque no habla portugués ni conoce la ley nacional, no es considerado delito.
¿Qué le parece la decisión del nuevo ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc, de que el ejército vigile la Amazonia?
Es problemático. El pueblo yanomami, por ejemplo, tiene tres o cuatro cuarteles militares en su área. Los soldados se relacionan con las mujeres yanomami y hay problemas con las enfermedades de transmisión sexual. Por otro lado, en el área yanomami hay más de 1.000 garimpeiros, los buscadores de oro. Es una situación absolutamente ilegal, pero los militares no hacen nada. Yo me pregunto si meter al ejército en la Amazonia servirá para algo.
Sydney Possuelo salió de la Fundación Nacional del Indio para fundar una ONG, pero sostiene que está decepcionado, que "lo que quieren casi todas es ganar dinero".
No sé, yo creo que el papel de las ONG es fundamental. Survival es completamente independiente, no recibimos dinero ni de gobiernos ni de multinacionales. Puede que haya algunas ONG que no son buenas, porque, al fin y al cabo, somos seres humanos y hay de todo. Pero las ONG representan a la opinión pública. No hablamos en nombre de los indígenas, creamos una plataforma para que su propia voz se escuche. Gracias a la participación ciudadana, se pueden cambiar las políticas.
¿Y por qué los países europeos no ratifican el Convenio 169?
Reino Unido, por ejemplo, no lo ratifica para proteger a muchas compañías británicas, que hacen minería en territorios indígenas. España no lo ratificó hasta el año pasado. Fue un paso muy importante, pero sigue habiendo multinacionales españolas que no están actuando bien. Repsol tiene concesiones para explorar pozos de petróleo en Perú, y algunos están en áreas en las que hay pueblos indígenas aislados.
¿Cómo vive un pueblo aislado el primer contacto?
Cuando el contacto ha sido muy brutal, el pueblo pierde todas sus referencias. Los misioneros fundamentalistas evangélicos, sobre todo la secta estadounidense Nuevas Tribus, ha provocado contactos que han destruido a los pueblos indígenas. Les sacaron de la selva y les obligaron a creer en Dios. Han perdido sus creencias y su sabiduría. Viven en campamentos tétricos, sin dignidad y sin esperanza. Estos contactos forzados destruyen todo, físicamente, a través de las enfermedades, pero también destrozan el patrimonio intangible. Todavía hay sectas fundamentalistas evangélicas que buscan a los indios no contactados e intentan seducirles con sus ideas de dios y el infierno.
¿Es más fácil conmover a la sociedad con una animal en extinción que con la situación de los indígenas?
Sí, desgraciadamente es así. Somos testigos de la extinción de pueblos indígenas enteros, perdemos la diversidad humana. Pero la gente prefiere defender animales bonitos. Si los amenazados son lombrices o moscas, nadie hace nada, como con los indígenas.
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