Este artículo se publicó hace 13 años.
La filantropía tampoco es transparente
Un polémico informe sugiere que las fundaciones privadas que invierten en salud pública presentan conflictos de intereses desconocidos para el público general
La Fundación Bill y Melinda Gates, que el creador de Microsoft estableció en 1994 para promover la innovación en la salud, el desarrollo y el aprendizaje a escala global, maneja un presupuesto mayor que la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, a diferencia de este organismo público, nadie regula sus actividades, que se rigen, eso sí, por un estricto código establecido por la propia entidad. Una autorregulación en toda regla que, según un estudio publicado hoy en la revista PLoS Medicine, no maneja con la suficiente claridad los conflictos de intereses, lo que puede dar lugar a actuaciones interesadas para alguna de las muchas compañías en las que la Fundación invierte sus ingresos para poder seguir siendo la primera financiadora de proyectos del mundo.
El trabajo, dirigido por el especialista en Salud Pública de la Universidad de Harvard David Stuckler, no acusa a la Fundación de actuar de manera incorrecta, pero deja la puerta abierta a que la falta de regulación externa lo permita. No sólo habla de la Fundación del segundo hombre más rico del mundo, sino de las cuatro estadounidenses que le siguen en sus aportaciones: las fundaciones Ford, W. K. KelloggFoundation y Robert Wood Johnson y el Paul Getty Trust.
La Fundación Bill y Melinda Gates maneja más dinero que la OMS
Las cifras que manejan estas entidades son espectaculares. A finales de 2008, la Fundación Bill y Melinda Gates invertía 29.600 millones de dólares, cifra que se ha incrementado con el aumento progresivo en la participación de la fundación del conglomerado Berkshire Hathaway, del multimillonario y amigo personal de Gates Warren Buffett.
En el trabajo, Stuckler y sus colaboradores desgranan las relaciones de la Fundación con empresas que sí buscan el beneficio. La lista es amplia: desde fabricantes de productos que en ocasiones han sido cuestionados por sus valores saludables, como McDonald's o Coca-Cola, hasta laboratorios farmacéuticos, que han probado vacunas en países en vías de desarrollo que, una vez demostrada su eficacia, han sido vendidas, con un amplio margen de beneficios, en naciones ricas.
El artículo sugiere que puede haber conflicto de intereses en el momento en que desde la Fundación se conceden ayudas a empresas que están presentes en la propia Fundación, al ser destinatarias de sus inversiones. Stuckler señala un ejemplo: los Gates han establecido alianzas con Coca-Cola para "crear nuevas oportunidades de mercado para granjeros locales cuya fruta se utilizará en zumos de frutas que la empresa producirá y venderá a nivel local". Esta iniciativa, financiada por la Fundación con 7,5 millones de dólares ejemplifica, según el autor del estudio, una paradoja: la Fundación tiene una participación mayoritaria en Coca-Cola y, a la vez, financia proyectos que animan a países en vías de desarrollo a hacer negocios con la empresa.
La entidad del filántropo invierte en Coca-Cola y apoya sus negocios
Dentro de la legalidadDesde la Fundación Bill y Melinda Gates rechazan comentar el artículo y remiten a sus estatutos: "La Fundación está comprometida a los niveles más altos de integridad en su trabajo, tomándose muy en serio las cuestiones relativas a los conflictos de intereses que afrontan las fundaciones", aseguran en un correo electrónico.
El autor del estudio tiene claro que ni esta entidad ni el resto están cometiendo una ilegalidad: "Nuestro análisis no busca juzgar si estas fundaciones actúan bien o mal. Sólo podemos demostrar que existen potenciales conflictos de intereses. Algunos pueden preguntarse cómo la Fundación Gates puede decir que promueve la salud pública si está haciendo más fácil a Coca-Cola distribuir a los niños agua azucarada, algo relacionado con el aumento de la obesidad y la diabetes", explica.
La información recopilada es pública pero "de difícil acceso"
Sin embargo, comenta, otras voces pueden argüir que la salud pública puede aprender mucho de Coca-Cola, trasladando sus conocimientos sobre distribución de refrescos al reparto de vacunas, por poner un ejemplo. "Hay algo de verdad en cada uno de estos puntos", señala, en un correo electrónico. Stuckler concluye afirmando que la cuestión de si las relaciones institucionales y financieras pueden influir en las decisiones de una fundación "tiene aún que ser respondida y continúa siendo un punto de controversia".
El investigador pone un ejemplo: "Si un gran inversor ofreciera a España un paquete de rescate financiero, pero condicionara la ayuda a que la donación se usara para apoyar a sus propias empresas, el dinero donado sería sujeto de un debate legítimo. De forma análoga, nosotros hemos descubierto que la Fundación Billy Melinda Gates invierte significativamente en Coca-Cola y, a la vez, miembros de su consejo de dirección han sido directivos de la fabricante de refrescos; además, promueve alianzas multimillonarias con la empresa para animar a los granjeros de países pobres a trabajar con ella".
Los firmantes del estudio, que reconocen que toda la información que detallan es pública "aunque difícil de reunir", proponen tres estrategias para mitigar los conflictos de intereses. La primera sería la separación entre el manejo de las inversiones de las fundaciones y el comité directivo de las mismas. También sería posible crear un "fondo de inversiones ciego", del tal manera que los líderes de la entidad no fueran conscientes de los fondos de sus empresas y evitaran así que su conocimiento influyera en las decisiones de los programas de ayuda.
"Nuestro análisis no busca juzgar si las instituciones actúan bien o mal"
La segunda sería la transparencia. Esto implicaría que se hiciera pública la afiliación y las inversiones personales de los directivos de las fundaciones. Así se sabría, sin leer este estudio, que uno de los tres directores de la Fundación Bill y Melinda Gates, Buffett, perteneció al Consejo Directivo de Coca-Cola, que opera con la entidad.
La tercera medida sería obvia: ajustar la ayuda ofrecida con las necesidades de la comunidad ya que "las fundaciones tienden a operar en nichos que la dirección considera importante".
Las cinco grandes de EEUUFundación Bill & Melinda Gates
La organización del fundador de Microsoft y su esposa ha donado 24.450 millones de dólares desde su creación, en 1994. Según explica en su página web, la Fundación Gates apoya a beneficiarios en más de cien países y en los 50 estados de Estados Unidos.
La mayor parte de las inversiones de esta organización se dirige a mejorar la salud en países del Tercer Mundo y lucha especialmente contra enfermedades como el sida, la malaria, la neumonía y la tuberculosis. La Fundación Gates también cuenta con inversiones en programas para el desarrollo, como la creación de líneas de crédito para ciudadanos sin recursos.
Fundación Ford
Esta organización fue creada en 1936 con una donación inicial de 25.000 dólares por parte de Edsel Ford, hijo del fundador de la compañía automovilística, Henry Ford. Muy relacionada con la época en que fue creada, su objetivo principal es contribuir a "realizar significativas contribuciones a la paz mundial y a un sistema basado en la ley y la justicia". La Fundación Ford ha comprometido ya inversiones por valor de unos 16.000 millones de dólares en Estados Unidos y en más de 50 países de América Latina, África y Asia.
Según explica en su página web, el organismo recibe unas 40.000 propuestas de inversiones al año, de las cuales financia alrededor de 2.000.
J. Paul Getty Trust
Esta organización filantrópica internacional invierte sus recursos en apoyar el desarrollo del arte y la cultura en todo el mundo. Creada en 1953 por el petrolero Jean Paul Getty -el hombre más rico de Estados Unidos en aquel momento y fallecido en 1976- , su objetivo es "la difusión del conocimiento artístico y general". La Getty es la mayor fundación privada del mundo cultural y, entre otras instituciones, gestiona el museo J. Paul Getty, en Los Ángeles, un instituto dedicado a la investigación cultural y otro que apoya la conservación de obras de arte.
La Fundación J. Paul Getty gestiona más de 4.000 millones de dólares en fondos.
Fundación W. K. Kellogg
Este organismo se centra, sobre todo, en el desarrollo de la infancia. Fue fundado en 1930 por el pionero del mercado de los cereales para el desayuno, Will Keith Kellogg, que donó la mayor parte de su fortuna (unos 66 millones de dólares) a este proyecto.
El 80% de los fondos de la Fundación Kellog se invierte en Estados Unidos y, en concreto, la mitad de ellos se queda en las zonas de Michigan, Mississippi y Nuevo México, donde se originó este negocio. El resto de las inversiones se dirigen al Caribe, América Latina y el sur de África, aunque en esta zona no se aceptan solicitudes, si no que se "buscan". Los programas se centran en fomentar la educación y sanidad infantil.
Fundación R. W. Johnson
La quinta mayor fundación privada de Estados Unidos -y la más grande dedicada en exclusiva a la salud pública en todo el país- es la creada por Robert Wood Johnson, fundador de la compañía Johnson & Johnson de productos de belleza y droguería.
El organismo asegura que su misión es mejorar la salud "de todos" los ciudadanos del país, aunque sus programas se centran, particularmente, en luchar contra la obesidad infantil y las poblaciones más vulnerables, es decir, las que no tienen cubiertas sus necesidades por los carísimos seguros médicos que existen en Estados Unidos.
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