Hace 200.000 años los hombres de Misliya habían desarrollado un sofisticado sistema de caza y alimentación que ha sorprendido a los antropólogos y arqueólogos de las universidades de Haifa y Tel Aviv. Los expertos de ambos centros investigan, desde hace años, una cueva situada en el monte Carmelo, cerca de la actual ciudad de Haifa, y los restos que en ella se encuentran.
Las excavaciones en curso –cuyos primeros resultados se publican en el último número de The Journal of Human Evolution– muestran que aquellos hombres primitivos cazaban grandes animales con pezuñas, como ciervos, gacelas y ovinos salvajes. Además, cortaban su carne in situ con afilados cuchillos de sílex, y la transportaban a la cueva para compartirla con los demás miembros del clan.
Según han descubierto los arqueólogos en sus indagaciones, estas actividades revelan que en la Edad de Piedra ya se utilizaban modernos sistemas de caza.
Desde 2001
En Misliya, una cueva situada a 90 metros por encima del Mediterráneo, se han hallado desde 2001 numerosos instrumentos de piedra que sus habitantes utilizaban para tratar la carne, como herramientas de sílex semejantes a cuchillos y utensilios muy puntiagudos y punzantes. Junto a la cueva se han encontrado, además, restos de pequeñas hogueras, lo que supone un indicio de que la carne se asaba en ese lugar durante la época.
La cueva presenta tres niveles distintos, puesto que el techo se desmoronó en al menos dos ocasiones. Restos humanos han aparecido en los tres niveles, mientras que los deshechos relacionados con la caza y el tratamiento de la carne están en el nivel superior. Los restos de este nivel superior han permitido identificar qué tipo de animales cazaban los moradores de la cueva, así como cuáles eran los cortes de carne preferidos por aquellos hombres que vivían en la Edad de Piedra.
Los científicos han examinado con microscopios las diminutas señales que presentan los huesos de los animales, algo que ha permitido establecer de qué manera se cazaron y cómo se preparó la carne antes del ágape. Según las conclusiones publicadas, prácticamente todos los huesos examinados pertenecieron a animales que fueron cazados por el hombre. También se deduce qué partes del animal eran las preferidas. Estas partes suelen ser las que tienen más carne, como el muslo.
Sin cabezas ni pezuñas
Por el contrario, los habitantes de Misliya rechazaban las partes que no satisfacían su apetito, como la cabeza o la pezuña, que abandonaban en el campo y no las arrastraban hasta la cueva. Diminutas incisiones diagonales que se observan en la superficie de los huesos, algunas de ellas de dimensiones microscópicas, indican que los habitantes de la cueva estudiada utilizaban cuchillos de sílex para separar la carne de los huesos, una vez que ya la habían asado.
Los huesos largos de las extremidades se rompían para extraer los tuétanos, que aparentemente eran uno de los manjares preferidos en aquélla época lejana. Después de examinar los dientes de los animales se ha determinado que la inmensa mayoría de las piezas que cazaban estaban en la flor de la vida.
Los científicos subrayan que, según estos hallazgos, el hombre de Misliya tenía hace 200.000 años un comportamiento similar a cazadores y recolectores de una época muy posterior en el tiempo.
Además de ciervos, gacelas y ovinos salvajes, que constituían la base de su dieta, se han encontrado huevos de avestruces que indican que el hombre primitivo tenía un exquisito gusto a la hora de comer.
Asimismo, destacan que otros seres humanos menos desarrollados preferían cazar animales pequeños o cazar a los miembros más débiles de la manada, o sea jóvenes, viejos o enfermos.
Éste no era el caso de los habitantes de Misliya, quienes sistemáticamente cazaban los animales mejor dotados para, a continuación, seleccionar sobre el terreno las partes más nutritivas y conducirlas hasta la cueva.
Los arqueólogos destacan que este tipo de comportamiento, que exigía una gran capacidad de decisión, se ha observado en otras zonas de Oriente Próximo, pero ha sido siempre en épocas muy posteriores.
Sin embargo, hasta ahora los antropólogos no han encontrado en Misliya restos de ‘homo sapiens’. Algunos atribuyen al ‘homo sapiens’ el comportamiento de los hombres de Misliya, mientras que otros afirman que es posible que algún antecesor ya actuara de esa manera tan moderna.
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