Este artículo se publicó hace 13 años.
Europa y China firman un pacto de colaboración espacial
El acuerdo establece que el GPS europeo y el chino competirán pero no se interferirán
Europa y China han hecho un pacto entre caballeros para cooperar en el espacio. La Comisión Europea (CE) y el Ministerio de Ciencia chino firmaron el viernes un "documento de consenso" que sienta las bases para "un diálogo espacial" entre Europa y el gigante asiático. Su objetivo principal es evitar conflictos e interferencias entre los sistemas de posicionamiento por satélite con los que ambos países quieren independizarse en 2020 de EEUU, que controla el GPS, único servicio de este tipo en activo.
Tanto Galileo, el proyecto europeo, como el Compass chino responden a razones de soberanía e independencia política y militar. También tienen un fuerte componente económico, pues sus futuros servicios de pago pueden generar miles de millones de euros en beneficios.
Los responsables de Galileo y Compass se reunirán una vez al año
La firma del acuerdo, alcanzado el viernes en Lucca (Italia), y al que ha tenido acceso este periódico, pretende cerrarlos problemas entre ambos países debido a la participación china en Galileo acordada en 2003 y que luego se enfrió cuando Pekín decidió que quería su propio GPS.
El nuevo documento, titulado Cooperación en el espacio entre la CE y China. Elementos de consenso, cambia la situación "por completo", ya que con él ambos países inauguran una fase de cooperación, pero también de competencia entre ambos sistemas, según fuentes de la CE.
El texto resalta "la voluntad de reforzar la cooperación en el espacio y entre los servicios de GNSS [siglas en inglés de Sistema de Navegación Global por Satélite] y para trabajar en un nuevo calendario de cooperación". El texto, de una sola página, fue firmado el viernes por Paul Weisenberg, responsable del sistema Galileo en la Comisión, y Jianling Cao, viceministro de Ciencia y Tecnología chino. El pacto será confirmado de forma oficial por el comisario europeo de Industria , Antonio Tajani, y el ministro de ciencia chino, Wan Gang, "a finales de este año o principios del próximo", según la CE.
Ambos socios quieren tener completos sus sistemas en 2020
El GPS europeo ha sido un vía crucis de más de 15 años. La falta de organización y de presupuestos ha retrasado varias veces el lanzamiento de los dos primeros satélites del sistema, que se realizó finalmente el mes pasado. Cuando la red completa de 30 satélites esté a pleno funcionamiento ofrecerá servicios de localización gratuitos (que se estrenan en 2015) y de pago (en 2020). La venta de servicios reportará a la UE unos 60.000 millones de euros en 20 años, según los cálculos de la Comisión.
En 2003 China quiso sumarse al proyecto. La UE aceptó la entrada del gigante asiático y sobre todo de su contribución, que debía superar los 200 millones de euros. Desde entonces la relación se enfrió. No sólo porque China decidió crear su propio sistema, sino también porque la UE determinó que Galileo debía quedar bajo control 100% europeo.
Revisión anualEuropa calcula que generará 60.000 millones de euros de beneficios
El acuerdo de Lucca vuelve a unir a ambos países, esta vez cada uno a cargo de su proyecto. La clave del texto está en las frecuencias que los satélites usan para comunicarse con la Tierra y que se solapan entre Galileo y Compass, lo que puede dar lugar a fallos. Por eso ambas partes han acordado "apoyarse mutuamente en problemas con el radioespectro [que comprende comunicación por ondas de radio] y trabajar para la compatibilidad e interoperabilidad para un mejor servicio de los clientes en todo el mundo y en especial en la República Popular China y la UE". También formarán un "comité de alto nivel" que se reunirá cada año para asegurarse de que se está jugando limpio.
Pero el programa espacial chino no es sólo cosa del Ministerio de Ciencia, sino también del Ejército. ¿Puede estar segura la UE de que los chinos no les sabotearán? "Tenemos que confiar en nuestros compañeros porque hasta ahora han cumplido todos los pactos", explican en la Comisión, que sin embargo reconoce haberse cubierto las espaldas. "Hemos sido los primeros en registrar las frecuencias en las que operará Galileo ante la autoridad internacional".
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