Este artículo se publicó hace 14 años.
Un estudio desvincula nucleares y cáncer
El mayor trabajo epidemiológico realizado en España descarta que vivir cerca de una instalación atómica aumente el riesgo de morir por enfermedades oncológicas
Residir en municipios próximos a centrales nucleares u otras instalaciones radiactivas no aumenta las posibilidades de morir de cáncer, según los resultados del mayor estudio epidemiológico realizado en España al respecto, que Público ya adelantó el pasado mes de octubre.
El Instituto de Salud Carlos III, que ha realizado el estudio en colaboración con el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), hizo público ayer el resultado de tres años de trabajo, con una conclusión clara: los expertos aseguran que el estudio cierra la posible preocupación o interés social en torno a este asunto y que "debe contribuir a la tranquilidad y a la paz social en el entorno de las irradiaciones", en palabras del director de Protección Radiológica del CSN, Juan Carlos Lentijo.
Se estudiaron mil municipios cerca de instalaciones nucleares
El trabajo, que, según el director general de Salud Pública, Ildefonso Hernández, será "referente y se publicará en alguna revista prestigiosa", estudia todos los municipios situados en un radio de 30 kilómetros alrededor de las instalaciones que emiten radiación, más de 1.000 en total. Para cada localidad analizada se seleccionó de forma aleatoria un municipio de control entre todos los emplazados a entre 50 y 100 kilómetros de la instalación, es decir, que no estuvieran afectados por su funcionamiento. El trabajo de los investigadores consistió precisamente en comparar la mortalidad por cáncer entre 1975 y 2003 en los municipios cercanos a las instalaciones frente a los pueblos que actuaron de control.
Una de las principales novedades del estudio con respecto a otros anteriores uno de ellos realizado por el mismo equipo, encabezado por el epidemiólogo Gonzalo López-Abente es que se ha basado en una reconstrucción de las dosis de radiación que recibieron las poblaciones desde 1975, en lugar de basarse sólo en la distancia. Así, se ha atribuido a la población una exposición promedio a la radiación. "Esto posibilita superar las limitaciones de los modelos que utilizan la distancia al foco como medida de exposición", afirman los autores en el informe final.
Pero precisamente lo que los investigadores consideran la mayor fortaleza del trabajo ha sido lo más criticado por los ecologistas, que consideran que, hasta hace relativamente pocos años, no existía control sobre las radiaciones emitidas, por lo que el CSN no puede saber a qué estuvieron expuestos los habitantes.
Las ONG denuncian que no hay datos anteriores a 1981
Además, no se han hecho distinciones entre los casos de mortalidad por cáncer registrados en las poblaciones que residían en las primeras instalaciones las que contaban con menos control, al principio y los observados posteriormente. Lo explica el responsable de Nucleares de Ecologistas en Acción, Paco Castejón: "Hasta 1981, no podemos decir que haya una medida independiente, se ha establecido una dosis promedio y no se han tenido en cuenta las variaciones que se han podido sufrir".
Otra característica del estudio que han criticado los ecologistas es que se haya analizado la mortalidad por cáncer, y no su incidencia. Según Hernández, esto se explica por la falta de registros de cáncer en las zonas cercanas a las instalaciones nucleares. "Aunque aspiramos a que, en el futuro, la cobertura de los registros de cáncer sea del 100%, el hecho es que había un desequilibrio de registros, lo que se tuvo en cuenta a la hora de diseñar el estudio", explica el experto. Si el estudio se hubiera limitado a las zonas en las que sí había registro de casos de cáncer, Hernández cree que la potencia estadística hubiera sido mucho menor.
¿Fin de la polémica?El trabajo muestra la mortalidad por cáncer, pero no su incidencia
Para este político y epidemiólogo, el estudio presentado ayer en Madrid "cierra la polémica" existente sobre la seguridad de residir en una zona próxima a instalaciones nucleares y "refuerza la gestión del CSN como organismo independiente".
Los ecologistas, sin embargo, rechazan esta explicación. Castejón recuerda que Ecologistas en Acción considera que es peligroso vivir cerca de instalaciones nucleares "no por las emisiones radiactivas, sino por el riesgo de accidente, así como por la posibilidad de emisiones extraordinarias, como en la reciente fuga registrada en la central de Garoña". Greenpeace, por su parte, aseguró en un comunicado que "no se puede descartar" que las instalaciones nucleares afecten a la salud de las personas que vivan en estos entornos por el hecho de que el informe epidemiológico presentado hoy por el Consejo de Seguridad Nuclear y el Instituto de Salud Carlos III "no haya logrado establecer una relación estadísticamente significativa".
El responsable de Energía de la entidad explicó a este periódico que "hay que investigar más. Decir a la gente que no hay riesgo por vivir cerca de una instalación nuclear es engañar", concluye.
Un trabajo solicitado por el Congreso1. Gestación
El Pleno del Congreso de los Diputados aprobó el 9 de diciembre de 2005 una proposición no de ley por la que instaba al Gobierno a realizar un estudio epidemiológico sobre la influencia de las instalaciones nucleares y radiactivas del ciclo de combustible nuclear sobre la mortalidad por cáncer en las personas que habitan en su entorno en España.
2. Independencia
Para conseguir que el trabajo fuera independiente y ajeno a los intereses del ‘lobby' nuclear, se creó un comité consultivo, en el que participaron las instituciones afectadas (incluyendo los titulares de las instalaciones), expertos independientes y entidades ecologistas, además de representantes de autoridades sanitarias de toda España.
3. Resultados
El trabajo, que ha tardado tres años en concluir, establece que las dosis estimadas acumuladas que ha recibido la población "son muy reducidas" y están "muy por debajo de los niveles que podrían afectar a la salud". Los investigadores no detectaron un incremento de la mortalidad por cáncer asociada al funcionamiento de las instalaciones, aunque sí algunas asociaciones puntuales "que no han podido ser atribuidas" a la radiación recibida.
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