Este artículo se publicó hace 15 años.
España, líder en tratamientos de fertilidad
Cada año se realizan más de 80.000 tratamientos de reproducción asistida. La tasa de embarazo es del 39%, pero hay demasiados partos múltiples
El progresivo incremento de la edad de las parejas que deciden tener su primer hijo, las facilidades otorgadas por el marco legal y los avances de las técnicas contra la infertilidad han convertido a España en uno de los países europeos con más tratamientos de reproducción asistida.
Según los últimos datos, procedentes del Registro de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) y presentados ayer, en España se llevaron a cabo 50.299 tratamientos de fecundación in vitro (FIV) y técnicas afines y 29.766 de inseminación artificial en 2006, lo que sitúa al país tan sólo por detrás de Francia y Alemania, que en 2005 –último año con datos– alcanzaron los 71.278 y los 53.378 tratamientos de FIV, respectivamente.
Pese a que la tasa española de embarazo por transferencia de embriones en fecundación in vitro es del 38,7% y ya supera la media de Europa, que es del 30%, casi el 22% de los tratamientos exitosos se resuelven con un embarazo múltiple, una tasa superior a la europea, que apenas llega al 20%.
Se trata de una cifra que tanto los expertos de la SEF como el Ministerio de Sanidad pretenden reducir instando a los centros a que mantengan la tendencia a ir evitando la transferencia a la mujer de tres preembriones por ciclo, el máximo permitido por la Ley de Reproducción Asistida de 2006, ya que, en muchos casos, las probabilidades de éxito son similares sólo con uno. Así se evitarían las complicaciones del embarazo múltiple, que siempre es un “mal resultado”, según indicó ayer el coordinador del Registro de la SEF, José Antonio Castilla. “Queremos seguir bajando”, agregó.
Sin embargo, el director general de Terapias Avanzadas y Trasplantes del Ministerio de Sanidad, Augusto Silva, entiende que, desde el punto de vista legal, es “prematuro” plantearse restringir a uno el máximo de embriones a transferir, si bien considera que su departamento puede “cooperar” con la SEF haciendo recomendaciones en este sentido.
El registro de la SEF, patrocinado por el laboratorio Schering, pone de relieve que el 80% de la actividad de reproducción asistida se da en centros privados y el 20% en hospitales públicos. Para el presidente de la SEF, Buenaventura Coroleu, hay que tratar de reducir al mínimo esta diferencia, aunque no es fácil. “La línea va por aquí, pero para eso hay que tener registros objetivos que permitan compensar estos desfases”, dijo.
Por otro lado, los datos de la SEF, únicos existentes hasta que Sanidad ponga en marcha los registros nacionales de centros, actividad y donantes establecidos por la Ley de 2006, reflejan también cómo ha ido aumentando la edad de las parejas que acuden a las clínicas. “El deseo reproductivo cada vez se pospone más, y las parejas que se someten a reproducción asistida son cada vez mayores”, explicó por su parte Castilla, que reveló que el 55% de las mujeres son ya mayores de 35 años, “el límite de edad donde empieza a declinar la capacidad reproductiva con ovocito propio”.
Para Castilla, el aumento de la edad tendría que haber ido reduciendo la eficacia de estas técnicas, pero la tasa de éxito ha ido subiendo en los últimos años. “Si nos encontramos cada vez con más pacientes añosas y subimos en tasa de embarazo, es que los centros españoles están creciendo en calidad”, agregó. Tampoco es ajeno a este panorama el hecho de que la mitad de las donaciones de ovocitos de Europa tengan lugar en España.
Por su parte, Silva expresó el compromiso de su departamento de que este año se puedan poner en marcha, según lo previsto por la ley, un registro oficial de centros de reproducción y otro donde se puedan consultar las tasas de efectividad de cada clínica.
En cuanto al otro registro, el de donantes de gametos, no estará listo al menos hasta 2010 dada su complejidad, ya que maneja datos personales que requieren de la máxima protección.
Parejas con cáncer hereditarioPor último, Silva señaló que hay al menos dos parejas que han solicitado a la Comisión de Reproducción Humana Asistida beneficiarse del diagnóstico genético preimplantacional alegando la existencia de un caso de cáncer hereditario. Al menos, en uno de los casos, se trata de cáncer de mama.
Un grupo de expertos analizará hoy esta cuestión, así como la problemática del cribado de las anomalías cromosómicas de los embriones. En cualquier caso, no habrá una decisión firma al respecto hasta la próxima reunión del pleno de la Comisión, prevista para primavera.
"Lo peor son las listas de espera"Isabel Corbacho, de 34 años, conoce bien las dificultades a las que se enfrentan las personas que recurren a la sanidad pública para tratar de tener un hijo. Ella misma estuvo simultaneando tratamientos en la sanidad pública vasca y en clínicas privadas hasta que, cuatro años después, consiguió quedarse embarazada, en este caso de dos mellizos que tienen ya dos años.
Pese a que su caso fue particular, ya que padecía una patología que complicaba el proceso, Corbacho señala que la principal dificultad a la que se enfrentan las parejas infértiles son las dilatadas listas de espera de la sanidad pública. Como ejemplo, asegura que la lista de espera para la primera cita es de ocho a diez meses en el País Vasco, a los que hay que añadir otra demora de dos años hasta someterse a un proceso de fecundación in vitro.
“Lo peor para los pacientes de la sanidad pública es la lista de espera, ya que por lo general pasan al menos dos años hasta llegar a un tratamiento”, lamenta Corbacho, que tras su experiencia decidió implicarse en el problema y entró a formar parte de la Asociación de Pacientes de Reproducción Asistida de Euskadi (APRAE), de la que es actualmente secretaria. “El problema de la lista de espera no es sólo por el tiempo, sino porque a muchas mujeres se les hace tarde”, explica.
Otra de los problemas es la existencia de grandes diferencias por comunidades, sobre todo en la financiación de los medicamentos, cuyo coste está en torno a los 3.000 euros. Salvo en el caso de comunidades como Catalunya, donde se financia la medicación incluso en las privadas, la mayoría de las parejas tiene que afrontar el coste de los fármacos. Corbacho explica que las pacientes de la sanidad pública sólo tienen un cupo de tres ciclos de tratamiento, siempre que tengan menos de 40 años. “A partir de esa edad no hacen tratamientos, y eso es una discriminación”, concluye.
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