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El día en que la basura en X provocó una gran migración de usuarios a otras plataformas

Las elecciones de EEUU y la injerencia de Elon Musk han precipitado, entre otras razones, un éxodo de perfiles de la red social del pajarito en busca de un espacio libre de bulos y que no esté monopolizado por la extrema derecha.

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El perfil de la red social X en versión móvil y escritorio. — Jonathan Brady / Pa Wire / Dpa / Europa Press

madrid, Actualizado:

Ocurrió con Mastodon, y ahora con Bluesky. La red social X (antes Twitter) vive un nuevo éxodo de usuarios, algo que se está convirtiendo en habitual desde que Elon Musk compró la empresa por 44.000 millones de dólares. Un valor que, desde entonces, ha caído en más de un 70%.

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¿Y por qué ahora? Son varias las razones que parecen haber empujado a los usuarios a abandonar la aventura empresarial de Musk, cuyas promesas en su inicio se convirtieron en macabras premoniciones. Mientras el empresario alardeaba de que con su llegada a la red social desaparecerían los bots y se democratizaría el espacio, lo cierto es que ha pasado todo lo contrario. "Es una red social en declive, con las políticas de Musk ha ido degenerando y perdiendo calidad", ha apuntado el periodista y usuario veterano Marcelino Madrigal a Público.

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Desde la llegada de Musk, un simple barrido por la red social revela que hay más bots que nunca. Cuando se produjo la devastadora DANA en València, un centenar de cuentas de la India aparecieron en publicaciones relacionadas con el tema para lanzar mensajes de odio. 

Y es que la red social se ha convertido en un nido de odio, donde recientemente se han modificado los protocolos de bloqueo, ya que ahora los usuarios bloqueados pueden seguir viendo las publicaciones de quienes les han restringido, aunque no puedan interactuar con ellos. Algo que, según han denunciado los usuarios, presenta un gran problema de privacidad. "Esto viene del concepto de libertad de expresión de EEUU, donde se defiende hasta el discurso de odio, a diferencia de Europa. A Musk solo le interesa el mercado estadounidense, los usuarios de España somos residuales", ha señalado el periodista.

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En este nuevo X las cuentas de extrema derecha campan a sus anchas, cuentas que se dedican a informar sobre la crisis humanitaria en Gaza ven limitado su alcance o incluso desaparecen y perfiles de periodistas sufren hackeos con regularidad.

El periodismo ha sido una de las puntas de lanza de este nuevo éxodo de X. Medios de comunicación como The Guardian o La Vanguardia ya han tomado la decisión de marcharse por la "toxicidad" que se respira en la red social. "Twitter siempre había sido una red social de periodistas, pero a Musk solo le gustan los de su cuerda. Se ha convertido en un aparato de propaganda de la ultraderecha", ha apuntado Madrigal.

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Las redes sociales en general, X en particular, se han convertido en un peligroso amplificador de bulos. De hecho, la plataforma de Elon Musk es la red social que más desinforma, según un informe elaborado por la Comisión Europea el pasado año.

Estas cuestiones vienen de largo, pero se han acrecentado en los últimos meses con la campaña electoral de Estados Unidos. Musk, dueño de X, se unió al equipo de Donald Trump, primero como altavoz, luego como colaborador y ahora como miembro del gabinete del presidente electo de EEUU. "Musk usa la red social como herramienta de propaganda de sus empresas y su ideología. Y con él en el Gobierno de Trump, X será un aparato más de propaganda", ha apostillado Madrigal.

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Que el propietario de la red social la utilice como arma electoral de Trump para influir en el resultado de las elecciones es algo que ha empujado a usuarios, especialmente de este territorio, a explorar otras opciones.

¿Cuáles son esas otras opciones?

Otras opciones han intentado posicionarse como la alternativa a X. Meta lanzó Threads, una red social bastante similar en funcionamiento a la renombrada Twitter. La cuestión que plantea esta plataforma es si una aplicación del conglomerado de Facebook, que tradicionalmente ha incurrido en las mismas prácticas que X es la solución a los problemas.

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La gran protagonista de estos días es Bluesky, que ha reportado un gran crecimiento de nuevos usuarios. Esta red social es propiedad de Jack Dorsey, el cofundador de la antes Twitter. 

El periodista y escritor Ekaitz Cancela ha reflexionado sobre esta cuestión en su cuenta de X. "Irse a Bluesky, fundada por un criptolibertario [Jack Dorsey], es caer en la lógica neoliberal de la que se busca escapar: la competencia en el mercado puede salvarnos y mejorar las interacciones digitales, lo que refuerza el mito del individuo soberano y la ausencia de instituciones sociales".

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Esta plataforma se presenta como una alternativa a X, con servidores descentralizados, a la que solo se puede acceder con invitación y donde las publicaciones se pueden mantener privadas a la red de seguidores. "Ofrece herramientas que cubren las carencias de X. Ha tenido un crecimiento controlado y tienen el camino claro", ha señalado Madrigal de esta plataforma, de la que es usuario desde su fase beta y que ha definido como un "refugio del progresismo", al menos por ahora.

Este sistema de servidores descentralizados es similar al que usa Mastodon, la red social que protagonizó el primer gran éxodo de X (cuando todavía era Twitter) tras la entrada de Elon Musk. Si bien la llegada de usuarios a esta plataforma ha ido en ascenso, los perfiles activos han caído considerablemente desde este primer intento de abandonar el barco del multimillonario. Aunque lo cierto es que desde que el magnate compró al pajarito, los usuarios de Mastodon crecieron en más de cuatro millones, alrededor del doble.

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¿Qué depara el futuro?

La cuestión que plantea esta nueva huida de usuarios de X es si se trata de una marcha estacional, como ya ha ocurrido en otras ocasiones y las aguas se irán calmando, o estamos hablando del principio del fin de X. "Debemos reflexionar para qué estamos en las redes sociales. Si es ocio y entretenimiento, nadie va a un bar a que le apaleen", ha apuntado Madrigal.

Por lo pronto, la marcha de usuarios ha vuelto a reabrir el debate sobre si los usuarios quieren dejar de ser consumidores y qué niveles de transparencia se espera de estos espacios. "Las redes sociales no son nada sin sus usuarios", ha zanjado el periodista.

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