Aunque la normativa existente sobre el etiquetado de productos determina que no hay que inducir a error a los consumidores, no siempre se cumple. De hecho, si vas al supermercado, verás que los envases destacan por letras enormes y coloridas que destacan lo más positivo del producto y omiten todo lo demás. Realmente, si quieres saber qué estas comprando tienes que leer la letra pequeña.
Si no lo hacemos, podemos comprar alimentos que creemos que tienen unas propiedades saludables y resulta que son todo lo contrario. ¿Quieres saber con cuáles has de ser cuidadoso? Pues toma nota de estos productos que no son lo que parecen. Conoce los alimentos fake.
Patatas que no están fritas
Uno de los alimentos fake son las patatas fritas Pringles, así como otras marcas que las imitan. Pero te sorprenderá leer sus ingredientes, puesto que se trata de patatas deshidratadas, además de llevar aceites vegetales, harina de arroz y de maíz, almidón de trigo, maltodextrina, levadura en polvo y colorante, entre otros. Con todo ello se prepara este aperitivo con aspecto de patata frita que, en realidad, no es patata frita. Recuerda que, si lo fueran, los tres ingredientes principales deberían ser patatas, aceite y sal.
Preparados de carne
Cuando vemos las bandejas de preparados de carne con aspecto apetecible, puede que pensemos que sabemos lo que estamos comprando. Pero no suele ser así. Nos referimos a esas elaboraciones de filetes de pollo al ajillo, solomillo adobado, pavo al pimentón y similares. En realidad, estos preparados cárnicos están compuestos de entre un 10% y un 25% de agua, aditivos, espesantes y colorantes. Así que no estás comprando solo carne. Más bien es carne aguada con numerosos ingredientes que no son saludables.
Bebidas antioxidantes
El lineal de las bebidas del supermercado alberga algunos productos fake. Aquí las botellas lucen siempre eslóganes saludables, en los que no faltan las vitaminas, cero azúcares e indicaciones por el estilo. Y entre ellas se encuentran las bebidas antioxidantes o reparadoras.
Lo cierto es que se anuncian como si fueran milagrosas. De hecho, puede que las compres pensando que tienen numerosas vitaminas y son fabulosas para la salud. Sin embargo, estás pagando por agua, pues muchas de ellas rondan solo el 16% del zumo de otras frutas. Y no olvides que el precio siempre es bastante más que si solo compraras una botella de agua.
Aperitivos saludables
Hemos de ser especialmente cuidadosos con aquellos aperitivos que se venden como saludables. Sus envases anuncian bien en grande que están elaborados con algunas verduras y/o legumbres. De tal modo, si en su composición incluyen lentejas, espinacas o zanahorias, ya indican que son saludables. Pero ¿qué cantidad de verduras y legumbres tienen? ¿Qué hay de los otros ingredientes?
Cuando escojas un aperitivo de este tipo, fíjate bien en la etiqueta. La mayoría de las veces tienen un porcentaje bajo de esas verduras y legumbres que dicen tener. Asimismo, suelen contener muchas calorías por la gran cantidad de grasa. Ten en cuenta cuando te apetezcan que no son tan saludables como nos quieren hacer creer, y busca alguno cuyos ingredientes sí sean acordes a lo que anuncian.
Azúcar moreno que no lo es
El azúcar moreno es más saludable que el azúcar blanco, al estar menos procesado que este último. No obstante, si lo compras, debes tener en cuenta una cosa. La mayoría del azúcar moreno que se vende en el mercado es, en realidad, azúcar blanco teñido con melaza. Así que estarás tomando lo mismo, pagando más y creyendo que es mejor para tu salud. De nuevo, para que no te pase, lee bien la etiqueta. Asegúrate de que el azúcar moreno sea azúcar moreno.
Néctares de frutas
Cada vez que vayas a la sección de zumos del supermercado y veas los néctares, debes tener presente una cosa. El néctar suele ser siempre más caro que el zumo. Pero es que además tiene menos frutas que los zumos de su alrededor. Esto es así porque la mitad de la composición de un néctar es agua con azúcar, y la otra mitad es fruta. Fíjate bien y verás cómo hay zumos más baratos con mayor porcentaje de fruta de en su etiqueta. Te sorprenderá.
Queso rallado
¿Vas a comprar queso rallado para tus recetas de pasta o para echar por encima a la pizza? Pues presta atención, porque el queso rallado que te venden no siempre lo es. Si te fijas en los ingredientes comprobarás que se trata de un producto lácteo elaborado con grasas vegetales. Estas son más baratas que la grasa de la leche.
Lo más saludable es que compres tú mismo un trozo de queso y, cuando lo necesites, lo ralles para cocinar. Sabrás seguro qué estás comiendo y tu receta saldrá mucho mejor.