Cuando se habla de sostenibilidad alimentaria es necesario prestar a las frutas una atención especial. Hay que considerar que un alimento se considera sostenible cuando ha provocado el menor impacto medioambiental respecto al consumo de energía y a los recursos naturales, pero también en relación a la biodiversidad.
Como consumidores, hemos de ser conscientes de esos aspectos a la hora de hacer la compra, no solo porque estaremos cuidando el medio ambiente, sino también porque lo que compremos nos saldrá más barato. Te explicamos cuáles son las frutas menos sostenibles y cuál es la causa de esta situación.
Productos de proximidad y de temporada
Antes de entrar en detalle para saber cuáles son las frutas menos sostenibles, hemos de tener en cuenta un factor importante. Los productos de proximidad y de temporada, de manera general, siempre serán más económicos y sostenibles que aquellos que necesitan transportarse desde largas distancias. Esto es debido al consumo de combustible y a los costes de conservación que provocan un gasto de energía insostenible para el medio ambiente.
No obstante, esto es así siempre que hablemos de los productos propios de una zona geográfica. Pongamos como ejemplo los tomates de España, que se cultivan con facilidad gracias al clima del que gozamos. Un londinense que compre en su ciudad tomates cultivados cerca de su casa en invernaderos con calefacción estará dañando más el medio ambiente que si los comprara los españoles, aunque los de su zona puedan considerarse de proximidad. Así que no solo hemos de pensar en el transporte, sino también en la producción y en los cultivos propios de cada región para asegurarnos de que una fruta sea sostenible.
Aguacate
Los aguacates, conocidos como el oro verde, son una de las frutas menos sostenibles por diversas razones. La principal de ellas es que la demanda de aguacates ha propiciado su cultivo a gran escala, dañando el medio ambiente de manera considerable. Se trata de plantas de monocultivo que agotan la tierra de nutrientes hasta que termina estéril, dando lugar a la deforestación y provocando la búsqueda de nuevos terrenos de cultivo. Todo lo cual incrementa la crisis climática.
En México, la demanda de aguacates se disparó en un 300% en los últimos tiempos. En este país pueden cosecharse durante todo el año, mientras que en Europa y en Estados Unidos, su cultivo es estacional. Como resultado, el 80% de los aguacates que se consumen procede de Latinoamérica, por lo que no solo resultan insostenibles por agotar la tierra y necesitar más de 1.800 litros de agua para cultivar un kilo, sino también por el consumo energético del transporte para llevarlos a todas partes del mundo.
De tal modo, si quieres comer aguacates de manera responsable, lo mejor es que compres productos certificados, los consumas de manera ocasional y tengas en cuenta la temporada. Si vives en España, recuerda que los aguacates que aquí se cultivan y constituyen productos de proximidad son aquellos que verás a la venta en verano. ¡Pero fíjate bien en la procedencia!
Papaya
La deforestación, al igual que sucede con los aguacates, es uno de los principales factores que convierten a la papaya en otra de las frutas menos sostenibles. Ello es debido a las grandes extensiones de terreno que necesitan estas plantaciones de árboles, por los que se talan muchos otros rompiendo el equilibrio del ecosistema. Si eso no fuera suficiente, también se trata de una especie muy sensible a las plagas, por lo que es necesario el uso de pesticidas que contaminan el medio ambiente a la hora de cultivarla.
Así que lo mejor es consumir esta fruta de manera responsable y seguir las mismas pautas que con los aguacates. Ten en cuenta que España es el único país europeo donde se cultiva papaya, en concreto, en las islas Canarias.
Kiwis
Los kiwis son uno de los mejores ejemplos de cómo una fruta puede ser sostenible si se da en el clima apropiado y la consumimos próxima a nuestro territorio o si viene del otro lado del mundo. Y es que gran parte de los kiwis que se consumen en España proceden de Galicia y Asturias, comunidades donde se cultiva sin dificultad y en las que no hay problemas de sequía. Pero otra gran cantidad de los kiwis que se comen en España y en el resto de Europa provienen de Nueva Zelanda. Así, estas frutas se transportan en grandes cámaras frigoríficas y se conservan de igual modo al llegar a destino para poder ser consumidos a lo largo del año. El gasto energético es enorme.
De nuevo, asegúrate de comprobar la procedencia de los kiwis que compres y recuerda que los cultivados en España son productos de temporada entre los meses de octubre y marzo, al igual que los que se cosechan en Italia y Portugal.
