La limpieza de la cocina resulta fundamental para nuestro bienestar. Mantener en este espacio una higiene adecuada evitará problemas de salud. Al fin y al cabo, si no la tenemos limpia, se convierte en un foco de infecciones.
Así que, además de encimeras y mesas, hemos de prestar especial atención a la vitrocerámica. Este electrodoméstico es uno de los que más se utiliza y se mancha a la hora de cocinar. Pero dejar su superficie brillante y como nueva no siempre es fácil. Así debes limpiar la vitrocerámica para que te resulte sencillo.
Precauciones en la cocina
Después de cocinar, llega la hora de limpiar la vitrocerámica. Un gesto que debemos hacer a diario y no posponer. De este modo resultará más fácil. Si va acumulando restos y suciedad día tras día, será mucho más difícil de limpiar y te llevará más tiempo.
Asimismo, para evitar que se ensucie fácilmente, se recomienda usar tapas para sartenes, cazos y ollas. Así evitarás las salpicaduras. Y, en caso de que caiga algo sobre la placa, retíralo enseguida con la bayeta o humedecida o el papel de cocina. Ten cuidado de no quemarte. De igual modo, no uses la superficie de la vitro para otras cosas, como si se tratara de una encimera. Además de correr peligro de rayarla, acumulará más suciedad.
Teniendo estas pautas previas en cuenta, llega la hora de limpiar la vitro. Debes tener una cosa en cuenta. Siempre has de realizar la limpieza de la superficie cuando esté apagada y se haya enfriado. Evitarás accidentes caseros. Así que comprueba que todos los fuegos y espera a que esté fría. Aunque te pueda parecer que, si permanece caliente, se limpia con más facilidad, no es verdad. Solo cuando la placa de la vitrocerámica esté fría será momento de comenzar a limpiarla.
No obstante, no dejes pasar más de una hora al limpiarla tras haberse enfriado. En este caso, la suciedad y las manchas estarán más incrustadas y resultarás todavía más difícil de limpiar. De nuevo, limpia día a día la placa y no tendrás problemas.
Limpieza de la vitrocerámica
Para el caso de que hayan quedado restos de comida o manchas blandas, retíralas con la ayuda de una bayeta humedecida en agua. Al tiempo que lo hagas, la suciedad más incrustada también se ablandará un poco.
A continuación, es el momento de utilizar un producto específico para placas. Aunque si no hay restos del cocinado, puedes saltarte el paso anterior y comenzar con este. También puedes limpiar la vitro con una mezcla de vinagre y agua, pero esto solo te servirá si apenas está sucia. Además, esta combinación de líquidos resulta perfecta cuando está limpia, solo para quitarle brillo que parezca como nueva. Por otro lado, el vinagre tiene excelentes propiedades como desinfectante, así que no está de más que de vez en cuando lo utilices.
Los limpiadores específicos facilitarán la eliminación de la suciedad y la conservación de las placas. Solo tendrás que extenderlo por toda la superficie y dejar que surta efecto cinco o 10 minutos. A continuación, podrás retirarlo. Utiliza para ello una bayeta húmeda o papel de cocina. En caso contrario, podrás rayar la superficie. Aleja los estropajos de ella. Y tampoco uses nunca productos abrasivos.
Cómo usar la rasqueta para la vitrocerámica
En algunas ocasiones todo lo anterior no basta. Cuando hierve la leche o una salsa y se te va por fuera del cazo, es posible que queden pegotes y manchas incrustadas que no podrás quitar solo con un limpiador. Son las más difíciles de eliminar y, cuanto más tiempo tardes en limpiarlas, más complicado te resultará. En estos casos, tendrás que recurrir a una rasqueta especial para vitrocerámica.
La rasqueta de vitrocerámica es una herramienta de limpieza imprescindible. E incluso aunque no la uses a menudo, debes contar con ella en tu cocina. Este utensilio es muy efectivo, pero hay que manejarlo con cuidado debido a sus cuchillas. Puede quitar de forma rápida y sencilla las manchas más difíciles; pero también rayar la vitro si no lo coges correctamente. Sujeta con firmeza la rasqueta, formando un ángulo de 30º, y retira las manchas aplicando presión con ella de arriba a abajo. Después, ya podrás limpiar la superficie con una bayeta húmeda o papel de cocina.
Limpieza de vitrocerámica quemada
Si quieres limpiar una vitrocerámica quemada, en la que han quedado cercos oscuros difíciles de tocar, toma nota de este truco casero sencillo. Prepara una mezcla de 100 mililitros de agua tibia con un par de cucharaditas de bicarbonato de sodio. Como resultado obtendrás una pasta de limpieza. Distribúyela por la superficie de la vitrocerámica y espera cinco minutos a que actúe. Luego retira la pasta con una bayeta húmeda. ¡Te sorprenderá el resultado!