A menudo sentimos cierta confusión cuando nos hablan de productos bancarios, de manera que el tema parece complicarse cuando tenemos que efectuar una inversión y hemos de decidir asuntos tales como cuál elegir, durante cuánto tiempo, en qué modalidad o en cuál de las entidades que encontramos en el mercado financiero informarnos.
Para comenzar desde cero, hoy te explicamos qué son los depósitos bancarios y los distintos tipos que encontrarás si te interesa esta modalidad de inversión de capital. Un buen inicio antes de decidir qué hacer con tus ahorros.
Depósitos bancarios
Los depósitos bancarios son un producto financiero que consiste en invertir una cantidad de dinero en el banco a cambio de recibir una remuneración, ya sea fija o variable. Se trata de una inversión sin riesgos, si tenemos en cuenta que el capital del depósito está asegurado por el Fondo de Garantía de Depósitos. Es decir, si la entidad financiera quiebra, recuperas el dinero.
A efectos prácticos, al contratar un depósito bancario, intervienen dos partes: la entidad, que puede ser una caja, un banco o una cooperativa de crédito, y el cliente, que puede ser una persona física, como un particular o autónomo, o jurídica, cuando se trata de una empresa.
El particular o la empresa pone a disposición de la entidad una cantidad de dinero para que la custodie durante cierto tiempo. A cambio de esa entrega, la entidad deberá reintegrarle, una vez haya transcurrido el plazo pactado, el dinero que invirtió más los intereses convenidos. Este periodo puede establecerse cada trimestre o cada semestre, o simplemente al finalizar el contrato. La rentabilidad puede ser fija o variable, y los beneficios, en dinero o en especie. Todo depende de lo pactado.
La cantidad de dinero a invertir la decide el cliente, pero debes saber que hay entidades que establecen unas cantidades mínima y máxima para estos depósitos. De igual modo, es posible realizar nuevas aportaciones posteriormente si se desea incrementar el capital invertido.
Depósitos a la vista
Ya que se trata de una inversión financiera muy segura, la rentabilidad es un poco menor que la de otro tipo de productos en los que sí se asumen mayores riesgos. Así las cosas, podrás elegir entre varias clases de depósitos bancarios, en función de la posibilidad o no de recuperar tu dinero antes de finalizar el contrato.
Los depósitos a la vista tienen muy poca rentabilidad, pero la ventaja que ofrecen es que en cualquier momento tienes disponible tu dinero. De tal manera, el titular del depósito puede sacar la cantidad que quiera, pues se puede convertir en efectivo en cualquier momento del día utilizando el cajero automático. Ejemplos de depósitos a la vista son las cuentas corrientes o las cuentas de ahorro del banco, de ahí que también se conozca a estos activos financieros como cuentas remuneradas.
Depósitos a plazo
Los depósitos a plazo destacan porque ofrecen toda la seguridad de este tipo de activo financiero y aportan mayor rentabilidad que los depósitos a la vista, por lo que constituyen los mejores depósitos bancarios si buscas incrementar tu capital. El dinero se entrega a la entidad durante el tiempo pactado, a corto o a largo plazo, y se estipula en el contrato, así como los intereses que se van a recibir y la comisión por si se cancela antes de tiempo.
Y es que el depósito a plazo se caracteriza por una disponibilidad limitada del capital. Esto quiere decir que el dinero y los intereses se entregan al titular cuando terminan los plazos, ya que si quieres retirar el dinero antes, deberás pagar unos gastos de cancelación. Cuando finalice el plazo convenido, la entidad financiera puede proponer al cliente si quiere retirar la cantidad de dinero invertida o solo los intereses, por si desea efectuar la renovación del contrato del depósito.
En el supuesto de no necesitar el dinero a invertir durante un tiempo, esta es una de las maneras de ahorrar más seguras y recomendables. Selecciona alguno de los depositos a plazo fijo mas rentables y sácale partido a tus ahorros.