Este artículo se publicó hace 16 años.
Zapatero niega a CiU la cabeza de Montilla
El presidente reivindica la detención de los autores del atentado de Barajas como prueba de que “hemos cumplido”
Gonzalo López Alba
Tres generaciones de dirigentes enhebraron ayer la continuidad del proyecto socialista en el tránsito de dos siglos y proyectaron la imagen de unidad sin fisuras para cortar el paso a la derecha e impedir el regreso “a la España de antes que añora Cañete”.
“Imaginaros al cantante que empieza y le toca salir entre Paul Macartney y Bruce Springsteen”, dijo Carme Chacón (36 años) para compartir la emoción que sentía por intervenir, en su estreno como cartel catalán, entre Felipe González (a punto de 67) y José Luis Rodríguez Zapatero (47). Aunque, viéndoles sobre el escenario, González evocó más bien con su despliegue escénico a Mick Jagger y Zapatero a Sting –comprometido siempre con las causas de los débiles–, mientras que Chacón pareció identificarse con Madona.
Ante los 10.000 seguidores que, según el PSC, llenaron –sin llegar a abarrotar– la amplísima nave de la feria de muestras de su feudo de L’ Hospitalet de Llobregat, González confirmó lo ya sabido: que los viejos rockeros nunca mueren. Aun retirado de los directos desde hace once años y luciendo un espectacular bronceado caribeño, se desempeñó con soltura con el repertorio renovado de la banda socialista: fortaleza de la economía española, extensión de los derechos...
Interpretó también sus propios temas haciendo las delicias de un auditorio que, como el catalán, preñado por la muy numerosa colonia de emigrantes andaluces, siempre le demostró especial devoción, a pesar de que durante la era en que ejerció de líder el PSC no lograra nunca gobernar Catalunya. Así, dijo que “cuando Rajoy se saque los fideos de la boca podremos saber lo que dice de verdad”, defendió el canon de los creadores frente al que cobran “los registradores de la propiedad”, ironizó con que ahora resulta que Bush “era el amigo de Zapatero” que le prometió beneficios económicos de la invasión de Irak, encumbró a los altares a “San Pedro Solbes” y recordó a Rouco que “algún obispo” participó en las negociaciones de Aznar con ETA.
Ganar con un ‘triple’ catalán
Aunque cuando el papel de telonero se encarga a un divo siempre se corre el riesgo de que, por muy jubilado que esté, oscurezca al primer tenor, y quizá por eso el de ayer es el único dueto previsto en la campaña, González cumplió con disciplina su cometido. Lo hizo especialmente cuando defendió la firmeza del presidente frente a ETA y cuando pidió una victoria “por mucho” en Cataluña “para que repercuta en toda España”, porque “lo que pase a aquí va a ser decisivo”. O sea, un triple a lo Pau Gasol.
Así, no extrañó al oído que la primera pieza de Zapatero fuera reivindicar la detención de los autores del atentado de Barajas que estaban huidos como prueba de que “hemos cumplido”. “La democracia se va a imponer y conseguiremos pronto el fin definitivo de la violencia”, reiteró.
Después, ejecutó un clásico del repertorio socialista, siempre eficaz: izquierda/derecha. “Se trata de elegir entre futuro o pasado, entre derechos o derechas”. Pero no una derecha cualquiera, sino una que “quiere tutelar nuestras libertades y nuestras formas de pensar”.
A la parroquia catalana, le dedicó una letra especial. Fue la respuesta a CiU –y el compromiso con el PSC– de que no entregará la cabeza del presidente de la Generalitat a cambio de una posible alianza en Madrid: “Montilla, tú y yo, trabajando codo con codo, vamos a hacer que Cataluña vuelva a ser líder en progreso y convivencia”.
Tampoco faltó un clásico de estas fechas, el “vamos a darle la vuelta a las encuestas”, aunque en una nueva adaptación: “A lo mejor lo que se rompe el 9-M es el PP”.
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