Este artículo se publicó hace 16 años.
Zapatero acude a la Cumbre Euromediterránea que abre las expectativas para las empresas españolas
El jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, viaja mañana a París para participar en la Cumbre Euromediterránea, una iniciativa política que, antes de nacer, ha despertado el interés empresarial por sus proyectos para producir energía termosolar en la ribera sur o descontaminar el Mediterráneo.
Durante su estancia en la capital francesa, Zapatero aprovechará para reunirse con la ex candidata a la presidencia de Colombia Ingrid Betancourt, liberada recientemente de su cautiverio a manos de las FARC.
En la Cumbre se constituirá formalmente el denominado "Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo", uno de los principales objetivos de la política exterior del presidente francés, Nicolas Sarkozy, y que, tras varios retoques, está también auspiciado por España e Italia.
Fuentes del Ejecutivo ratificaron su apoyo a la iniciativa una vez garantizado que en ella está implicada toda la UE y que no constituye una estructura paralela al Proceso de Barcelona, lanzado por España en 1995 cuando ostentaba la presidencia de turno de la Unión.
Según explicó a los medios de comunicación el embajador en misión especial para asuntos del Mediterráneo, Fidel Sendagorta, la Unión se basará en seis grandes proyectos de vertebración regional, para los que se buscará financiación de la UE y del Banco Europeo de Inversiones y en los que implicará al sector privado.
Uno de ellos tendrá por objetivo la descontaminación del Mediterráneo mediante plantas de tratamiento de aguas residuales en 43 puntos negros identificados por el Banco Europeo de Inversiones, lo que requeriría un presupuesto de entre 2.000 y 3.000 millones de euros.
Todavía más elevado será el coste de instalar una red de plantas de producción eléctrica termosolar en el Norte de África, pero los empresarios españoles, según apuntó Sendagorta, han mostrado ya un interés decidido por la propuesta e incluso estiman que, con marcos regulatorios claros, no harían falta recursos públicos.
Según un estudio alemán, con esta iniciativa, que requeriría una inversión de 350.000 millones de euros, para 2050 los países del Norte de África podrían cubrir el 50 por ciento de su consumo eléctrico y exportar el 15 por ciento del consumo europeo.
La tercera iniciativa que previsiblemente contará con el respaldo de los empresarios españoles, según han avanzado al Gobierno, tiene como fin mejorar el transporte marítimo y terrestre en la región, fomentado las conexiones interiores y entre los puertos.
Por su parte, España e Italia presentarán al resto de socios euromediterráneos una iniciativa para apoyar a las pequeñas y medianas empresas a través de microcréditos.
La propuesta, que cuenta ya con el apoyo de Marruecos, Túnez, Argelia y Egipto, busca promover instrumentos de garantía de riesgo -avales- en los bancos de la ribera sur para los nuevos emprendedores y las microempresas.
El quinto proyecto supondrá poner en común los medios de protección civil para luchar ante emergencias como los incendios y el sexto, lanzar la Universidad Euromediterránea para estudios de posgrado, inaugurada ya en Eslovenia.
Como ya ocurrió en 2005, cuando España acogió la Cumbre conmemorativa del X aniversario del Proceso de Barcelona, los párrafos más conflictivos de la declaración final son los relativos a Oriente Medio, todavía sin cerrar.
La Unión por el Mediterráneo, que nacerá presidida por Francia (presidencia de turno de la UE) y Egipto (elegido por consenso por la ribera sur), contará con un secretariado permanente, pero el Gobierno no espera que el debate sobre su sede surja en París.
Si ocurre y países aspirantes como Túnez, Marruecos o Malta presentan su candidatura, avanzaron fuentes del Gobierno, Zapatero defenderá la candidatura de Barcelona, origen del proyecto euromediterráneo.
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