Este artículo se publicó hace 14 años.
El verdadero Mr. Bean...alemán
España debe limitar meteduras de pata como la de Stark
Los medios de comunicación han estado tan apasionados por la historieta del asalto de Mr. Bean a la página web de la presidencia española de la Unión Europea que han mirado para otro lado cuando nacía un verdadero émulo de Mr.Bean en Fráncfort. Jürgen Stark, miembro del BCE, copó la escena el martes pasado con las declaraciones más torpes que se conozcan desde el comienzo de la crisis económica y financiera al afirmar que la UE no va a promover ninguna operación de salvamento de Grecia. Tanta obsesión por los mercados llevó, paradójicamente, a Jürgen Bean, perdón, Stark, a provocar una ampliación del diferencial que paga Grecia por su deuda en relación con el bono alemán, así como a una caída momentánea del euro frente al dólar. Esto se llama daños y perjuicios.
Jürgen Stark hizo las declaraciones más torpes desde el inicio de la recesión
Ayer, el secretario de Estado Diego López Garrido, al trazar los planes de la presidencia española, señaló que los problemas de Grecia supondrán una prueba para la voluntad política de coordinar eficazmente la estrategia económica europea. López Garrido tiene razón. El objetivo de la presidencia española debería ser promover esa coordinación que en la actualidad brilla por su más completa ausencia. Pero para ello, el Gobierno español debería desoír a aquellos que adjudican a su presidencia la tarea exactamente opuesta: promover durante este primer semestre el abandono de los planes de estímulo antes de que se consolide claramente la recuperación y cuando acechan todavía peligros serios de una recaída.
Al explicar que la UE no va a organizar ninguna operación para salvar a Grecia, Mr. Stark ha invocado la cláusula de "no salvamento" del Tratado de Maastricht, que, según su atropellada y sesgada interpretación, impide ese tipo de operaciones porque exigiría una situación "fuera de control", que no se da en este caso. Una cosa es que los países miembros no puedan ser obligados a prestar la ayuda en caso de salvamento y otra muy diferente que puedan prestar voluntariamente ese respaldo.
España debe dejar claro que el apoyo a Grecia ayudaría a prevenir más crisis
¿Y por qué los gobiernos europeos podrían tener algún interés en salvar a Grecia o a un país en crisis fiscal? Por la sencilla razón de que esa ayuda sería también una autoayuda. Si no tuviera lugar, los inversores llegarían a la conclusión de que tampoco se apoyaría financieramente a otras naciones con problemas fiscales, como España, Reino Unido, Irlanda, Portugal o Bélgica. En otros términos, se vería autocumplida la profecía de una crisis de la deuda soberana por contagio. La intervención, pues, no sólo no es descartable, según la admonición de Mr. Stark, sino el curso más probable para prevenir nuevas crisis.
Y España tiene la oportunidad, en la Presidencia, de dejarlo en claro definitivamente, ya que ello evitaría malas pasadas en los mercados y la puesta en tela de juicio del sistema cada vez que un país con problemas fiscales sale a la palestra por la imprudencia de un Mr. Bean.
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