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Valenciano dio un repaso a Cañete, al que sólo se le vio cómodo hablando de pesca

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El único cara a cara de la campaña de las próximas elecciones europeas, el que ha enfrentado a los cabezas de lista de los dos grandes partidos españoles, situó a la candidata socialista, Elena Valenciano, en una clara posición dominante frente a su rival, el conservador Miguel Arias Cañete. La también número dos del PSOE, la primera en intervenir según el sorteo realizado por ambos partidos, consiguió llevar las riendas del debate al lograr marcar los temas de discusión, y permitiéndose incluso la licencia de corregir en varias ocasiones al exministro, visiblemente nervioso e incluso titubeante en sus respuestas.

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Ambos comenzaron su suerte de conversación, pautada e incluso minutada por los organizadores del debate, con evidentes signos de inquietud y nerviosismo. Ella, la primera en hablar, se lanzaba directamente al ataque mencionando un "triple fracaso" de los gobiernos de la derecha en Europa: el económico, el político y el social. Él, que le sucedió en el uso de la palabra, volvía a hablar de la "recuperación" que según el Gobierno vive España y se atrevía ya a pedir directamente el voto para el PP.

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A partir de ahí, los roles de cada uno de ellos quedaron bien marcados. Valenciano planteaba un tema dentro de los bloques asignados por sus respectivos partidos y que la conductora del espacio, la periodista de TVE María Casado, les recordaba oportunamente. Y él se limitaba a intentar defenderse de las acusaciones de la socialista con una permanente apelación a la herencia recibida. Ella consiguió corregir los nervios iniciales. Él no pudo evitar los temblores e incluso se trabó en varias ocasiones hasta la finalización del cara a cara que se prolongó durante una hora exacta, al margen de una pequeña pausa para la publicidad.

En un claro intercambio de los colores propios de cada una de sus fuerzas políticas, Valenciano escogió un traje azul y Cañete, una corbata roja. La socialista resistió la mirada a la cámara y se dirigió de cara a su rival, mientras el conservador no despegó sus ojos de sus papeles. Entre tiriteras, él mostró hasta tres gráficos, todos ellos relacionados con las cifras del paro. Ella decidió no emplear ningún recurso gráfico y calmó el movimiento de sus manos con un bolígrafo del partido como el que siempre lleva su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba. La socialista interrumpió continuamente con distintos comentarios al candidato del PP.

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Así transcurrió el debate, con un turno inicial que marcó tendencia. La socialista sacó a relucir su dedo acusador y enumeró el paro, el rescate bancario, o la retirada de las ayudas del Gobierno de Mariano Rajoy al que Cañete perteneció hasta hace apenas unas semanas. Habló del fraude fiscal, y dijo que esas dos palabras no aparecen "ni una vez" en el programa del PP. El candidato conservador se posicionó entonces a la defensiva, y volvió a echar mano de la gestión del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, que salió de la Moncloa hace dos años y medio. "Estuvimos al borde del rescate", afirmó. "No es cierto", le interrumpía Valenciano por primera vez. 

Ella echó mano entonces de uno de sus discursos de campaña, de la "herencia" que ya tiene el Gobierno del PP: recortes sanitarios, mermas en los derechos de las mujeres, "más paro", "una mayor deuda", "el crédito destrozado" y una, la única apelación a los supuestos casos de corrupción que salpican a los conservadores: "mira si conocen ustedes el fraude fiscal con lo que han viajado a Suiza". Nuevas acusaciones que volvieron a situar al lector Cañete en posición de defensa. Se vio obligado a enumerar a los cargos socialistas en la Unión Europea para hacerlos corresponsables de los recortes y mencionó a Zapatero de nuevo, para hablar otra vez de rescate. 

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Valenciano decidió entonces defender a su exlíder. "Evitó dos rescates", dijo. Y afirmó que "el único rescate" se produjo en el sector financiero por "el desastre" provocado por el PP en Bankia. Esto provocó una nueva respuesta a la defensiva de Cañete, que aseguró que el organismo regulador, el Banco de España, estaba presiddio "por un socialista de carné", y habló de que la ayuda para los bancos se produjo en "unas condiciones maravillosas". Esto provocó las risas de su rival, la única que junto a la moderadora sonrió durante el cara a cara.

En este mismo esquema transcurrieron los siguientes bloques. En el de políticas sociales Valenciano mentó los informes sobre pobreza infantil de Save the Children, ninguneados por el ministro, Cristóbal Montoro, y volvió a conseguir que Cañete le respondiera, una vez más, con la herencia recibida: "pobreza existe porque ustedes crearon tres millones de parados". Igual con las becas. Ella aseguró que a los jóvenes "se lo han quitado todo" y él, a rebufo, que "la política de becas nunca ha tenido más incremento que este año". 

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Entre bloque y bloque Valencianó mencionó uno de sus temas estrella: la reforma de la ley del aborto. "Soy madre. Tengo un hijo y una hija. Es lo mejor que he hecho en la vida y lo he hecho porque he tenido libertad para decidir. Sólo hay una persona con libertad para decidir si es madre o no, y es la mujer". Aprovechó para introducir el asunto, si bien el bloque correspondiente llegaba más tarde.

Y entre medias, Cañete conseguía hablar de agricultura, única materia con la que se la ha visto cómodo durante el rifirrafe dialéctico. "No puede dar lecciones", le dijo a Valenciano, en una nueva respuesta a la candidata socialista. "Todo el mundo ha pescado más con este Gobierno", enfatizaba. Y de ese, su tema preferido, pasaba a renglón seguido al más temido por el PP, al del aborto que ya había mencionado Valenciano. El conservador quiso dejar claro que ese no era un asunto a debatir en campaña europea y que, en todo caso, habrá "consenso" entre las dos grandes fuerzas. Ella le contestaba tajante: "Siempre han tenido una relación muy difícil con la libertad". 

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El bloque de derechos y libertades ha dejado en evidencia las principales carencias de uno y otro. Pero es en este en el que Valenciano ha conseguido un mayor protagonismo. Incluso ha corregido a Cañete, que hablaba de "discapacitados". "Son personas con discapacidad", le aclaraba la socialista. En la parte final, ella le lanzaba un nuevo reproche: "No aparece la palabra mujer en el manifiesto del PP europeo". Él insistía con Zapatero: "España fue entonces irrelevante". La candidata del PSOE reía ya casi a carcajadas. 

En sus mensajes finales ambos vaticinaron cuál será su estrategia de final de campaña. Ella, tratando de marcar distancias con el PP: "tenemos ideas muy distintas y servimos a intereses muy diferentes". Él, presentando su experiencia en Europa como garantía de éxito: "conozco aquella casa tan bien como a la mía". Y el titubeante Cañete dejaba para el final una frase para la posteridad: "Esta noche he intentado ofrecerle motivos par que vaya a votar, y especialmente para que vote la candidatura que yo encabezco, que pertenezco al Partido Popular". Así, literal.

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