Este artículo se publicó hace 15 años.
Uruguay, dividido entre la izquierda y el centroderecha
Por Julio Villaverde
En parte por el rechazo a su candidato presidencial, el ex guerrillero José Mujica, la gobernante izquierda uruguaya perdió aliento en los comicios del domingo, que ratificaron una posición mayoritariamente centrista del electorado del país.
Mujica, de la coalición Frente Amplio, obtuvo el 47,49 por ciento de los votos y tendrá que ir a una segunda vuelta el 29 de noviembre con el ex presidente Luis Alberto Lacalle, del histórico Partido Nacional o Blanco, que alcanzó un 28,54 por ciento.
El Partido Colorado, el otro partido tradicional de Uruguay y ahora tercera fuerza política, logró un 16,67 por ciento para su candidato Pedro Bordaberry.
Ese resultado contrastó con el triunfo en primera vuelta en 2004, cuando el actual mandatario socialista moderado Tabaré Vázquez venció con un 50,4 por ciento.
También repitió la situación, aunque no el escenario, de los comicios de 1999, cuando Vázquez alcanzó un 40,1 por ciento en la primera votación y perdió en la segunda ante el colorado Jorge Batlle.
Según analistas políticos, el Frente debía haber tenido un crecimiento vegetativo de hasta un tres por ciento desde las últimas elecciones, ya que las nuevas generaciones tienden a la izquierda, pero ocurrió lo contrario.
Al revés contribuyó Mujica, un pequeño granjero, con una posición más a la izquierda que Vázquez, una imagen desaliñada, hablar salpicado de palabrotas y críticas a diestra y siniestra que molestaron dentro del propio Frente.
"Es un excelente candidato para ganar votos de los pobres, pero es un mal candidato para retener el voto de la clase media", dijo el politólogo Adolfo Garcé.
En 2004, el Frente con Vázquez, en su tercer intento presidencial, "ganó con el voto de una gran alianza de clases sociales, desde los excluidos hasta la clase media, los profesionales, los empresarios", agregó.
Para el analista Gustavo de Armas, la izquierda afrontó múltiples factores que determinaron su menor votación, incluyendo el desgaste natural de los gobiernos, aunque sean populares, y la transferencia del liderazgo.
que bajó sus votos con respecto a 2004, mientras que el Colorado avanzó -, incidió la oferta de ambas corrientes políticas.
Lacalle se ubica en el extremo más derechista de su partido y durante su gestión (1990-1995) aplicó las políticas liberales de boga en la época.
"Aproximadamente el 75 por ciento del electorado se distribuye entre los tres partidos en forma más o menos firme, pero el resto, entre el 25 y 30 por ciento, se mueve en el centro (...) y el perfil de los candidatos incide en cómo se comporte ese segmento", dijo De Armas.
Para De Armas, la izquierda tiene cerca de un 40 por ciento de adhesiones firmes, mientras otro porcentaje algo menor es fiel a los partidos tradicionales por identificación ideológica.
REÑIDO DESENLACE
Al estancamiento o retroceso de la izquierda también coadyuvaron las esperanzas frustradas de mayores cambios de algunos sectores de la población, según analistas.
"Perdió (electorado) por aquellos que tenían la expectativa de la revolución y perdió por el lado de los que tenían más expectativas en cambios que podían hacer no revolucionarios, como reforma del Estado, la educación", opinó la politóloga Teresa Herrera.
César Aguiar, de la consultora Equipos, dijo que una porción del electorado potencial del Frente "no cree que la propuesta candidatura sea efectivamente una continuación del Gobierno de Vázquez".
El analista Juan Carlos Doyenart previó recientemente que en el futuro habrá una "rotación" en el poder entre el Frente, con una tendencia al estilo de la izquierda moderada de Brasil y Chile, y la corriente de los partidos tradicionales de centroderecha.
Para la votación de noviembre, la mayoría de los analistas coinciden en un resultado estrecho, y la necesidad de ambos rivales de evitar errores graves en la breve campaña y tratar de conquistar a los centristas de otras corrientes.
La segunda vuelta "va a ser muy pareja (...) muy reñida y va a estar muy sujeta al desempeño de las dos fórmulas en los días de campaña que restan", dijo el politólogo De Armas.
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