Este artículo se publicó hace 16 años.
El último intento de salvar la Ronda Doha acaba en fracaso y sin horizonte claro
La séptima serie de negociaciones para salvar la Ronda de Doha, que se lanzó con el objetivo de liberalizar el comercio mundial, acabó hoy con un nuevo fracaso y sin indicaciones claras sobre en qué punto queda el proceso.
"A los miembros se les escapó el acuerdo de los dedos", afirmó el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, que había convocado la reunión con la esperanza de poder desbloquear el proceso y cerrar un acuerdo que estableciera la reducción de los subsidios agrícolas y el recorte de aranceles a los productos agrarios e industriales.
"No voy a ocultar que hemos fracasado", dijo Lamy, tras explicar que los ministros que negociaron frenéticamente durante nueve días habían logrado resolver "entre un 80 y un 85 por ciento".
"Ese acuerdo hubiera representado ahorrarse 130.000 millones de dólares en aranceles" hasta el fin del periodo de implementación del acuerdo, se lamentó el director general.
Enseguida se defendió de los rumores que le culpan por haber convocado una reunión para la cual los países no estaban preparados, diciendo que ningún ministro le dijo que la convocatoria había sido un error.
Lamy llamó a una treintena de ministros que representan los intereses de los 153 miembros que forman la institución.
No obstante, tras dos días poco productivos, la reunión se redujo a los siete países (G-7) considerados clave en el proceso -Australia, Brasil, China, Estados Unidos, India, Japón y la Unión Europea- los mismos que hoy han sentenciado el proceso "tras sesenta horas" hablando de un solo tema, en palabras de Lamy.
El G-7 no logró ponerse de acuerdo sobre el sistema de salvaguardas agrícolas especiales que permitirían elevar los aranceles a los productos agrarios en caso de un abrupto aumento de las importaciones o una caída de los precios internacionales.
Estados Unidos, por un lado, e India y el G-33 (que agrupa a un grupo de países en desarrollo importadores agrícolas) por el otro no lograron un consenso respecto a la cifra que debía poner en marcha el mecanismo.
El G-33 recordó una y otra vez que no debía perderse de vista que ésta era la "Ronda del Desarrollo" y que el acuerdo debía reflejarlo.
Por ello, el G-33 argumentó que debía proteger la subsistencia de sus agricultores pobres de una invasión de productos extranjeros, "algunos de ellos, como el algodón, subsidiados", puntualizó el canciller brasileño, Celso Amorim, al comentar sobre "lo absurdo" de haber sucumbido por un solo asunto.
"Es muy lamentable lo que sucedió, alguien de otro planeta no creería que tras todo el progreso realizado no hayamos sido capaces de concluir", agregó Amorim.
Similar apreciación hizo el comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, quien lamentó el "doloroso fracaso" de las negociaciones por culpa de las "pequeñeces" de los países más duros en esta discusión.
Sin citarlos, todo el mundo apuntó a Estados Unidos e India, que tras una semana de fricciones, en las últimas 48 horas se intercambiaron duras recriminaciones, acusándose mutuamente de obstaculizar el proceso.
La representante de Comercio de EEUU, Susan Schwab, criticó que se hayan venido abajo "todos los progresos" conseguidos en los últimos días, por el "proteccionismo" de algunos socios frente a la apertura de mercados.
Washington también apuntó sus dardos contra China y criticó abiertamente la decisión de Pekín de protegerse de la importación de arroz, azúcar y algodón, tres productos para los que EEUU quiere obtener acceso de mercado.
Estados Unidos contraatacó y anunció que si China limitaba sus importaciones, ellos no aplicarían el anunciado recorte a sus subsidios a la producción a un máximo de 15.000 millones de dólares anuales.
Cabe destacar que el asunto de los subsidios estadounidenses al algodón, contra los que luchan desde hace años Brasil, y el grupo de países africanos que lo producen -Burkina Faso, Benin, Mali y Senegal- ni tan siquiera llegó a tratarse en las negociaciones.
El ministro indio, Kamal Nath, que fue muy cauto en sus comentarios, manifestó que los países no deben dejar de lado el enorme trabajo realizado hasta ahora y dijo que éste podría servir de base para "ir hacia adelante" en el futuro.
Consultado precisamente sobre cuales serán los pasos a seguir a partir de ahora y si hay que resucitar la Ronda de Doha o reinventar el sistema, Lamy respondió:
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