Este artículo se publicó hace 6 años.
Diario SaramagoEl último diario de José Saramago, el Nobel que compraba calcetines
Saramago fue un hombre carente de estudios superiores por falta de recursos de su familia, militante comunista desde finales de los años sesenta y tardío literato.
Madrid-
"El cuaderno del año del Nobel", el último diario, inédito hasta ahora, de José Saramago, es un libro "especial" que cierra un ciclo del autor portugués, un libro cuyo último apunte le retrata comprando calcetines.
La viuda de Saramago, Pilar del Río, ha asegurado hoy en la presentación de este libro que todavía se le pone "la piel de gallina" cuando recuerda cómo, el pasado mes de febrero, encontró fortuitamente en el ordenador del escritor un sexto cuaderno de sus diarios, un texto "entrañable, lúcido e inteligente" que publica en español la editorial Alfaguara simultáneamente a su salida en portugués.
Era el último de sus diarios personales en el que hablaba de sus vivencias en el año que le concedieron el Nobel de Literatura, en 1998, y que, aunque el propio autor había anunciado que pronto vería la luz, quedó olvidado tras cambiar de ordenador.
Y es que en 2001, en el epílogo de la edición de "Los Cuadernos de Lanzarote", Saramago había anunciado que pronto vería la luz "un sexto cuaderno" que permanecía oculto en su ordenador y que acogía, según el autor, "las ideas, los hechos y también las emociones con que el año 1998 me benefició y alguna vez me agredió".
Unos textos que comienzan el 1 de enero de 1998 y que finaliza con dos entradas en 1999, la última de las cuales, del 14 de enero, retrata a un Saramago comprando calcetines ante el desconcierto de un interlocutor que no podía creer "que un premio Nobel de Literatura estuviese comprando calcetines como cualquier mortal, sin contar, por lo menos, con la ayuda de dos secretarios y la protección de cuatro guardaespaldas".
Muestra a Saramago preocupado por la corrupción política, la decadencia de las instituciones europeas, la situación de los desfavorecidos...
Estructurado en dos partes y prologado por Pilar del Río, presidenta de la Fundación José Saramago, el diario muestra al autor de obras como "El Evangelio según Jesucristo" o "Ensayo sobre la ceguera", preocupado por la corrupción política, la decadencia de las instituciones europeas, la situación de los desfavorecidos, su relación con la literatura y las cartas de sus lectores.
Unos textos que, ha dicho la editora Pilar Reyes, muestran a un Saramago "visionario" de la actualidad, "parece que está hablando para hoy".
En su diario se plantea interrogantes que pueden trasladarse a la actualidad, ha agregado su viuda: "¿Estamos construyendo una sociedad más humana?, ¿cabemos todos?, y ¿si no cabemos todos, para qué existe la izquierda?".
El Premio Nobel de Literatura dio más visibilidad a Saramago pero no cambió lo que eran sus principios, ni su forma de pensar ni sus criterios ideológicos: "nunca se situó en la élite, sino donde estamos el resto de la gente", ha asegurado Pilar del Río.
Saramago, que aunó su vocación de escritor con su compromiso para denunciar las injusticias que le rodeaban, relataba su cotidianidad pero cuando recibía cartas que le preguntaban por asuntos domésticos de los que había hablado "comenzaba a sentir pudor", de tal forma que cada vez era más estoico: "era escueto por pudor, era muy pudoroso", ha indicado su viuda.
El 8 de octubre de 1998, cuando tenía 75 años, recibió una llamada cuando iba a subir a un avión en Frankfurt anunciándole que había sido galardonado con el Nobel de Literatura, el único escritor en lengua portuguesa que ha recibido este galardón.
Y en su diario solamente escribió: "Aeropuerto de Frankfurt. Premio Nobel. La azafata. Teresa Cruz. Entrevistas".
José de Sousa era el verdadero nombre del escritor nacido el 16 de noviembre de 1922 en una humilde aldea del Ribatejo, Azinhaga, al norte de Lisboa, un hombre carente de estudios superiores por falta de recursos de su familia, militante comunista desde finales de los años sesenta y tardío literato.
Precisamente, tres días antes de ser galardonado con el Nobel, el 5 de octubre, hablaba en su diario de lo que significa ser un escritor comunista. ¿Todavía es posible? se preguntaba y decía: "Creo que sí. Con la condición, reconozco que nada materialista, de no perder el temperamento. Ser comunista o socialista es, entre otras cosas, y tanto como o aún más importante que lo demás, un temperamento".
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