Este artículo se publicó hace 7 años.
Contra la central nuclearUn “tsunami popular” alerta de que Garoña puede convertirse en otra Fukushima
Miles de personas recorren las calles de Vitoria para exigir el desmantelamiento de la polémica central nuclear. “Lo de hoy marcará un antes y un después: vamos a estar vigilantes y denunciaremos cada uno de los postureos que se vuelvan a repetir”, advierten los organizadores
Vitoria-Actualizado a
Hay casualidades imposibles de obviar. La misma tarde en la que Mariano Rajoy hacía un brindis en Vitoria junto a sus compañeros del PP vasco, una multitud tomaba las calles de esa misma ciudad para exigirle al gobierno que descarte por cualquier vía la reapertura de la central nuclear de Garoña. Los reclamos y temores tienen fundamento: el Consejo de Seguridad Nuclear ha dado su visto bueno a la puesta en marcha de esa infraestructura, ubicada a 43 kilómetros de la capital alavesa.
La manifestación celebrada este sábado había sido convocada por Araba sin Garoña, una iniciativa que trata de poner freno a los planes del CSN. Entre otras razones, los componentes de este colectivo argumentan que esta vieja planta pondría en grave peligro a varios miles de personas, además de significar una seria amenaza para el medio ambiente. Programada en 1971 para tener una vida útil de 40 años, la polémica central estuvo en funcionamiento hasta 2012. Su dueña, Nuclenor, quiere reabrirla, algo que el CSN permitiría a cambio de aplicar algunas mejoras.
"Hermana gemela" de Fukushima
Los parentescos de Garoña son aterradores: la instalación burgalesa es considerada por los expertos como la “hermana gemela” de Fukushima. No en vano, el nombre de la accidentada infraestructura japonesa ha estado muy presente en la movilización de este sábado en Vitoria. “Hoy, con este tsunami humano, queremos derribar el muro detrás del que se esconden los defensores de la reapertura” de esta central, afirmó el militante ecologista y portavoz de Araba sin Garoña, Alberto Frías.
En las últimas semanas, ese espíritu tomó forma de manifiesto. A través de una declaración, cien personalidades alavesas de distintos ámbitos reclamaron a las instituciones que hagan todo lo que esté a su alcance para evitar la temida reapertura. En plenas negociaciones entre PNV y PP para sacar adelante los presupuestos vascos –lo que podría tener su reflejo en las cuentas del Estado, que podrían recibir el apoyo de los cinco diputados nacionalistas en Madrid-, los firmantes reclamaron el “compromiso expreso de poner el cierre de Garoña encima de la mesa de negociaciones”.
“Para ello, emplazamos a los partidos políticos con representación en Álava a supeditar cualquier eventual acuerdo con el gobierno del Partido Popular, a que la preceptiva orden ministerial sea contraria a la reapertura de la central”, exigieron. “Para la ciudadanía alavesa –advirtieron- sí existe una línea roja: la del respeto a la voluntad popular mayoritaria que lleva años exigiendo el cierre definitivo de esta central nuclear”.
Ese reclamo se hizo sentir en las calles de Vitoria, y también en el campo del Alavés. “Ahora mismo en Mendizorroza se está escuchando el grito 'Nuklearik Ez' (Nucleares No)”, avisó Frías la multitud que desbordaba la Plaza de la Virgen Blanca, al punto de convertir esta manifestación en la más numerosa de las celebradas hasta ahora por el movimiento ciudadano contra Garoña.
“Estaremos vigilantes”
“Esta situación delirante y espeluznante no solo es posible por la política del PP, que cambió la legislación ad hoc y convirtió al CSN en un apéndice del propio Gobierno, sino también por la inacción del resto de partidos, que dicen defender en público el cierre definitivo de Garoña pero en la práctica no han puesto los instrumentos necesarios sobre la mesa”, denunció Frías durante esta movilización, que contó con el respaldo de la mayoría de sindicatos, así como de EH Bildu, Podemos, Ezker Anitza o PSE.
En tal sentido, el portavoz de Araba Sin Garoña aseguró que la histórica manifestación de este sábado “marcará un antes y un después” en la lucha de este colectivo. “Vamos a estar muy vigilantes, y denunciaremos cada uno de los postureos que se vuelvan a repetir”, advirtió.
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