Este artículo se publicó hace 15 años.
Transformers 2: más acción y más batallas para un espectáculo digitalizado
Con un ritmo trepidante y 150 minutos llenos a rebosar de batallas y carreras, "Transformers. Revenge of the Fallen" es un buen producto de espectáculo que no decepcionará a quienes disfrutaron de la primera de la saga aunque no pasará a la historia del cine.
Llamada a ser uno de los éxitos del verano, dos años después de que la primera historia de la saga consiguiera una taquillazo de 700 millones de dólares, esta nueva aventura de "Transformers" no es original ni novedosa pero tampoco lo necesita.
Dado que la primera salió tan bien, poco ha cambiado en esta segunda entrega de las aventuras de unos personajes que nacieron siendo juguetes transformables, serie de dibujos animados y, finalmente, largometraje.
Dos razas de alienígenas robóticos, los Autobots (los buenos que defienden la Tierra) y los Decepticons (los malos que quieren destruirla) fueron los protagonistas de los juegos de los niños de la década de los ochenta y de varias serie de animación, aunque en su paso a la gran pantalla cedieron parte de su protagonismo a los seres humanos.
En esta segunda entrega de cine repite el rey Midas, Steven Spielberg, en la producción; Michael Bay ("The Rock", "Armageddon" o "Pearl Harbour") en la dirección y Shia LaBeouf, John Turturro y Josh Duhamel como principales actores de carne y hueso.
Sin olvidarnos de ese bello objeto de decoración que es Megan Fox. Tras darse a conocer con el primer "Transformers", la actriz más sexy del mundo -según una encuesta de 2008 de la revista FHM- vuelve a encarnar a la novia de LaBeouf en un papel en el que lo más destacado son los primeros planos de sus increíbles ojos azules.
Teniendo en cuenta la base de la historia de estos juguetes, de lucha de buenos y malos, la historia es casi lo de menos en esta segunda parte de lo que promete ser una larga saga cinematográfica.
Se trata de buscar una excusa para volver a poner en pie la película. Y en este caso es el regreso de "The Fallen", el líder de los Decepticons, un bueno caído en el lado oscuro de la fuerza al más puro estilo Darth Vader, que logra escapar de la custodia submarina a la que le sometían los humanos.
Y así, todo vuelve a empezar.
Con elementos de "Aliens" (la forma de reproducirse de los malos), de "Indiana Jones" (localizaciones en Petra y Egipto), de "Star Wars" (simbología de los Decepticons) y de muchos otros éxitos, Spielberg y Bay han creado un puro ejercicio de entretenimiento.
Es obvio que se han gastado mucho dinero y que han utilizado las mejores técnicas digitales para recrear a los alienígenas robóticos. Un enorme despliegue de poder con la aparición de los cazas y los portaaviones del Ejército estadounidense. Y unos actores efectivos.
Bay imprime a la historia el ritmo trepidante habitual de su cine, con una cámara que no para quieta un segundo -se cuentan con los dedos de una mano los planos fijos- y que ha obligado a una titánica labor de montaje para posibilitar que en toda esa vorágine quede claro quién es quién en cada batalla.
Shia LaBeouf derrocha energía como Sam Witwicky, Josh Duhamel se mantiene impertérrito como buen soldado americano que se precie, John Turturro aporta el toque de humor tan apreciado por los estadounidenses y Megan Fox es la guapa, sin más.
El conjunto ofrece lo que el espectador busca, aunque también es cierto que el resultado hubiera sido lo mismo con una hora menos de metraje.
"Transformers. Revenge of the Fallen" se estrena mañana en todo el mundo, aunque ha llegado de forma limitada a algunas pantallas de Reino Unido y Japón, donde ya ha empezado a arrasar.
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