Este artículo se publicó hace 13 años.
Trabajo dice que no hay ni presión ni prisa para la reforma de los convenios
El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, aseguró hoy que por parte del Gobierno no se va a presionar a los agentes sociales para la reforma de la negociación colectiva en un plazo determinado, aunque matizó que "sería bueno" que la próxima semana hagan público "el estado de la negociación".
"No será un problema de plazos. Si son necesarios días adicionales para que perfilen su acuerdo dispondrán del tiempo para hacerlo sin presión alguna ni ninguna prisa", afirmó Gómez en rueda de prensa tras la constitución de la comisión de expertos que se encargará de desarrollar el fondo de capitalización del despido.
No obstante, hizo hincapié es que sería bueno que la próxima semana empresarios y sindicatos anunciaran el estado de la negociación, de tal forma que se pueda conocer el grado de acuerdo que se ha alcanzado en las "grandes cuestiones" de la reforma.
A dos días de que expire el plazo del 19 de marzo fijado en la reforma laboral para acometer esta reforma, el ministro confió en que la situación sea ya de preacuerdo y consideró que a fecha de hoy los avances son importantes.
"Sabemos que el estado de la negociación es razonable y que ha dado fruto durante este último mes y medio", dijo Gómez, que aseguró que se trata de una reforma tan importante que "merece la pena que sea fruto del acuerdo", por lo que esperó que los agentes sociales sigan persiguiendo "con intensidad" el pacto.
En este sentido, insistió en que el Gobierno no contempla otra opción que no sea la del acuerdo entre los interlocutores sociales, ya hay un principio de acuerdo sobre la materia firmado el pasado 2 de febrero dentro del pacto social y económico suscrito por el Ejecutivo, sindicatos y patronal.
Respecto a la posibilidad de que la negociación se haya visto enturbiada por el debate a nivel europeo sobre salarios y productividad, Gómez reconoció que es posible que no tengamos "el mejor sistema de negociación colectiva posible", pero fue tajante al decir que España no es un ejemplo de fracaso en cuanto a la evolución de los salarios.
Además, recordó que España es uno de los pocos países europeos que dispone de un acuerdo que establece incrementos salariales por debajo de la inflación -de entre el 1 % y el 2 %- para el periodo 2010-2012.
"Es un acuerdo de moderación salarial estricta y muy pocos países europeos disponen en estos momentos de ese instrumento", aclaró.
Asimismo, dijo que los salarios están creciendo "exclusivamente y con dificultades" lo que crecen los precios, pero no están incorporando la mejora de la productividad, que se está destinando a recomponer los márgenes empresariales para poder proteger la capacidad competitiva.
Agregó que su postura es que España no sólo tiene que converger en tasas de crecimiento salarial con Europa, sino que también es importante eliminar "de una vez" el diferencial de inflación, "porque es ahí en mayor medida que en los salarios donde se pierde competitividad".
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