Este artículo se publicó hace 15 años.
La tortura de los detenidos es "habitual" en Marruecos
Mohamed VI empezó bien como rey. Gestos como permitir el regreso del ex preso político Abraham Serfaty y la destitución del tiránico ministro de Interior de su padre, Dris Basri, dejaban soñar con un Estado de derecho. Sin embargo, estos gestos no fueron acompañados del "relevo de todas las personalidades de los años negros del anterior reinado", deplora Bernabé López.
Las cosas se torcieron definitivamente tras los atentados del 16 de mayo de 2003 en Casablanca. El miedo al terrorismo marcó el "retorno de la tortura, los secuestros y las desapariciones", se lamenta Jadiya Ryadi, presidenta de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH). La "práctica habitual de la tortura, la impunidad de las fuerzas de seguridad y la utilización de la justicia", dice Ryadi, están ahora plagadas de ejemplos.
El más reciente fue la condena hace unos días de Zahra Boudkour y diez de sus compañeros de la Universidad de Marraquech a entre dos y cuatro años de cárcel. Estos jóvenes, detenidos en 2008 por participar en una protesta estudiantil, fueron torturados salvajemente. A Zahra, de 21 años y única chica del grupo, le dieron una paliza brutal y después la dejaron desnuda en una celda, donde durante días yació en su propia sangre, pues tenía el período. Eso por no hablar del saharaui que, ese mismo día, quedó parapléjico tras ser arrojado desde un cuarto piso por la Policía.
Verdugos en el poderCuando se detallan los pasos positivos que ha dado el monarca, se alude siempre a la Instancia Equidad y Reconciliación, una especie de comisión de la verdad que ha indemnizado a muchas víctimas de la represión bajo Hassan II. Un logro ensombrecido por la prohibición a las víctimas de mencionar el nombre de sus verdugos. No es extraño, pues muchos siguen en la cúpula de poder en Marruecos.
La reforma en 2004 del código de estatuto personal, que rige la condición femenina, fue también "un avance", reconoce Ryadi. Y cita "la eliminación del tutor para que la mujer contraiga matrimonio y la igualdad de derechos de los cónyuges". El problema es que esta ley choca con unos "jueces retrógrados" a los que la reforma dejó excesivo margen; tanto que a veces ni siquiera la aplican.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.