¿La tele no es 'país' para feas?
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Recientemente, y en cuestión de días, el nombre de una presentadora de TeleCinco y una reportera de TVE saltaron a la palestra de las redes sociales, aunque no precisamente por su trabajo. Por un lado, Tania Llasera, conductora de La Voz, fue vilipendiada en Twitter tras publicarse unas fotos que evidenciaban su incremento de peso. La presentadora salió al paso de las críticas y contó que había engordado porque estaba dejando de fumar y que se sentía a gusto con su cuerpo.
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Por otro lado, Silvia Barba, periodista de deportes de TVE, estrenó su blog en Mujerhoy.com con una entrada titulada Superbarbi ya está aquí en la que se dirige a sus lectores como "cuerpos" y que incluye párrafos como éste: "Nada de taparse el culo con una chaqueta o una sudadera para hacer ejercicios, por favor, eso desde ya descatalogado, porque tú y yo valemos mucho, siempre la mejor de nuestras sonrisas y que nos miren el culito, que a partir de ahora va a estar más prieto que nunca".
¿Están en la tele por su trabajo o por su cuerpo? ¿El culto a la imagen en la televisión aleja de las pantallas a periodistas con mayor valía profesional? La ex presidenta de la Asociación de Mujeres Periodistas de Catalunya, Elvira Altés, considera que sí porque, en su opinión, "el éxito de las mujeres vinculado a la belleza, al cuerpo, a la capacidad de seducción y a la juventud es uno de los estereotipos más resistentes a desaparecer". Esta periodista, antropóloga y profesora en la facultad de Periodismo de la Universidad Autònoma de Barcelona (UAB) denuncia que la televisión "sólo muestra los cánones de belleza que se esperan de una mujer".
Altés: "La televisión sólo muestra los cánones de belleza que se esperan de una mujer" Una prueba de ello, explica, es que periodistas con la experiencia y la trayectoria de, por ejemplo, Julia Otero o Àngels Barceló, ya no salen en televisión. Y aunque presentan programas de radio, no suelen ser espacios del prime-time radiofónico. En la BBC sucedió algo parecido hace unos años, aunque más orquestado y, por lo tanto, más visible. La cadena pública británica sustituyó en 2009 a sus presentadoras de más edad por otras más jóvenes en los programas más populares. Algunas de ellas denunciaron el caso al Tribunal de Asuntos Laborales de Londres y ganaron.
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Sin embargo, para la periodista Mamen Mendizábal, presentadora de Más vale tarde (La Sexta), el problema va mucho más allá de la cuestión de género porque "afecta también a los hombres" y responde a "la crisis de la profesión", que no cuenta ya con profesionales veteranos.
La Sexta ha sido criticada desde sus inicios porque la mayoría de sus programas están presentados por mujeres atractivas. "La belleza pesa siempre. Y a la hora de contratar, también. Mucho más que a los hombres. Pero es que la imagen es importante, comunica muchas cosas y a veces se suele confundir ser guapa con ser fotogénica (teniendo en cuenta el maquillaje, la iluminación, etc.)", apunta Mendizábal, que reivindica la diferencia entre las periodistas y las presentadoras de programas de entretenimiento —no necesariamente periodistas— y denuncia además el fondo machista de este tipo de consideraciones.
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Y es que en la otra cara de la moneda, efectivamente, está el prejuicio que hace desconfiar de la profesionalidad de una periodista o una presentadora atractiva. Ejemplo de ello es el caso de Sara Carbonero, que "no podía ser guapa y a la vez buena reportera", recuerda y censura Altés. La periodista de Telecinco, por cierto, se solidarizó enseguida con su compañera de cadena Tania Llasera —a quien le llegaron a decir "foca, obesa, muérete" en las redes sociales— mostrando sus "imperfecciones" (una cicatriz en el brazo y manchas en la piel) en el blog que tiene en la revista Elle.
La presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Elsa González Díaz, da un paso más y sugiere que, en ocasiones, la belleza puede incluso provocar que el espectador "se pierda en la forma sin llegar al fondo" y que el mensaje se distorsione. González muestra su preocupación también por la "teatralización a la hora de dar las noticias" que acarrea, en ocasiones, el excesivo foco en la imagen personal. "Lo realmente importante es la credibilidad y la calidad profesional, que es lo que debe imponerse en último término", concluye. Mendizábal, en cambio, considera que en ningún espacio informativo televisivo, la imagen del periodista es tan espectacular como para hacer despistar al espectador.
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Por otra parte, la presidenta de la Asociación de Mujeres Periodistas de Catalunya alerta también del peligro que implican estos estereotipos cuando ya están completamente arraigados y los asumimos como normales. El post de Silvia Barba es una muestra de ello. Concretamente, dice, es un ejemplo de "violencia simbólica" en el que una mujer, sin necesidad de que nadie la obligue a ello, se convierte en "proclamadora de una doctrina que va en su contra".