Los sindicatos aceptan alargar la vida laboral sin imponer los 67 años
"Se pueden lograr los mismos efectos que busca el Gobierno sin aumentar la edad obligatoria de jubilación", aseguran
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"Es el Ejecutivo el que tiene que dar el salto". Los agentes sociales encaran la recta final de la negociación de la reforma de las pensiones con escaso optimismo. En la mesa de la negociación yacen muchas propuestas que se pueden interpretar como cesiones de los sindicatos, que sólo pueden tener una contraprestación necesaria para el pacto: que los 67 años no sean la edad obligatoria de jubilación.
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"Si eliminan esa premisa, un acuerdo es posible", aseguran varias fuentes consultadas. Para conseguirlo, los sindicatos estarían dispuestos a aceptar que la jubilación esté ligada a la duración de la carrera de cotización. Esto es, que el acceso al retiro sólo sea posible si se han superado un número mínimo de años cotizados, que por las cifras que maneja el Ejecutivo con toda probabilidad estarán por encima de los 37 años. "Se pueden lograr los mismos efectos que busca el Gobierno sin poner la edad obligatoria en los 67", asegura otra fuente. "Si el Ejecutivo quiere una jubilación flexible, que flexibilice su propuesta", apostilla otra persona conocera de las conversaciones.
Los sindicatos ocupan 85 sedes del INSS en protesta por la reforma
Para llegar a esta posibilidad se han barajado modelos como el francés, que propone que la suma de los años de vida biológica y vida laboral sean los que marquen la edad de retiro sin penalización. En la reciente reforma aprobada en Francia, los trabajadores tendrán que conseguir sumar 104 años para poder jubilarse con la prestación completa.
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La posibilidad de prolongar la vida laboral mínima para jubilarse, actualmente establecida en 30 años para el retiro de jubilación anticipada (con una fuerte penalización) y en 35 años para cobrar el 100% de la pensión, tampoco era del agrado de los sindicatos al inicio. Sin embargo, en la vía de llegar a un acuerdo, las centrales podrían entender una medida de este estilo siempre que se contemplaran medidas paliativas. Algunas emanan de las propias recomendaciones del Pacto de Toledo, como dar por cotizados los periodos de excedencia por cuidado de hijos o familiares, una medida que implica un coste para el sistema. El otro caballo de batalla es lograr que se intensifiquen los planes de empleo para mayores de 55 años.
Precisamente ayer, Gobierno, patronal y sindicatos se sentaron a discutir políticas activas de empleo. Los sindicatos, y el Pacto de Toledo, ven imprescindible mejorar la tasa de ocupación de los mayores de 55 años para que cualquier reforma de las pensiones funcione. Los planes de empleo juvenil y para mayores que se discuten están orientados a que los trabajadores puedan en la práctica tener esas largas carreras de cotización que se podrán exigir en un futuro próximo.
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Mejorar la tasa de empleo en mayores de 55 años es clave en la propuesta
Paralelamente, ayer también tuvo lugar una reunión bilateral entre patronal y sindicatos para avanzar en la reforma de la negociación colectiva. El nuevo jefe de la patronal, Juan Rosell, reconoció que en aras de hacer nuevas reformas, los empresarios están dispuestos a hacer "lo que haga falta", incluso aunque se "quemen". Aseguró que la CEOE se enfrenta a la negociación con talante "posibilista" y que no defendería un programa de máximos, entendiendo "hasta dónde podemos llegar".
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Por otro lado, miles de delegados sindicales de CCOO y UGT invadieron ayer 85 sedes del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) de toda España. Madrid hizo la ocupación más madrugadora. Poco después de las diez de la mañana, más de un centenar de personas lograba entrar en las dependencias del INSS en la calle de Serrano. Pese a que los sindicalistas habían acordado con la policía una ocupación tranquila de menos de una hora, otro centenar de delegados sindicales se quedó fuera ante el nerviosismo de los funcionarios y el personal de vigilancia por la avalancha de gente que pretendía entrar. El amplísimo hall del edificio permitió la convivencia pacífica de usuarios, trabajadores y ocupantes hasta casi las once de la mañana. De hecho, varios de los ocupantes aprovecharon la estancia para sacar número y esperar a ser atendidos para una consulta. Los encierros son las únicas protestas que los sindicatos han conservado en su campaña de protestas contra el alza de la edad de jubilación a los 67.