Este artículo se publicó hace 13 años.
Al menos siete muertos en Filipinas por una tormenta tropical
Al menos siete personas han muerto y otras dos están desaparecidas por la tormenta tropical "Ramón", que azotó ayer el centro y el sur de Filipinas y que ya se aleja por el mar de China meridional, indicaron hoy fuentes oficiales.
El último boletín del Centro Nacional de Prevención de Desastres señala que cuatro de las víctimas son menores de entre 7 y 15 años que murieron ahogados tras ser arrastrados por la corriente de un río en la ciudad de Iloilo, en el centro del país, cuando iban a la escuela.
Las otras tres víctimas son un hombre fallecido en la isla de Cebu electrocutado, un hombre de 30 años fallecido en la misma región al caer de un puente que se derrumbó por el temporal y un joven de 20 años enterrado vivo por una avalancha de tierra en la provincia de Butuan (sureste).
Otras dos personas se encuentran desaparecidas en las provincias de Iloilo y Bohol, en el centro del archipiélago.
Las fuertes lluvias han anegado varias provincias, incluidas algunas partes de la capital, Manila, que resultó afectada ayer tras un inesperado cambio de rumbo de la tormenta.
Según el Centro de Prevención de Desastres, 23.585 se vieron afectadas por el temporal, de las que 8.451 siguen en centros de evacuación.
Cerca de 10.000 personas se quedaron atrapadas en puertos de las provincias más afectadas después de que se suspendieran los servicios de transbordadores entre las islas.
"Ramón" ha azotado Filipinas cuando todavía sigue el recuento de víctimas por los tifones "Nesat" y "Nalgae", que causaron al menos 101 muertos en menos de una semana y millones de damnificados.
Los últimos datos del Centro Nacional de Desastres incluyen 27 desaparecidos y daños valorados en unos 15.000 millones de pesos (347 millones de dólares ó 254 millones de euros).
Los expertos de las agencias internacionales identifican el chabolismo como el principal factor del alto número de víctimas que causan en Filipinas los desastres naturales y que evidencian el mal estado de las infraestructuras.
La incontrolada deforestación también favorece las riadas y avalanchas de tierra que son frecuentes durante la estación lluviosa que, por lo general, comienza en mayo y concluye en noviembre.
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